Finn
“Si le pides señales al universo, cree en ellas cuando aparezcan.”
Desde pequeño siempre he tenido sueños proféticos, sueños apocalípticos, sueños donde el mal reinaría todo el mundo. Mientras crecía mi mamá decía que no era nada malo, pero después de descubrir quién era mi padre entendí que no debía dejar que el mal reinara.
Me lo había propuesto toda la vida, me había preparado para cuando ese día llegara y ahora, ahora comienzo a dudar cuando unas de las claves se muere en mis brazos.
Marcas negras están en su rostro, a igual en sus brazos. El poder que tenia de Luna en ella como recipiente de contenedor, fue activado para defenderse pero logro que también se matara ella.
—Vamos, respira. —comprimo su pecho haciendo resurrección de boca a boca, pero no respira.
Sigo y sigo, no puedo dejarla morir. Ella es la clave para que el mal no reine, la necesito con vida. Si Rous muere, estaría ganado el mal. No me doy por vencido hasta que al quito se alza y abre los ojos.
— Gracias Dios.—compruebo sus signo vitales pero sigue débiles, así que la alzo en brazos y miro a mi alrededor que hay pocas personas que había sacado del barco. —Busquen un nuevo refugio y no confíen en nadie.
—¿A dónde van? —la anciana se me acerca preocupada pero yo niego, necesito irme. —No ve que ella está muy débil, acaba de morir y revivir por lo menos descanse con nosotros fuera, iremos a los edificios abandonados.
— Si por favor venga con nosotros.—tan insistiera terminan convenciéndome, terminamos lejos de los muelles encontrando un edificio abandonado.
—Aquí vivíamos antes de animarnos a ir a los muelles, habíamos escuchado que era seguro. —dice la anciana y solo asiento.
Me a lejos de ellos con Rous en brazo dejándola en el suelo mientras logro limpiar algo y colocarla ahí.
—Les traje estos es agua y comida. Lo poquito que logramos de sacar del barco. —la anciana me lo da y se va dejándonos solos.
Le doy agua a Rous ya que pareciera que su cuerpo está hirviendo en una temperatura fuera de lo normal, aun las marcas negras cubren su rostro.
En lo largo de esta vida, he logrado apreciar los pequeños momentos y otras veces los malos. De los malos le saco lo bueno, ya que ellos te dan una pequeña lección que ayuda mucho. Cierro los ojos solo por unos minutos cuando me quedo dormido volviendo a soñar, imágenes consecutivas pasan por mi visión una y otra vez repitiendo el patrón.
Tres amigas entrando en el bosque, algo despertando de los más profundo del bosque, desapariciones, muerte, Luna muriendo, una luz brillante, sangre y mucha sangre, una espada alzada en el cielo y un libro abierto.
Me sobre levanto asustado como las últimas veces y solo me voy a chequear que Rous esté bien, aún sigue dormida pero la fiebre ha bajado. No tiene las marcas negras en su piel, lo que quiere decir que su poder volvió a dormirse.
— Eres una guerrera, has sufrido y has perdido mucho Rous, pero ahora no es para rendirte. Tienes que ponerte en pie, solo tú y Star serán capaces de parar todo esto y el mundo vuelva a la normalidad.—le susurro mientras vuelvo a mi sitio y saco el cuaderno que anda conmigo desde siempre.
***
Rous
Corro con tanta velocidad tratando de llegar a él pero es imposible cuando resbalo en el asfalto, mis manos tocan algo caliente y solo logro ver algo rojo que me revuelve la boca del estómago cuando noto que es sangre.
La garganta se me comprime cuando alguien me llama y alzo la mirada notando a Cole, está ahí. Parado un poco asustado haciéndome señas que lo ayude. Intento levantarme, pero por el rabillo del ojo noto cuando uno de los hombres de Lux aparece por detrás y le clava una estaca en el pecho, comprendiendo que la sangre que estaba en mis manos es su sangre, logrando que un grito de dolor salga de mi interior al entender que lo volví a perder.
—¡Coleee! —me levanto asustada buscando en la oscuridad, pero no veo nada hasta que unos brazos me retienen en medio de mi lucha.
—Shh calma Rous, solo fue una pesadilla. —me susurra en el oído tratando de calmarme, pero aun siento la sangre caliente en mi manos y el ver como sus ojos se le escapaba la luz de la vida.
En medio de unos minutos vuelvo a quedarme dormida con quien sea que me esté calmando, esta vez mis sueños son diferentes.
No estoy en un lugar oscuro, estoy en la playa. La brisa salada, las risas de los niños y algunas personas hablando a nuestro lado.
— Es lindo que tengamos un tiempo a solas para nosotros.—abro mis ojos enfocándolo en Cole, estaba ahí. Era un recuerdo del día que fuimos a la playa en el verano.
—Sí, ya no soporto otro misterio más. Pareciera que vivimos en una película de terror todos los días. —le había dicho, sus sonrisa creció.
Se veía tan guapo y hermoso que me había acercado para robarle un beso que él correspondió.
— Pero si es divertido estar en una película de terror, siempre sabe lo que va a pasar porque siempre pasa lo mismo.