Dareph

Capítulo 55.-

Un par de horas antes. 

En el pasado, Nithael podía ser capaz de luchar contra más de cinco demonios al mismo tiempo, a pesar de ser solo un guardián en la Corte Del Cielo. Era un ser con pocas habilidades celestiales, ya que se decía que sólo los ángeles de alto rango podían enfrentarse a ellos. Lo que no sabían era que Nithael siempre lograba lo que se proponía, sí tenía que ir en contra de sus hermanos para mantener a los mortales a salvo, lo haría sin ningún problema. 

Pero esa facilidad que tenían los demonios para corromper la mente humana casi lo llevó a la ruina en más de una ocasión y de algún modo u otro salía ileso de ese maldito caos. 

Una lucha interminable entre el bien y el mal. 

El ex líder del consejo frunció el ceño cuando el rugir de un animal salvaje lo hizo estremecer. 

Miró a su alrededor con atención, cada rincón del ese lugar, deseando no encontrar al enemigo cerca, ya que no tendría suficiente poder para poderlo derrotar y así fue, lo único que pudo ver más allá fueron las copas de los árboles siendo azotadas por el frío viento, mientras que el susurro de las bestias nocturnas le indicó que sería cuestión de tiempo para que las criaturas de la oscuridad salieran de su escondite, tal cual lo haría un terrible depredador. 

Dejó salir un suspiro de alivio al no ver a ningún espectro rondando por la zona. 

Sin embargo, al girar sobre sus talones se dio cuenta de su grave error, uno de los guerreros que lo había estado siguiendo por órdenes de Zadkiel, porque según él era bueno en las batallas, yacía muerto. Tenía la garganta desgarrada. Y a su compañero le sobresalía un par de garras del pecho. 

Ni siquiera le dio tiempo de blandir su espada. 

Lo único que salió de él fue un gritó ahogado antes de desfallecer. 

Esa acción fue suficiente para tener en claro lo que ya sabía, a donde sea que fuera, la paz nunca iba a ser capaz de reinar debido a la oscuridad. Los espectros siempre tenían esa tonta manía de destruir todo aquello que estuviera a su alrededor. Convirtiendo a los humanos en marionetas y la vida en una ilusión. 

A pesar de que a la mayoría de las criaturas de la oscuridad no les gustaba la luz del sol, se mantenían activas, alertas, escondidas en el bosque esperando con ansias a su próxima víctima. 

Los ligeros rayos de luna hicieron brillar los ojos de Nithael, tan azules y claros como el mismo mar. Tan misteriosos y reveladores que, incluso la penumbra podría ser capaz de mirar a través de ellos y encontrar aquella alma suya. Rota y marchita, como el mismo dolor que oculta. 

Esa que quedó sumida en la pérdida cuando los espectros sin piedad le arrebataron lo que más amaba. 

Dio un par de pasos hacía atrás cuando el espectro se dejó ir contra él y al mismo tiempo, teniendo cuidado de no caer, las raíces de los árboles se volvían una trampa cuando no se ponía la más mínima atención. 

Al caer la noche, el bosque y su alrededor se convertía en una trampa mortal para quién tenía el valor de poner un pie afuera de palacio. 

Un simple paseo nocturno no era más que una muerte destinada. 

Nithael evitó a toda costa mirar los ojos de esa criatura, pero le fue imposible no hacerlo. 

Esos cuencos vacíos que de alguna manera le podían ocasionar un terrible escalofrío, el cual siempre recorría su espina dorsal, algo que creía una señal. 

Una advertencia. 

Nithael hizo girar su espada, un movimiento astuto y precavido que mantenía al espectro alejado de él, a pesar de que estaba cansado era capaz de mantener la vista fija en la criatura. Estaba listo para darle el golpe final, pero cuando estuvo a punto de acercarse al enemigo sintió una ligera ráfaga de viento cerca de su mejilla, lo que lo obligó a hacerse a un lado. 

Otro espectro. 

Se agachó justo a tiempo antes de que sus garras pudieran desfigurar su cara. 

—Maldito —dijo cuando una pequeña línea de sangre caía por su rostro. 

Algunos de los ángeles que se encontraban ahí solo se quedaron quietos, observando la escena. Un poco más y Nithael se hubiese convertido en una criatura de la oscuridad. Un espectro aterrador y sin temor a nada. 

Nithael pateó a uno de los espectros en el estómago, mientras que el otro aprovechó la oportunidad para atacar por la espalda, estuvo a nada de que sus garras lo partieran a la mitad, cosa que ya se les hacía costumbre a esas criaturas del mal. 

Cuando Nithael giró sobre sí mismo, bloqueó el ataque con un estilo diferente. 

Uno presumido que lo hizo sonreír como un tonte, hasta que los mismo guerreros tuvieron que parpadear un par de veces al ver aquel movimiento del superior, Daren solo dejó salir un: Bah. 

—Basta de juegos —soltó Nithael antes de enterrar su espada en el abdomen del espectro, luego la retorció de una manera tan brutal que el espectro chilló antes de morir. 

El espectro se desvaneció en el aire, lo que hizo que Nithael dejará salir un suspiro de alivio. 

Ya había terminado todo.




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