Darkcity

EPÍLOGO

Íbamos por la autopista de la ciudad. Los edificios enormes, las calles largas y oscuras, la gente sin esperanza —todo eso quedaba atrás. Avanzábamos hacia la luz y la inmensidad. Y en ese momento, había cada vez menos espacio para las palabras... y más para el silencio.

—¿Cómo se siente perder?
—Fácil.

Bardo me miró y en sus ojos chispeó una sonrisa. Yo saqué un puro de la guantera de su auto y lo encendí. Abrí la ventana, y por ella entró el primer copo de nieve. El invierno revoloteó dentro. Y me envolvió una ligereza tan increíble, que era imposible de describir. "Una despreocupación infinita", como dice una muy buena persona.

—¿Sabes? Míphos intentó negociar conmigo.
—¿De verdad? ¿Y cómo lo hizo?
—Eso no te lo voy a contar. Pero sólo estate atento. Está rompiendo las reglas.

Bardo resopló:

—¡Maldito bribón! ¡Lo sabía! Lo sospechaba. Pero veo que no aceptaste, ¿verdad?

—No.
—¿Por qué?
—¿Sabes qué delicioso fue destruir a toda la banda de Drak, vengar a los muertos…?

—Y salvar a algunos vivos.
—Sí. Salvar también se siente bien.
—Ragnar, siempre me caíste bien.
—Y yo pensaba que te gustaba otro, —le lancé una mirada traviesa.

— ¿No son amigos ustedes? "¡Aló, aló, sálvame!"

Ambos estallamos en carcajadas. Por la ventana, pequeños copos de nieve caían sobre mí, y yo, a cambio, exhalaba humo de puro hacia la mañana helada. Avanzábamos por la carretera que ya salía de Darkcity. Frente a nosotros apareció un enorme puente y un río ancho y tranquilo.

— ¿Qué harás allá?
— ¿Dónde? ¿Fuera de Darkcity? — pregunté sorprendido.
— Sí. Yo lo llamo "el paraíso".
— ¿Bromeas? No dormir. ¡Por fin no dormir!

Bardo presionó el acelerador, y vimos el cartel que decía “Darkcity”. Estaba tachado con una línea.

— Paul y Kalen también están saliendo de la ciudad. ¿Los dejarás ir?
— Eso va contra las reglas, lo sabes.
— Lo sé. Pero hemos hecho tanto por esta hermosa ilusión… ¿no, querido Bardo?

— ¿Qué? — me miró con una sonrisa.
El gordito que alimentaba a la gente con hamburguesas y papas fritas por las noches.

— Perder... es fácil.

Agosto–noviembre de 2017.




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