Star
“No es el silencio de la noche lo que debe temerse, sino el aullido que se disfraza en él.”
-Antigua balada olvidada.
Lo único que se escucha es el sonido de la lluvia yéndose, el aire se vuelve más frio y como si no fuera poco más problemas. Sientes esa sensación que no te abandona, sintiendo que algo malo va a ocurrir.
Mi propia conciencia me susurró:
"Solo son ideas tuyas, Star."
Sacudí la cabeza, apartándome de la ventana.
—Podemos esperar que escapen bien, y buscamos a Rous y Finn. Volvemos al plan original, no es tan difícil.
—Uju, creo que ya hemos hablado mucho de eso John —Habla Lara.
Los tres hermanos permanecen sentados en la vieja madera de la casa, aun refugiándonos de la lluvia sangre acida.
Un pensamiento insistente perforó mi mente:
“¿Escuchaste eso?”
¿Qué había escuchado?
“La barbaridad que acabas de decir, es como una profecía que se está cumpliendo. Yo que tú, me arrepiento de todo.”
—Lo mejor es que aceptemos que ya hemos perdido, desde el momento uno que Lux gano. —Carly ahora es la que habla interrumpiendo mis pensamientos.
—Lux aún no ha ganado. —digo cruzándome de brazos.
—Claro que sí, mira como estamos. —Carly señala con sus manos todo el lugar.—Escondiéndonos, huyendo como ratas como si las del problema fuéramos todos.
—No huimos, pero si quieres ser libre. Ahí está la puerta, puedes salir por ella y decirle a Lux que no te persiga porque no tienes nada que ver en esta familia.— La conversación no me gustaba. Percibía el amargo sabor de la derrota en sus palabras, un veneno que no podíamos permitirnos.
Pero en esta familia, siempre son cosas negativas. Si no es con Luna es contra algo que hayamos hecho mal. Es como si la mala suerte los persiguiera y la pegara a todos.
—¿Salir? Esta loca, ya ha quedado bien claro que Lux nos puso precio a todos nosotros.
—Entonces deja de quejarte y piensa en cómo podemos salir de esta…. — mis palabras fueron cortadas. No por una interrupción ajena, sino por una punzada gélida en mi propio pecho, un instinto primario que me hizo moverme. Apenas había reaccionado cuando la ventana a mi lado estalló en mil fragmentos, y *algo negro, una mancha viva de oscuridad, se proyectó con furia dentro de la casa.
—¡Mamá! —Grita Lara y Carly.
John se coloca en alertas igual que yo, buscando un arma pa defendernos. Pero la amenaza escaló de inmediato. Aquella cosa negra no era una forma estática; se movía con una rapidez antinatural, una ráfaga borrosa en la penumbra de la sala, imposible de fijar. Atacar sin dañarnos a nosotros mismos era un riesgo insalvable.
— ¡No te mueva!—le grito a Lara cuando el animal se detiene en media sala y se queda mirándola en posición para atacarla.
El animal, vamos a decirle así. Porque su cuerpo es raro, es como si fuera cosido por varios animales. Parece más un monstruo que aparece en pesadilla dándole vida a una noche oscura.
Sus ojos son entre amarilla y rojos, su boca parece más de lobo, pata de buey, cuerpo de rinoceronte. Y no hablemos que su piel es oscura y fea. Es como si el animal fuera sacado del mismo inframundo.
— Chicas ayuda—pide y en un susurro sin moverse Lara asustada.
Mi dedo se tensó en el gatillo, pero antes de que pudiera apretarlo, antes incluso de que el animal tocara a Lara, algo invisible, una fuerza pura, lo golpeó. El monstruo fue lanzado con una violencia brutal contra la pared opuesta, haciendo temblar los cimientos de la casa.
— ¡Todos, salgan!— una voz, potente y desconocida, resonó en el aire, sin que viéramos a nadie. No lo dudamos. Corrimos, empujándonos los unos a los otros, saliendo de la casa abandonada.
Nadie se detiene solo corre en medio de la noche por la calles vacías cuando escuchamos el rugido del animal atrás.
— ¡Ahí viene, y se nota molesto!—grita John volteándose y yo también lo hago. La mira penetrante del animal me asusta y me pone a tragar grueso.
— ¡Debemos separarnos!—grito pero Susie niega
—¡Si lo hacemos quedaremos igual que Finn y Rous!
—¡No importa! Lo importante es salvarnos.— le respondo cruzando un callejón y John me sigue, logro ver atrás por unos segundo notando que Susie con sus hijas hacen lo mismo.
—¡Mas adelante hay una tienda, nos podemos esconder ahí…
—¡Maldita sea! —me detuve en seco, John chocó con mi espalda y me hizo perder el equilibrio, cayendo al suelo
Cuando frene por instinto al ver el animal que apareció al final de la nada. siento el jalón de brazos y ahora es John disparándole y yo colocándome de pies
—¡Por aquí! —abro de una patada una puerta que estaba entre abierta en uno de los edificios del callejón.
John no deja de disparar y corre igual que yo, subiendo escaleras. Sintiendo que mi corazón se va a salir de mi pecho por la adrenalina que surgió de la nada.