Star
“Pos si tiene que llover sangre, abriremos los paraguas”.
-Señora Acero.
Una semana.
Una semana ha pasado y todo se ha mantenido en calma. Da miedo, porque no se ha habido movimiento de los secuaces de Lux. Una semana que solo sobrevivimos y no sabemos nada de Rous, Finn o de Luna. Una semana que me he puesto a pensar dónde rayos estaría mi hermano, porque nadie sabe de él, dónde estará, por qué desapareció así de la nada igual que Luna.
Una semana un poco tranquila; cambiamos de refugio lo más rápido que podemos, no queremos mantenernos en un mismo sitio por seguridad. Por eso nos distribuimos las tareas.
Lara y Carly se encargan de buscar leña para el fuego. Los hermanos raros y yo nos encargamos de buscar la comida; John y Susie se encargan de seguir el rastro a ver si estamos más cerca de los muelles para saber un poco de Finn y Rous. Desde que intentaron secuestrar a Carly y Lara, tuvimos que alejarnos más lejos de donde podíamos tener un contacto más cercano a Rous y Finn, pero perdimos las señales.
—Creo que va a llover; el cielo se ha vuelto oscuro y las nubes se ven cargadas. —Entra a la pequeña casa abandonada, John.
Los hermanos raros y yo permanecemos en la sala; ellos tienen rato observando por la ventana mientras que Carly duerme en una cama improvisada en la esquina y Lara fuma afuera.
Yo solo prefiero seguir leyendo el libro de Luna; es impresionante todo lo que escribía y dibujaba a detalle. Todavía no creía que portara una porción de poder de Luna igual que Rous; eso explica por qué siempre me sentía eufórica y cargada a veces de energía que pareciera que no fuera mía.
—Eso no es nada, toda esta semana ha dejado de llover de repente. Estos climas aquí son muy raros. — dice uno de los hermanos; a veces pensé en preguntar su nombre, pero los dos se rehúsan a decirlo a veces.
Así que prefiero decirles, hermano raro uno y hermano más raro dos.
—Yo a veces me pregunto cuándo todo esto se va a acabar —entra Lara llevándose la mirada del hermano más raro, dos. Ella se posiciona frente del pequeño fuego de la sala. —Ya saben, volver a la rutina de antes. Donde uno tenía esperanza de algo. No sé, yo quería ir a la universidad…
— Yo tenía planes con mi novio, queríamos rentar un pequeño apartamento en el campo. Conseguir un pequeño empleo y vivir juntos hasta que nos graduáramos— habla Carly llevándose nuestra mirada.
Yo miro mis manos por unos minutos.
—Yo estaba reuniendo dinero para comprarme un automóvil.— Lara habla y todos en la habitación la miramos cuando ella se queda observando el fuego. —Quería irme de mochilera por el mundo…
—¿Y la universidad? —la interrumpe Carly; ella suelta un suspiro como si estuviera aguantando el aire.
—No quería ir, no quería esclavizarme en una carrera que no quería. Ya es suficiente saber que mamá era una buena doctora conocida y que papá era un buen psicólogo; no quería que me estuviera comparando con ellos. Quería ser yo, y a mí me gusta ser un espíritu libre. —Su voz sonaba un poco rota y lo entendía.
No era fácil ser parte de su familia, Luna a veces lo decía. Costaba conseguir las mejores notas, para que sus padres no se decepcionaran.
—Y se entiende, Lara. —Hable yo al ver que nadie iba a seguir hablando y dejar ese vacío incómodo en ese momento. —Todos en esta habitación teníamos un plan perfecto y nadie lo juzgamos; yo también quería seguir unos sueños que no eran míos. —Quería viajar por todo el mundo con mis padres porque lo extrañaba bastante.
Todos se vuelven a quedar en silencio cuando nadie dice nada y solo se escucha el trueno que se produce afuera; cada quien vuelve a poner su mirada perdida, como si con ese trueno dijeran que ya no iba a haber más charla.
Pasan unos minutos cuando se oye el sonido de lluvia afuera dando la señal de que otra vez iba a llover. Yo, por mi parte, vuelvo a leer el libro mientras que Carly se vuelve a recostar y Lara solo mira el fuego. No pasan unos minutos cuando los hermanos se ponen alerta.
—Chicas, vengan a ver. —Lo dicen tan preocupado que las tres nos asomamos a la ventana, notando algo raro.
—¿Qué es eso? —pregunta Carly, preocupada.
—Parece…
—Sangre.— Lara y yo hablamos al mismo tiempo en un susurro, asustándonos.
***
Lux
El aire está caliente, mezclándose con una masa de aire frío, produciendo que el ascienda un poco más, provocando en el cielo que caigan las primeras gotas de la profecía.
—Lluvia de sangre ácida. —Susurro cuando mis hombres corren buscando refugio huyendo del ardor que producen las gotas.
—Se nos está agotando el tiempo y tú lo sabes. —habla Cristian tras de mí.
Es algo que sé desde que até al ángel, desde que le quité sus poderes, desde que en cada renacer la mataba y hacía que el ciclo continuara. Para mí, Leuksna, como más conocida entre el mundo mortal, Luna, solo fue creada para sufrir; en ningún momento fue para cuidar a otro ser humano o comandar legiones de ángeles.