▣ DE TOMÁS ▣
— Tomás, necesito hablar contigo.
Su aspecto era inquietante: ojeras profundas, cabello despeinado y, sobre todo, la mirada—ojos desorbitados, como los de una lunática. Me detuve a unos metros de ella.
—Te escucho, Dara.
Por suerte, en ese momento no vi en ella lo mismo que la última vez. Aquella criatura que me habló con una voz inhumana.
"Tomás, pronto llegará tu turno. Estás tan cerca..."
¿El Devorador de Almas?
—Me está pasando algo... antinatural. Hay algo dentro de mí, algo ajeno.
—Cuéntame. ¿Qué es exactamente?
—Al principio era otra alma. Me contó su historia, me mostró su... casa. Hablé con él. Pero luego todo cambió. Apareció algo más, algo diferente.
—¿Como una bestia? —pregunté con un tono gélido.
No te acerques. No des un paso más. Dara avanzó, pero al ver mi expresión tensa, se detuvo.
—Sí. Como una bestia... Algo mucho más grande que yo. Más grande que un ser humano. Y está dentro de mí, ¿entiendes?
—¿Dónde más podría estar? Es el único lugar donde puede estar...
—Tomás, ¿cómo puedo librarme de él?
—¿Qué te ha dado?
—¿Qué?
—No vino con las manos vacías. ¿Qué te ofreció a cambio?
Ella se quedó en silencio.
Llegará el día en que algo vendrá a ti. Te ofrecerá un gran talento. Tal vez dinero. Tal vez éxito y fama. Pero a cambio no querrá tu alma. No es tan sencillo. Querrá un juego en el que la apuesta será tu alma. Entrarás en un juego cuyas reglas no conoces. Porque un gran don viene de fuerzas grandes. Y lo que ellas quieren... es incomprensible para los humanos.
—Música. Compuse una música excepcional que a todos les encantó. La escuchaste tú mismo. Estuviste allí.
Asentí.
—Renuncia a eso.
—¿Qué? ¿Estás bromeando? —alzó los puños. —¿Me estás jodiendo? Sacrifiqué todo por esto. Al fin me está funcionando. Estoy en el proyecto. Me dieron un adelanto.
—Entonces aprende a lidiar con ello, niña. Aprende a dominar a tus demonios, ¿te queda claro? —le escupí furioso, pero ella avanzó otro paso.
—Tú me metiste en esto. Sabes algo sobre todo esto.
—Basta. Se acabó la conversación.
Me dirigí a la entrada de la productora, pero en ese instante Dara saltó hacia mí. Me tomó por sorpresa y agarró mi brazo. Algo invisible sacudió mi cuerpo. Me congelé y la miré a los ojos. Lo que vi fue desesperación. Un simple y puro desamparo humano. Por alguna razón, su expresión me hizo entender que ella también había sentido esa sacudida.
—Tomás, ayúdame. Esto es una locura...
—Te advertí. Ahora cada quien por su lado.
Romper todos los lazos con ella.
—No. Tenemos que ayudarnos. Uno solo no puede ganar la batalla.
¿Y cómo lo imaginas? ¿Quieres que te cuide?
—Busca un terapeuta.
—Ya veo... —su rostro se oscureció y retrocedió, secándose las lágrimas. —Vete. Así es como enfrentas los problemas en tu vida. "Yo no tengo nada que ver..."
—Niña, ¿qué sabes tú de problemas en la vida? —le rugí, echando un vistazo alrededor, temiendo que alguien nos estuviera viendo. —Subí desde lo más bajo hasta la cima. Recorrí un camino que ni en sueños podrías imaginar. Y tú... ¡te atreves a culparme! ¡Idiota!
Era momento de terminar esto. Seguí adelante.
—Haz el trabajo por el que te contrataron. Ahí tienes la respuesta.
Dentro de la productora, todos seguían adorándome. La secretaria corrió a preguntarme si necesitaba algo, y decidí aprovechar su ofrecimiento.
—Un espresso macchiato. ¿Dónde está Néstor? Nuestro director.
—Eh... Ahora averiguo —dijo, apresurándose a llamar a alguien.
—Voy a estar en la primera sala de espera —le indicé con un gesto.
Necesitaba esconderme de Dara. Minutos después, ya tenía mi café y, acompañado por una atractiva asistente, me dirigí a ver a Néstor.
—Tomás, buenos días. ¿Cómo estás?
En su oficina estaba él y un camarógrafo que ya conocía. Parecía que estaban trabajando en el storyboard.
—Bien, excelente —le estreché la mano a ambos. —¿Y ustedes?
—Planeando escenas. Todo marcha bien.
—¿Hoy haremos ensayo? Quiero mostrarte algo.
—¿A qué te refieres?
—He trabajado mi papel con un maestro de renombre. Tengo buenos resultados.
—Eso es excelente. Sabes que tu personaje es el eje de la película. Todo se sostiene sobre ti... o no se sostiene en absoluto.
—Lo sé. Va a superar tus expectativas. ¿A qué hora?
—Dame una hora. Ahora estamos organizando todo... Por cierto, ¿quieres escuchar las pistas que hemos grabado? Dara debería estar por llegar.
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Editado: 20.05.2025