Danse Avec Paula

Capítulo 4

- Gálatas 5

22 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,

23 mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.

La chica no había parado de recibir llamadas de agencias qué querían firmar contratos con ella para que ella danzara en sus obras. 

Eso la ponía contenta, porque eso significaba que las veces que oro, leyó la biblia e hizo ayunos para que Dios la ayudara a cumplir sus sueños, habían dado frutos. 

La chica acababa de salir de la iglesia donde había dejado la ofrenda de la semana, era algo que sus padres le habían dicho que tenía que llevar la ofrenda a la iglesia. 

La chica iba caminando por las calles de París, distraídamente pensando en todas las cosas que le habían pasado, pensando en la cosas buenas que Dios le había dado a ella y a su familia, y siempre iba a estar agradecía con Dios por eso. 

La chica sintió como había chocado con alguien cuando iba caminando, iba tan distraída, y con la cabeza baja que ni siquiera al camino le estaba prestando atención. 

Y ahí estaba el parado el francés misterioso, que ya había visto dos veces en esa semana. 

- Hola- saludo el hombre. 

La chica se fijo que tenía un moratón en su mejilla, se veía que era un golpe muy fuerte. 

- Hola- saludo la chica-¿Qué te a pasado en la mejilla?- pregunto sin mas. 

El por unos minutos desvío la mira de la chica, y luego volvió a mirarla, pero no mantenía la mirada mas que unos segundos. 

- Nada… me di un golpe… con la puerta- dijo. 

La chica se dio cuenta que estaba mintiendo por cómo su lenguaje corporal lo delataba. 

- Ah ¿y como estas?- pregunto para cambiar de tema?

- Bien ¿y usted?- pregunto 

- Muy bien gracias a Dios. 

- ¿Podemos ir caminando, mientras hablando?- pregunto. 

La chica lo pensó por unos minutos, y pudo notar que no faltaba mucho para llegar a su departamento. 

- Si, por su puesto. 

Fueron el resto del camino hablando, conociéndose mejor, hablando de sus trabajos y muchos cosas relacionadas con su vida. 

La chica se paro frente a unos departamentos que habían, le regalo una sonrisa al hombre. 

- Hasta aquí hemos llegado- murmuró la chica. 

- Si- murmuró a duras penas- nos vemos. 

- Buenas noches, Dios te bendiga- murmuró la chica. 

El ceño del hombre se frunció levemente por la palabra que nunca había escuchado y no sabía significado. 

- ¿Qué significa esa palabra?- pregunto. 

La chica no se sorprendió porque ya habían personas que no sabían su significado, y ella por otra parte estaba buscando las palabras adecuadas para poder explicarse. 

- Esas palabras te desean bendición, y cosas buenas para ti- murmuró la chica. 

- Pues Dios te bendiga- murmuró con una sonrisa. 

La chica le regalo una sonrisa antes de irse hacia su departamento, el espero que la chica entrará para después el irse. 

Y aunque  ya eran un poco bastante tarde decidió quedarse un rato más por las calles de París.

 

Llego a su casa y cerro la puerta tras el, las luces estaban encendidas, ya sabía que su esposa estaba despierta. 

Entró en la cocina, y así era su esposa estaba despierta, y tomando ya llevaba dos botellas de alcohol. 

- Ya llegaste- murmuró- mira que bien. 

- Deja de tomar ya- dijo tratando de quitarle la botella. 

- No, esto me hace feliz y quiero seguir tomando- murmuró, dándole un trago a la botella. 

- Te dije que no, eso no es bueno- dijo tratando de quitar esa botella. 

En el forcejeo que ambos tenían por la botella, la botella se estalló muy fuerte contra el piso. 

- Miró lo que has hecho- dijo como una histérica. 

La chica le dio una fuerte golpe en la cara que le volteo el rostro. 

- Dios Deán tu haces que me salga de mis casillas- murmuró- déjame en paz, déjame respirar- dijo. 

La chica parece que le estaba dando un ataque, se estaba agarrando en el pelo muy fuerte, mientras se mecía en el piso susurrando palabras. 

- Vamos respira, cuenta del uno al diez conmigo- susurro de cuchillas al lado de ella. 

La chica seguía meciéndose en el piso, mientras contaban al mismo tiempo. 

- Vamos tranquilizante, cuenta conmigo- murmuró. 

- No me dejes sola por favor- pidió entre llantos. 

- No te voy a dejar sola, vamos a la habitación. 

La cargo y la llevo hasta la habitación, la acostó y la dejo en la cama. 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.