Dareph

Capítulo 43.-

Akhiel entró al salón dónde la celebración se estaba llevando a cabo, sabía que el día de luz era importante para los ángeles, sin embargo, por primera vez, en la historia del mundo celestial, un guerrero sería nombrado príncipe de la luna, aunque de algún modo esperaba no encontrarse con Daren. 

No estaba de muy buen humor como para tener una discusión con él. 

Además no lo había perdonado por lo que hizo en Celesty antes de que Seph hiciera su entrada teatral. Quería tener el mínimo contacto con Daren lo mejor posible, de lo contrario lo iba a golpear hasta cansarse. 

Cuando estuvo a punto de llevarse a la boca el ron que tenía en la mano, una alarma silenciosa lo hizo tirar el tarro en la mesa. Maldijo por lo bajo antes de ponerse de pie. 

Un ligero tintineo parecido a las cadenas, se hizo presente entre la multitud, sin embargo, solo los que pertenecían al consejo y algunos guardianes podían ser capaces de escuchar. 

—Un intruso ha entrado al palacio —dijo uno de los guardianes, mirando con desagrado a los miembros del escuadrón que estaban ahí, sin prestarles atención. —De no ser por ustedes estoy seguro de que nuestras vidas no estarían corriendo peligro. 

Akhiel no pudo evitar soltar una risita amarga. 

—Hablo quién desde que inició la guerra contra los espectros se rindió, por temor a la oscuridad. 

—Eso no es lo que pasó —musitó el guardián. 

—¿Ah, no? —Akhiel estaba ansioso por saber su respuesta, pero el llamado a la batalla era más fuerte. Ya había llegado a la puerta principal. Estaba listo para irse y obedecer las órdenes de Azariel. —Ustedes los guardianes, dejaron de proteger el portal desde hace años, dejando a los mortales a su suerte —explicó. —En cambió, nosotros los guerreros, nos hemos arriesgado por salvar cada una de sus vidas y también la de ellos —. No estaba dispuesto a seguir escuchando tonterías. —Es irónico que digas que es nuestra culpa que el mundo se este yendo al carajo, cuando la responsabilidad de proteger siempre ha sido la de ustedes. Nuestro deber es destruir la maldad y la de ustedes cuidar cada movimiento, cada criatura que entra y sale de ese maldito portal —. Y sin decir más, salió del lugar, preparado para lo que estuviera a punto de encontrarse en palacio. 

Dispuesto a matar aquello que se pusiera en su camino. 

El sonido de las campanas era más fuerte conforme se acercaba a la enfermería, lo que lo hizo fruncir el ceño. 

Tal vez, Azariel o el mismo comandante estaban delirando por haber estado bebiendo demasiado y necesitaban que un ángel estuviera presente. En su lecho de muerte. Escuchando sus últimas palabras. 

Cuando abrió la puerta, esperaba no ser condenado por nadie en cuanto pusiera un pie en ese lugar, pero lo único que encontró fue a Calem colocando una venda en la cabeza de Irina, quién hizo una mueca de dolor cuando el ángel de las pesadillas le ajustó un poco el vendaje. 

En ese instante, Akhiel entendió que su llamado no era para luchar, sino para cuidar de Irina y de quién yacía sobre la cama más cercana. 

Por muy fácil que fuera acabar con la vida de Seph, no quería ser condenado por el ya elegido por la luna. Un chico cuyo don nunca existió, hasta hace poco. 

Un guerrero cuyas habilidades sobresalen de lo antinatural, que a pesar de ser un ángel también lleva sangre mortal. 

Nacido de una mujer humana, cuyo fuerte era la protección de los ángeles, quién luchó y murió por lo que más amaba. 

—Irina, ¿te encuentras bien? —preguntó Akhiel al ver a la castaña y al ángel de las pesadillas, que ahora estaba colocando una venda improvisada en uno de los brazos de la chica. 

—Dile a mi padre que estoy bien —mencionó Irina con fastidio al ver al pelinegro. —No tiene porqué mandar a un guardaespaldas. Sé cuidarme sola. 

Akhiel arqueó una ceja ante sus palabras. 

—Claro… —Rodó los ojos antes de ver a Seph. 

—Es hija de un superior, Akhiel —esta vez fue Calem quién habló y obligó al pelinegro a mirarlo. —No subestimes lo que ella puede ser capaz de hacer con o sin tu ayuda. 

—No digo que no —Akhiel casi sonrió. —Pero estando cerca de Daren, todo se puede esperar, como por ejemplo meterse en problemas —se encogió de hombros. 

Irina no supo cómo tomar esas palabras, sí como una terrible ofensa o algo más, sin embargo, su mejor opción fue ignorarlo. Había estado muy agradecida con él por alejarla de Celesty cuando se lo pidió. Ese día cuando las cosas con Daren se habían complicado debido a Yue, pero ahora, todo había cambiado. 

De ahora en adelante, nadie la iba a separar del guerrero. 

Además que Daren jamás lo iba a permitir y sí Akhiel creía que todo aquello era una debilidad estaba muy equivocado. 

Cuando nadie le prestó atención a lo que decía, se cabreaba y en ocasiones eso hacía que se marchará. 

Irina a pesar de que se sentía muy agobiada, estaba feliz de que Adhrael no hubiera podido lastimar a Seph, le había salvado la vida de ser asesinado por alguien que llevaba su misma sangre. 

Se suponía que los hermanos estaban ahí para protegerse el uno al otro y no para destruirse, sin embargo, la desdicha siempre lleva a más de uno a la perdición. 




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