Danse Avec Paula

Capítulo 2

  - 1 Corintios 15 
58 Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano
.

Capítulo 2

Su alarma empezó a sonar, tenía unos dos minutos ya sonando aunque tenía el sueño, ligero no quería levantarse, quería seguir durmiendo, sentía su cuerpo cansado aún.

Cogió uno de los trajes que estaba en su armario, entró al baño y lo cerró con cerrojo, se dio una ducha de agua caliente, se puso la ropa y Cúa do terminó de arreglarse, salió del baño.

Su esposa estaba sentada en la punta de la cama, con sus brazos cruzados y su ceño levemente fruncido.

- ¿ Por qué le pusiste cerrojo a la puerta?- pregunto, con una falsa calma, porque se notaba que estaba enojada.

El se quedó callado, y prefirió no responder lo obvio, Cogió sus cosas para salir de la habitación.

Antes de que pudiera salir ella lo agarró de su brazo, y clavó las uñas muy profunda en el, y se paró frente a él, con una cara muy enojada.

- No me gusta que no me respondas y lo sabes Deán- susurro- te he hecho una pregunta y quiero que me la respondas.

- Porque no quería que entraras al baño mientras, estuviera dándome una ducha.

Uso una fuerza mayor y se zafo del agarre de la chica, eso enfurecido mucho a la chica y el florero que estaba en la mesa de noche lo estalló con fuerza en el piso.

El por un momento quiso devolverse, para hablar con ella, pero no era la primera vez que ella hacía eso, y este era uno mas de sus episodios de ataques de ira que tenía.

Salió de sus casa, su chófer estaba esperándolo con el auto listo, se subió rápidamente en el auto luego de saludarlo, lo llevó directo a su trabajo.

Cuando entró, a su oficina su padre estaba sentado en la silla que quedaba frete a su escritorio.

No tenia ni ánimos ni ganas de discutir con su padre, lo único que hacía era criticarlo y decir todas las cosas malas que había echo.

- ¿ Que quieres Papá?- pregunto, sin rodeos.

- No puedes saludar a tu padre como corresponde.

Deán lo vio directamente a los ojos, y arqueo su ceja izquierda.

- Soy tu padre y merezco que me respetes- dijo, serio.

- ¿Qué quieres Papá?- volvió hacer la misma pregunta.

- Ayer, estaba hablando con tu esposa, y no me a dicho muchas cosas buenas sobre ti, hijo- recalcó la última palabra.

Soltó un leve suspiro ya sabía por dónde iba la conversación y no quería volver a tener esa conversación otra vez.

Estaba cansado de que Anne siempre, le contará sus problemas a su padre— ya no sabía cuántas veces, iba a decirle que no hablara con su padre de sus problemas— se pasó la mano por su rostro, de la frustración y cansancio.

- Mis problemas con Anne, son de nosotros no tuyos papá- hablo, cansado de la situación.

- Y yo como tu padre tengo que aconsejarte, y te aconsejo que arregles las cosas con tu esposa.

- Te lo vuelvo a repetir papá, mis problemas con Anne son de nosotros dos y punto.

Ignoro la presencia de su padre, y se puso a revisar los papeles que tenía en su escritorio, sin importarle la presencia de su padre.

- El día que ella esté con otra persona, no puedes quejarte- dijo su padre.

- Será un placer- dijo por lo bajo.

- ¿Qué dijiste?- pregunto su padre.

- Qué tengo mucho trabajo que hacer, y necesito estar solo, por favor- dijo haciendo un, pidiéndole discretamente que salga.

Su padre salió de la oficina, y el pudo por fin respirar en paz, se paso las manos por el pelo desarreglándoselo y soltando un suspiro.

Se puso a revisar unos papeles, escucho que alguien entró a su oficina, ya sabía que era su secretaria.

- Señor Fave, la señorita que tenía cita con usted, ya llego- dijo.

El levantó la vista de sus papales, los organizó y los puso a un lado, y sacó un folder amarillo donde tenía toda la información de la chica.

Había aceptado el caso, porque se sentía muy identificado con la chica, y aunque la chica no tenía con que pagar un buen abogado el accedió a defenderla— porque tenía la valentía que el no tenía— salió de sus pensamientos cuando la chica entró.

Es una asiática, de pelo largo y cara de niña aun, que había pasado por tanto, y estaba luchando por salir de un matrimonio abusivo.

- Buenos días, señor Fave- saludo la chica.

- Buenos días, señorita Brigitte Bisset- saludo- tome asiento pidió.

La chica tomó asiento y puso de lado la cartera que traía en el hombro, se recogió el pelo que parecía que le molestaba, siempre pasaba eso cada vez que venía, se recogía el pelo como si le molestara.

- Siento eso, es que me molesta a veces- dijo apenada.

- No pasa nada.

- ¿ Leyó los papeles que le había dejado?- pregunto.

- Si, es bueno que fueras al psicólogo hacerte un examen psicológico, así nos vamos adelantando en el caso.

- Tal vez suene apresurado señor, pero de mi marido solo quiero el divorcio, no quiera nada mas de él, ni dinero, ni nada, solo quiero divorciarme de él.

- Te entiendo y vamos a luchar, hasta ganar, para que puedas divorciarte.

Siguieron hablando del tema del divorcio de la chica, y llegaron a varios a cuerdos y le explicó las cosas que podían llegar a pasar el día de su divorcio.

El día había pasado rápido, duro todo el día en su trabajo, ya para cuando salió de su oficina eran pasadas de las ocho de la noche, le había dicho a su chófer que se fuera para que no llegara tarde a su hogar.

Todo el camino a su casa fue caminando, viendo y viviendo lo hermoso de París, el París hermoso del que todos hablaban y el que todos admiraban, incluso el París que le encantaba a su madre.

Cuando iba por el Notre Dame, el lugar donde había conocido a la hermosa pelirroja, esa que había cautivado a todos cuando estaba bailando en la Opera de París.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.