Luna
“No creas que el mundo gira a tu alrededor, aprende tú a girar con el mundo.”
-Persona desconocida
Doy vueltas y vueltas por todas las habitaciones, entro en cada una de ellas pero ninguna encuentro lo que busco. Siento que busco algo, que pueda ayudarme. Pero me encuentro hipnotizada como cuando sirena me llama. Molesta bajos las escaleras antes de detenerme en la sala donde se encuentras todos, excepto Nathan, Rous, Star y Hero.
— Es un peligro.—escucho como Carly le dice a Lara, está asiente distraída antes de volver a mirar a las escaleras. Como si pudiera verme pero no lo hace, ya que se levanta donde se encuentra volviendo a mirar a Carly.
— Si no hacemos algo, creo que ella nos terminara matando a todos.—le responde en susurro con miedo.
Prefiero ignorarla, y me dirijo a la cocina encontrándome a Nathan en ella dándome la espalda y solo mira la ventana donde las cortinas se mantiene advierta y creo que solo observa el exterior, por lo que voy al sótano bajando las escaleras tenebrosa.
<<¿Ya dije antes que odiaba lo sótanos?>>
Porque lo odio, no sabemos en qué momento va a salir algo de la oscuridad. Y va a atraparme, siempre he creído que en la oscuridad permanecen las creaturas más espeluznante y tenebrosa que puedan llevarse a un humano al inframundo o llevarse su alma.
La oscuridad nunca ha sido mi fuerte, y odio los sótanos porque he visto demasiadas películas para entender que nunca debes bajar a ellos. Y más sola.
Con calma bajo la escalera oscura, pero me detengo a la mitad de ella inconscienteme muevo mis manos en medio de la oscuridad produciendo una pequeña luz que alumbra el camino.
—¡Que fino! Nunca creí que podía hacer esto. —digo feliz al ver como la pequeña esfera de luz muestra lo que nos rodea.
Mis pies descalzos tocan el piso de concreto, observando que no hay muchas cosas aquí. Solo cosas viejas que mis padres guardaron, juntos con cajas que deben estar llenas de decoraciones, viejos cuadros o ropa en donación. Doy pequeños pasos caminando en círculo a en el espacio, pero con calma me acerco a un monto de cajas viejas al reconocer la caja que dice “Donaciones”. En cuclillas recojo la caja y la coloco en la mesa más cercana abriéndola, pero un juguete sale volando de ella haciendo que me vaya hacia atrás asustada y mis manos toquen la pared de atrás.
— ¿Qué haces luna?
—¡Jesucristo!— doy un salto del susto al momento que Nathan toma el lugar. Pero no solo eso, mi mano permanece en mi pecho. Por el doble susto que he llevado. Mi vista se va a juguete que salió de la caja que abrir y es uno viejo con lo que jugaba mi hermano John. —Mi pobre corazón no está para estos sustos de muerte. — me aparto de la pared caminando hacia el muñeco, pero mi vista se va a Nathan, que camina con las manos metidas en los bolsillos de su pantalón sin dejar de mirarme y bajar las escaleras de una. Sostengo el muñeco en mi mano y lo vuelvo a dejar en la caja, pero ahora que lo pienso. — ¿Cómo rayos me puedes ver?
— Soy un Ángel ¿se te olvida?. Podemos ver demonios, sombras y sabemos cuándo otra persona se toma el lugar. Algo que no ven los humanos, y no esquives mi pregunta ¿Qué haces en el otro mundo? ¡Sabes que eso es peligroso, así que vuelve a tu cuerpo! —se posiciona frente de mí y yo prefiero dejar el muñeco de donde salto y apartarme de esa caja.
—No ves que estoy jugando al escondite Nathan. —Respondo con sarcasmo volteando los ojos, volviendo a curiosear otras cajas.
—Enserio Luna, esto es peligroso. Los únicos que separan su alma de su cuerpo, son las personas que están a punto de morir. Y sin olvidar que un Ángel puede estar por ahí viniendo a buscar su alma. —dice él preocupado, volviendo a quitarme lo que agarre colocándolo en su mismo sitio.
—Quédate quieto Nathan, que no me voy a morir. Y para tu información, soy medio ángel ¿Se te olvido?... porque que yo recuerde, tu hiciste que recuperar ese recuerdo
Cuando quede noqueada de tantas visiones desperté, fuera de mi cuerpo. Me asuste un chingo porque pensé que me había muerto ya que veía mi cuerpo en la cama acostado ahí como si durmiera.
Intente llamar, pellizcarme, golpearme y hasta volver a colocarme encima a ver si lograba volver en sí, pero nada. Hasta que sentí la necesidad de recorrer la casa y aun no sé lo que busco.
<<Quizás solo son excusas tontas, para no creer que en verdad morí.>>
Déjate de payasadas conciencia, que no morí y si en verdad hubiera muerto. ¿Dónde está mi ángel para que me lleve pues?
<<Voltea para que te enamores tonta.>>
No pude pasar por alto ese comentario y lo hice, mirando a Nathan.
¡Miércoles!