-Narrador omnisciente-
Habían pasado un par de horas desde que las cuatro brujas llegaron a Londres y se acomodaron en un apartamento el cual ya habían comprado antes de llegar.
Selene había salido a conocer la ciudad en donde se encontraba, sin embargo ninguna de sus amigas tenia la suficiente energía para acompañarla, pues después de un viaje tan largo y tener que desempacar su cosas, estaban cansadas.
Deisy y Mikaela se encontraban en la sala de estar viendo películas, Mikaela después de que Deisy confesara llorando lo que le había pasado, quiso pasar mas tiempo con ella. Mientras arriba Mia buscaba algunas velas, tendrían que hacerle un hechizo de retención a un poder de Selene, sería peligroso si Selene soñaba con una de ellas, ya que si lo hacia algo muy grave les pasaría, sólo tenían que hacer que no pudiera soñar con ninguna de las 3 para estar a salvo.
— ¡¡Marginadas!! — gritó Mia desde arriba quitándose sus audífonos , que impedían que pudiera leer las mentes o escucharlas, a veces le causaba un gran dolor de cabeza cuando todos pensaban al mismo tiempo. — ¡¡Vamos!! Suban rápido... ¡Mierda! — gritó porque se había pinchado el dedo con una de las agujas.
— ¿Que pasa? — aparecieron Mikaela y Deisy en la puerta de habitación de Mia. — Oh, ya esta listo — dijo Mikaela y fue corriendo a su habitación a buscar los símbolos que faltaban para completar el hechizo.
—¿Para que es todo esto? — preguntó Deisy, viendo el gran circulo de velas sin encender.
— Selene — respondió Mikaela cerrando la puerta y apagando las luces.
— ¿Que esperan? — dijo Mia adentro del gran circulo, las dos chicas caminaron con cuidado y se sentaron de espaldas —Solo un pinchazo y una gota de sangre — dijo entregándoles la pequeña aguja.
Las 3 se sentaron en medio del gran circulo, estaban de espaldas así que no podían verse, cada una después de usar la aguja derramaron las gotas de sangre en el piso, se tomaron de las manos y cerraron los ojos. Mia encendió las velas con su mente iluminando un poco la habitación.
— Con el poder de las tres brujas, de la noche brillante y la luna llena, nosotras te renegamos el poder de hacerle cosas malas a las personas a través del sueño y las pesadillas contra nosotras, sin la autorización de ninguna de nosotras, tienes la posesión de poder quitar la renegacion que te hacemos tendrás consecuencias si se atreven a quitarlo forzándolo, si algún otro brujo intenta quitar la renegacion de tu cuerpo, sera maldecido — habló Mikaela, saco los símbolos — Pon su nombre Selene en una cavidad con símbolos, y mientras arde recita estas palabras. — tiró los símbolos al piso aun con los ojos cerrados.
— Conjuro te hacemos, conjuro te damos. — habló Mia
— Renega el poder que aquí cayo de nosotras , renega el hechizo de nosotras y todo se arreglara — dijeron todas al mismo tiempo — ella no podrá, no podrá soñar, ninguna de nosotras aparecerá en su sueños — dijeron casi gritando — conjuro te hacemos, conjuro te damos — gritaron finalizando.
Una gran ráfaga de viento entro, ellas aun tenían sus ojos cerrados, los símbolos se movieron, estos eran unos pequeños dados con símbolos escritos, al moverse los símbolos hicieron un circulo, las brujas abrieron sus ojos, mirando lo que ocurría, estas salieron disparados por toda la habitación, cayendo en el centro del circulo donde se encontraban ellas, las velas se apagaron solas dando así por finalizado el hechizo.
~ Selene ~
Dejé a las chicas solas, que se quedaran en el nuevo apartamento y salí a caminar un rato sola, ya que las chicas estaban cansadas. Llevaba más de una hora de estar recorriendo la ciudad sin saber en donde estaba, sentía que estaba dentro de un laberinto, hasta que se me dio por preguntar donde carajos estaba metida; mientras caminaba sentí un gran escalofrió por mi cuerpo, era extraño, entonces llamé a una chica rubia que venia muy animada con sus amigas:
Le grité
— ¡Hey! —
La chica volteó hacia me miró de arriba a abajo y siguió caminando con sus amigas como si nada.
Volví a llamarla; — ¡Oye rubia es contigo! —
Se hizo la que no sabe nada y respondió — ¿Me hablas a mi? —
—No estúpida hablo conmigo, ven acércate — dije, ella y sus amigas caminaron hacia mi.
— ¿Que quieres? no tengo dinero que puedas robar — dijo para después reír junto con sus amigas.
— Oh, disculpen, pero no deberían reírse ustedes, no estoy hablando con las perras que están siempre al lado de la dueña. —
Sus amigas me miraron con odio — En fin ¿ que quieres? no quiero tu droga, ¿ puedes dejarnos? llegamos tarde a una fiesta — dijo caminando de vuelta a su auto — Estúpida perra — susurro después de mirarme, bajando su estúpido vestido rosa apretado.
La moví con mi telequinesis un poco, tirándola al suelo y dije — Tu no vas a ningún lado. Maldita. —
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Editado: 29.07.2018