Danse Avec Paula

Capítulo 3

La chica estaba recogiendo todo el desorden que había en su departamento, fregó los platos que estaban sucios, limpio el piso, sacó la basura y todas las cosas que tenía que hacer en su departamento.

La chica se había pasado toda la tarde y mañana haciendo los deberes de la casa, cuando terminó, se puso ropa deportiva se recogió el pelo, y salió hacer ejercicio.

Ya no sabía cuantas veces había corrido, pero ya su cuerpo no lo soportaba, estaba muy cansado.

Se sentó en una banca, para descansar unos minutos. Volvió a su departamento muerta del cansancio.

Se acostó unos minutos en la cama sin ni siquiera bañarse, y Cogió su móvil y estaba viendo cosas sin sentidos luego de un rato, entró al baño.

- Que bueno es darse una ducha-murmuró.

Ya cambiada salió a dar una vuelta para despejar la mente, llegó a ese lugar de París que la había enamorado desde que llegó, y que le encantaba y que algún día esperaba disfrutar de él.

Sintió la presencia de alguien a sus espaldas, y a sus fosas nasales llegó ese olor tan varonil que ya conocía.

- Bonjour belle miss- saludo con su hermoso acento francés.

- Bonjour M. Fave- saludo sin haberse volteado.

Y hay estaba el con esa mirada tan fría y triste que te hacía querer saber que sentía dentro de sí, pero en realidad lo que ella podía ver era a alguien perdido buscando su lugar, como casi todo el mundo.

- No espere verte en este lugar otra vez- dijo.

- Pues así es la vida, yo también, nunca espere verte en este lugar otra vez- dijo la chica.

- ¿Quieres caminar un poco por el lugar?- pregunto el.

La chico no esperaba esa pregunta. El por un momento pensó que la había incomodado y que no iba aceptar su propuesta.

- Claro, me agrada la idea- dijo la chica decidida.

El chico pudo volver a respirar otra vez, ya que por un momento pensó que la chica no aceptaría su propuesta.

Por unos minutos estuvieron en un silencio, era relajado y tranquilo pero no incómodo, ninguno sabía por dónde empezar, al chico siempre le pasa eso, que nunca sabe por dónde empezar una conversación.

- ¿ Y que trabajas?- le pregunto al chico, aunque ya sabía.

- Soy abogado- dijo- y tengo un bufete- dijo orgulloso.

- Oh, de seguro ya has ganado muchos casos.

El chico sintió felicidad porque por un momento, sintió que alguien estaba interesado en preguntarle sobre algo que le apasiona.

- Bueno sí, no te voy a decir que no- dijo, pensativo- me gusta trabajar con personas que sean responsables y que sea por su bien, si voy a ganar un caso.

La chica escucho atentamente las cosas con respecto a su trabajo que el estaba diciendo se escuchaba tan emocionado que no quería interrumpir lo porque ya conocía esa sensación de que alguien te escuché Atentamente cuando estás diciendo algo que te apasiona.

- ¿ Y cómo supiste que te gustaba el ballet?- pregunto interesado.

- Es desde pequeña siempre me ha gustado el ballet- murmuró- incluso cuando estuve ciega, quería ser bailarina de ballet.

El chico se sorprendió al escuchar que ella era ciega cuando era pequeña, nunca se había imaginado, esa parte de su pasado.

- Has quedado sorprendido- murmuró sonriendo- las personas también se sorprende cuando digo eso.

- Nunca me lo había imaginado- sin haber salido de su asombro.

- En realidad nací ciega, y luego de muchas operaciones y lágrimas, oraciones y pidiéndole a Dios para que me ayudara, pude ver- dijo pensativa- pero en un momento con más tiempo te la voy a contar con profundidad.

Siguieron caminando en silencio, hasta que la chica se paro frente a un departamento.

- Ya he llegado a mi departamento- murmuró sonriendo- gracias por la caminata, fue muy agradable.

- No fue nada, gracias a ti por la buena charla- dijo sonriendo- por favor cuando llegues a tu departamento, suéltate el pelo.

Las mejillas de la chica se tiñeron de rojo y no sabía porque, si el no había dicho un comentario fuera de lugar.

- Lo tendré en cuenta, gracias- murmuró la chica con las manos en los bolsillo- pasa buenas noches.

- Igual tu, buenas noches- murmuró viéndola alejar.

La chica se paro en medio de la calle como si algo se le olvido decirle, le sonrió con esa sonrisa angelical que tenía.

- ¡ Dios bendiga!- hablo muy fuerte para que el la escuchara.

Se dio la vuelta y entró en su departamento. El se quedó sonriendo, y aunque había escuchado esa frase, no se acordaba donde, y tampoco sabía que significa.

 

Terminó de llegar a su casa luego de unos minutos, de estar caminando, su trabajo quedaba muy lejos de su casa, y duraba mucho tiempo en llegar a casa.

Todas las luces estaban apagadas y no vio rastro de su esposa por la sala de la casa, fue a la cocina para ver si había algo de cenar pero nada, eso no le sorprendió era de costumbre que su esposa le dijera a la chica del servicio que si el no llegaba temprano que no le guardará cena.

Se preparo un emparedado de jamón y queso, con un sumo de naranja natural, para cenar.

Entró en la había sin tocar, y vio a su esposa sentada en la cama con su teléfono en la mano, hablando con Dios sabe quien.

- ¿ Donde estabas?- pregunto cuando noto su presencia- has llegado más tarde que siempre.

- Me entretuve con algo en el camino- dijo restándole importancia.

El cuerpo de la chica sintió que la furia subía y baja, por la respuesta que el le había dado a su respuesta.

- Deán puedes prestarle atención a lo que digo- dijo enojada.

- No tengo ganas de discutir, por favor- dijo sin interés.

A la chica la estaba molestando más su falta de interés, siempre era lo mismo.

- ¡ Deán!- dijo la chica exaltada.

- Entiende que no quiero hablar Anne- dijo- no quiero discutir.

La chica le dio un fuerte golpe en la mejilla que iba a durar días hay.




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