Dara: La MÚsica Del Demonio

▣ Episodio 47: CAPÍTULO IV. EL DEVORADOR DE ALMAS

“Es necesario aprender a estar en un estado de total vulnerabilidad, de indefensión. Aunque la mayoría de las personas simplemente no puede soportarlo...”

Víctor Sabio

Comprender su propia naturaleza es la tarea más importante para cualquier ser consciente de sí mismo. Nadie conoce su esencia desde el principio, ni la lleva consigo en el Lado Luminoso. Todo conocimiento oculto se encuentra en el lado oscuro del ser. Y este es el camino ante ti: de la luz a la oscuridad. No al revés, como suele creer el humano nacido en carne.

Al conocer tu naturaleza, obtienes el tesoro más valioso. El oro sagrado del conocimiento de tu Propósito.

Óscar

***

▣ DE TOMÁS ▣

Algunas partes de esta ciudad me fascinan. La arquitectura elaborada de siglos pasados; los estrechos y tranquilos callejones entre amplias calles ruidosas, atestadas de automóviles; puertas discretas que conducen a lugares inusuales...

Paseé un rato por el centro de la ciudad. No vengo aquí muy a menudo, si lo pienso bien. Llevaba una gorra y gafas de sol negras, pero aun así noté algunas miradas curiosas. En media hora visité tres cafeterías para evaluar el nivel del café local. Ninguna me satisfizo. Quizás debería abrir mi propio establecimiento. Invitaría a mis amigos, beberíamos un café de verdad, discutiríamos planes de vida y proyectos. Nos ayudaríamos mutuamente...

Sentado en un banco del parque con un vaso de café de cartón en la mano, de repente me di cuenta de que no tenía verdaderos amigos. Sí, tengo colegas, un sinfín de personas que están felices de 'ser amigos' por mi fama, pero una compañía unida por ideas o recuerdos compartidos... eso no. Tal vez sea hora de ocuparme de eso. De crear un círculo así.

Tomás, ¿acaso estos deseos son señales de envejecimiento? Esa sensación de que te estás agotando en este mundo. Más tarde o más temprano.

Me puse de pie y seguí caminando. Era hora de cambiar.

Una de esas puertas extrañas en la calle llevaba al teatro. O mejor dicho, a la escuela de teatro 'Figurante'. Entré en un pasillo largo y oscuro. Mis pasos resonaban con un eco inquietante. Desde el fondo del pasillo, se escuchaban gritos. Pero no me alarmé, nadie estaba siendo asesinado. Solo era un ensayo. Una sonrisa apareció en mi rostro.

Caminaba hacia la luz. Sabía que al final de ese pasillo oscuro encontraría a otras personas y mi juego favorito: la actuación.

En la sala de los espejos había unas treinta personas. Todas rodeaban a alguien en el centro.

— ...ardía de amor por el Altísimo. Ardía como una antorcha. Y por ello fui desgarrada por sus enemigos. Destruida y pisoteada ante los ojos del pueblo. ¡Nombrada ramera!

En el centro del círculo estaba una joven. Recitaba el monólogo con los brazos extendidos, y lágrimas corrían por sus mejillas. Logré pasar desapercibido. Así que me quedé cerca de la puerta y escuché.

La chica lanzó un grito desesperado y cayó al suelo. Y de repente, una voz atronadora resonó en la sala. Era la voz de Víctor Sabio, aunque al principio no lo reconocí.




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