Dareph

Capítulo 31.-

El ruido de las alertas al ser invadido Celesty, la daga que sentía clavada en el pecho ante la ausencia de su compañero y los constantes ataques recibidos del consejo para echarle la culpa de cosas estúpidamente absurdas, lo tenían al punto de un colapso de locura. Sentía que no podía respirar con normalidad, al hallarse en toneladas de agua, que significaba la frustración de no poder encontrar a su hermano del alma. Todo, absolutamente todo le estaba rebasando, pero eso no impedía que algo tuviera seguro: que Seph estaba vivo. 

Él sabría de no ser así. 

Él confiaba que sería capaz de sentirlo y que el destino los haría estar donde el otro cayera. Nunca les daría un final separado, porque sus almas estaban unidas y no podían terminar como todos murmuraban y cotilleaban. No, Seph seguía vivo. 

Seguía vivo y él lo iba a encontrar. 

Detuvo sus pasos en el corredor abierto del palacio que conducía a la parte del jardín delantero. Observando el lío que ya se desarrollaba a su alrededor. La noche era tan oscura, que no le permitía ver más allá de lo presente, impidiéndole descubrir lo que se ocultaba y había hecho saltar las alarmas. Para rematar, tan irónico el hecho de que además de las antorchas de las Torres, lo único que iluminaba era la luz de la luna. Como si fuese una burla, el recordar que la guardiana había desaparecido de la vista, como sí los hubiese dejado desprotegidos.

Algo que lo hizo negar, mientras tomaba bocanadas de aire y como sí la burla no hubiese sido suficiente, una nube se apartó y la luz le iluminó el rostro como sí se tratara de una caricia deliberada. Obligándolo a sumergirse en un recuerdo que le invadió la mente. 

Tres años atrás. 

Si alguien se atrevía a asomar la cabeza para echar un vistazo a las caballerizas, de poner atención vería al fondo dos pares de pies que se movían. Siendo ocultos los cuerpos de sus dueños, por varios pilares de paja y los barriles de contenido inservible que habían sido escondidos, o mejor dicho, desechados en dicho lugar.

Incluso de permitir que el sentido auditivo se activará, también sería perceptible el sonido de una coqueta risa y el murmullo de palabras que la provocan. Ambientando el escenario dos protagonistas, que sobre una gruesa manta se encontraban acostados; pasando un momento clandestino al estar saltando entrenamientos. Claro, entrenamientos con sus superiores, ya que en su mente habían tenido la idea de practicar un poco. 

—Veamos, hazlo de nuevo —Daren insistió, quién acostado de lado, mientras se apoyaba sobre el codo, observaba a Yue intentar hacer un poco de magia. Ella, con el ceño fruncido miraba hacia el techo de madera que representaba el cobertizo, antes de cerrar los ojos y el castaño solo ser espectador y cómo bajo sus párpados movía los ojos al intentar encontrar lo que buscaba. 

Un bufido se hizo presente y enseguida, la chica llevó las manos hacia arriba antes de con estas cubrirse los ojos. 

—¡No puedo! ¡Soy simplemente un escudo y la guardiana de la luna, pero no sirvo para más! —Cada palabra rebosaba frustración y molestia, también un rastro de decepción.

—Oye —Daren con cuidado y más mimo del que podría mostrar en los entrenamientos le tomó una de las manos para apartarlas de su rostro, seguido de hacer lo mismo con la otra para liberarla completamente —, ¿te escuchas? ¿Solo un simple escudo y guardiana? —Aunque la pregunta de Daren estaba expuesta y la chica ya entendía a dónde iba la conversación, le fue inevitable sacar el labio inferior en una especie de puchero que a Daren le arrancó una sonrisa. No obstante, de inmediato volvió a su semblante serio. —Sabes que sin ti estaríamos perdidos. Celesty necesita tu soporte y control o todo se iría al carajo. No eres simplemente, eres todo, Yue. Te necesitamos como nuestra protección y guardiana de la magia más poderosa que tenemos. Intentar encontrar más habilidades es solo algo que no te debieron dar, porque sabemos que tu papel es fundamental para todos nosotros y fue innecesario. No quiero que te presiones así —el tono de voz le fue disminuyendo y también, se le fue tornando cariñosa e íntima. 

Logrando su cometido, ya que la chica con atención absoluta en su acompañante, de a poco fue sonriendo y terminó por refugiarse en el pecho del contrario al abrazarlo. Logrando que Daren envolviera el brazo en su cintura y sin hablar, le diera la calma que ella necesitaba en aquel momento. 

Fueron segundos o minutos en los que estuvieron abrazados, escuchando solo el ritmo de su respiración. Hasta que se hizo presente una nueva pregunta. 

—¿Confías en mí? —Yue fue la protagonista, preguntando al apartar el rostro del pecho de Daren y así poder mirarlo. 

Daren no respondió de inmediato, sino que inclinándose le tocó los labios en un breve beso y asintió. 

—Lo hago —respondió al fin, provocando en la contraria una amplia sonrisa. Para él la confianza era muy importante, ligada siempre con la lealtad y compromiso. Era muy difícil poder confiar en alguien y en ese momento solo podía decir que confiaba ciegamente en dos personas y una era la chica a quien tenía en brazos. 

—Siempre te voy a proteger. No dejaré que te pase algo malo —respondió Yue, mientras alzando la mano le acariciaba la mejilla. —Soy bastante poderosa. 

—Lo sé —fue todo lo que Daren pudo añadir, ya que pudo observar cómo la sonrisa de Yue cambió y eso le hizo saber lo que venía enseguida. 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.