Rous
“Por raro que sea el verdadero amor, es menos raro que la verdadera amistad.”
-François de la Rochefoucauld.
Llámenme loca, pero hace días Luna permanece como extraña. Carga con un diario para donde vaya, desde el día del temblor. Ha permanecido actuando diferente.
No habla mucho, si algunas de aquellos que están en la casa le pregunta algo no contesta, parece como ida, perdida. Diferente, como si aquella Luna no fuera la Luna que todos conocemos.
—Puedo conseguir lo que me pides, pero dudo que el resto estén en esta casa. —logro escuchar lo que mi hermano le dice, cuando se aparta de ella saliendo de la habitación.
Es el único con quien habla más, o establece más de unas pocas palabras.
Observo a mi hermano irse, y volteo hacia Star que permanece en la cama leyendo un libro mientras Luna está a un distancia de la ventana observando afuera.
Todo aquí se ha vuelto extraño, John muy pocas veces viene aquí o está en el mismo sitio con Star. Parecieran que se han peleado, las hermanas de Luna permanecen en habitaciones lejanas de nosotras como si tuviéramos lepras.
El único que entra es Cole, y como buen mencionado entra a la habitación llegar sentándose a mi lado.
—Hola, ¿cómo están?
—En lo mismo, seguimos amarradas no le ves.—le contesta Luna dejando de mirar afuera para sentarse a un lado de Star en la cama.
—Al menos no has perdido tu sentido del humor Luna.
—Es algo que se mantiene, pero que aburrimiento todo esto estar siempre así. —dice ella mirándolo.
—Pero no nos preocupemos, en cualquier momento el lazo se rompe. Y podemos separarnos la una de las otras —contesta Star sin dejar de leer.
Miro a Cole se ve agotado y cansado, como si llevaras días sin dormí. Agarro su mano dándole un pequeño beso antes de dejar caer mi cabeza en su hombro.
—No perdamos la esperanza, en cualquier momento ya no estamos más juntas. Lo bueno de todo esto, es que siempre deseamos estar unidad la una a la otra. —me causa gracia y mis amigas se unen estando de acuerdo.
—Cómo olvidar aquella vez, que deseamos ser trilliza y vivir juntas. Ahora ni nos soportamos. —dice Luna con un pequeño destello de nostalgia en su mirada.
Star baja el libro y la mira.
—O aquella vez, que nos amarramos las tres por 24 horas y no habían pasado 2 horas cuando ya estábamos buscando a nuestros padres para que nos soltaran. —dice Star haciendo recordar aquellas locuras de niñas que hacíamos.
—¿Se acuerdan que dijimos que nos íbamos a vivir juntas en la universidad? —pregunto levantando mi cabeza del hombro de Cole, Star y Luna asiente.—Jajaja y ni eso llegamos
—Lo bueno del fin del mundo es que ya no abra más clases. —habla Cole asiendo reí a todos mientras estamos de acuerdo.
—O más parciales, creo que iba reprobar la clase del señor Johnny.—habla Luna haciendo reír mas mientras estallamos en carcajadas.
—Jajaja lo mejor del fin del mundo, es que ya no vamos a escuchar más quejaderas del verano.
—Creo que le ganamos a Phineas y Ferb, de veranos que nunca se acaban —digo y las risas no se acaban nunca.
Duramos un ratos más hablando recordando todas aquellas cosas que hacíamos antes que desatáramos el fin del mundo. Así duramos un buen rato hasta que llego mi hermano y Luna se volvió a poner seria y se apartó a una distancia para hablar con él.
Esto dos se traían algo, y no dudaba que no era algo bueno.
—¿Piensas lo mismo que yo? —Me susurra Cole observando el lugar donde Luna y Hero hablan.
Star volvió a seguir con su lectura, mientras que Cole y yo permanecemos juntos en un pequeño abrazo.
—Que los dos se traen algo entre manos.
—No, pero ahora que lo menciona sí. —volteo a ver a Cole y los dos nos damos una pequeña mirada.
—Pueda ser que Luna tenga de nuevo visiones y se lo está contando, o quiera saber si Lux a vuelta…
—No, Lux no a vuelto y Hero no se la pasa en la primera planta. Lo he visto cuchichear con Nathan en la cocina. Pero nada grave.
—Entonces son visiones. —hacemos silencio cuando Luna le menciona algo a mi hermano que este molesto niega y se aparta.
Molesto comienza a pasarse las manos por el pelo ansioso y se aparta de ella volviendo a caminar hacia la puerta, pero soy veloz levantándome y atravesándome en su camino.
—¿Esta bien? —pregunto preocupada porque nunca lo había visto molesto.
Sus ojos verdes se han vuelto oscuros y tengo un poco de miedo, porque es la primera vez que lo veo así. Abre la boca, para hablarme pero niega y la cierra. Respirando con calma antes de colocarme la mano en el hombro.
—Sí, todo bien.
—¿Pelearon? Lo comprendería, sabes. Luna ha estado un poco rara desde el temblor, y entiendo si te han peleado por cualquier tontería…