Darkness: el día que inicio y finalizó todo

Confusión

De regreso a nuestro pequeño campamento improvisado cerca de la playa, comencé a pensar en lo que estaba ocurriendo, nada de esto tenía sentido ¿Cómo le explicaría a Keila lo que acababa de ver? Pero al final en cuanto ella me vio acercarme, me recibió con un abrazo, mi cara de angustia me delato y sin decir más le empecé a relatar lo que había presenciado en el camino, del cómo había un cerco de barricadas para que nadie saliera y sabíamos que no íbamos a poder salir del lugar sin ayuda, su rostro gentil se transformó de inmediato en angustia, pánico, pero de una u otra forma encontraríamos la forma. 
A la mañana siguiente Keila se acercó al cerco amarillo, por fin llegó el momento de que usara sus dotes para hablar con aquel joven,  logró distinguir al joven saliendo del remolque; ya estaba a punto de abordarlo cuando alguien le hablaba afuera de la carpa. 
-Alfred ¿podrías ayudarme? Necesito mover unos tentáculos, y al parecer no hay nadie aquí que me pueda ayudar- una voz juvenil, era su compañera. 
-Voy enseguida- respondió el joven con voz dulce, casi gentil, y se fue caminando hacia la dirección opuesta, por desgracia se fue la oportunidad de hablar con él. 
Ya se estaba notando la desesperación en nosotros, no tanto para atemorizar a Leila, quien en ocasiones nos preguntaba que estaba pasando, nosotros le respondíamos que solo queríamos saber que había pasado con el calamar, pero realmente lo que queríamos era una forma de poder salir de ahí. 
Una nueva oportunidad acogió a Keila por la tarde, alcanzamos a ver a Alfred salir rumbo a la cafetería, después de un rato salía de ahí con algo de suministros para su café, un poco de azúcar y un galón de leche, esa fue la oportunidad perfecta para que  Keila se acercara a él. 
-Hola, buenas tardes- habló Keila con voz suave. 
-Hammm, bu… bu… buenas tardes- tartamudeo Alfred, al sentirse acorralado y por la sorpresa de ver a Keila de cerca, bueno al fin  de cuentas mi esposa era hermosa, no podría haber resistido hablar un poco con ella 
-Hola- continuó Keila -me preguntaba si nos podría decir que es lo que está pasando ¿sabes? hemos estado aquí desde hace semana y media, nosotros estuvimos cerca del calamar cuando llegó del mar, pero no sabemos por qué murió- Keila se iba acercando un poco más a Alfred. 
-N…n…no podemos dar información de lo o…o…ocurrido aquí señora- Alfred se notaba cada vez más nervioso por la cercanía de Keila hacia él, y ella lo sabría manejar. 
-Vamos, un pequeño adelanto de lo que publicaran más adelante, algo extraoficial- Keila lo tomó del brazo, como una caricia, llevó su mano al hombro del joven y le dio un par de palmadas. 
-L…l…lo lamento, pero no puedo hacer eso- refutó Alfred visiblemente más nervioso. 
-Lo siento en verdad, mira, te seré franca, sabemos que hay guardias por todo el lugar, nosotros no somos de por aquí, anoche mi esposo indago un poco y descubrió que no están dejando salir a nadie, no sabemos lo que pasa, pero si nos ayudas a salir nuestra boca estará sellada, por favor- Keila se dirigía al joven casi en una súplica. 
El joven estaba por  mencionarle algo, pero tanto el cómo Keila no se habían percatado que su compañera  se acercaba. 
-¡Alfred! Cariño ¿Podrías venir a ayudarme?- la voz de su joven compañera interrumpió la escena y Keila tuvo que alejarse un poco. 
-¡Elizabeth!- respondió Alfred al llamado algo nervioso -voy enseguida, la señora me estaba ayudando con algunas cosas, ya iré a ayudarte. 
-Te espero Alfred- refutó Elizabeth algo molesta- no podernos darnos el lujo de estar perdiendo tiempo con los lugareños. 
-No somos lugareños- respondió Keila algo molesta- le ayudaba a su compañero con ciertos detalles sobre la leche que lleva, muchas cosas se han echado a perder por el clima, solo le decía que tuviera cuidado con la caducidad- la mirada era fulminante entre ambas, al final Elizabeth le hizo una mueca y se dio la vuelta. 
-Gracias por eso- Alfred le agradeció a Keila y le hizo una seña para que se acercara - mire, no sabemos cuánto más estaremos aquí, búsqueme más tarde, atrás del remolque, tal vez le puedo ayudar en algo- continuó Alfred y se alejó hacía donde se encontraba su compañera que lo esperaba impaciente. 
Keila se quedó un poco más tranquila al saber que sabría algo de información y regresó al lugar donde nos encontrábamos, su cara mostraba furia, era la primera vez que le habían dicho señora tantas veces, yo solo reí un poco por lo sucedido 
-Malditos mocosos, no saben con quién estaban hablando ¿señora? ¿Me han llamado señora? Estoy en plena flor de  mi juventud- ya se mostraba algo más molesta, al fin de cuentas ya no éramos unos jóvenes, ella ya rondaba los treinta cinco años de edad, a la edad de aquellos jóvenes nosotros también les decíamos señores a los de nuestra actual edad. 
-Tranquila amor- mala elección de palabras, sentí un pequeño escalofrió escalar por mi columna, vi esa mirada asesina de Keila y decidí quedarme callado, a Leila le parecía divertida aquella escena y soltó una pequeña carcajada y nosotros junto con ella, un pequeño descanso después de todo lo acontecido. 
Llegada la noche acompañé a Keila para ver a Alfred, me quedé esperando algo retirado del acordonamiento, necesitaba ir ella sola a investigar, tocó la parte trasera del remolque, Alfred apenas asomó un poco la cabeza y salió a platicar con Keila; por la distancia en la que me encontraba no alcanzaba a escuchar muy bien, solo veía el rostro de Keila como se fruncía por el descontento de lo que sea que le estuviera contando Alfred, estuvieron cerca de media hora charlando, Keila se llevó las manos a la cara, al parecer había empezado a llorar, Alfred le toco el hombro y se tranquilizó un poco, cuando Keila regresó a donde yo estaba, ya se veía un poco más calmada, pero aun así con los ojos llorosos 
-¿Qué paso cariño?- pregunté con cierto descontento. 
-Nos dejaran aquí hasta que todo esto pase y no saben cuándo será- respondió Keila mirándome a los ojos. 
-¿Qué planean hacer con nosotros? ¿Qué más te dijo Alfred?- mi voz denotaba preocupación al igual que la de Keila, ella solamente me miro a los ojos, se acercó y me abrazo fuerte 
-No habrá salida, me dijo que ya no podían hacer nada, Alfred dijo que habían aparecido otros ocho calamares en el resto del mundo, todos en el mismo día, que nuca se había dado un acontecimiento igual, no saben que está pasando, que hasta para ellos mismos todo esto ha sido muy confuso, por eso están aislando los lugares, un encierro temporal o tal vez definitivo hasta que se arreglen las cosas-continuó explicando. 
-¿Pero qué haremos todos los demás? No es que nos puedan dejar aquí encerrados para siempre ¿o sí?- pregunté. 
-Alfred me comentó que había algo extraño en los cuerpos de los calamares, algo que necesitaban encontrar para resolver todo esto, me contó que hace algunos años había pasado algo similar, pero los animales encontrados se empezaban a descomponer muy pronto y que estos, a pesar de todo el tiempo en la intemperie seguían con vida- mi rostro se sorprendió, ya era algo que yo había deducido desde que lo vi en la playa- lo que no cuadraba era por qué no se podían mover, era como si estuvieran paralizados, pero que al sacar las muestras, veían que las células seguían reaccionando- continuó Keila. 
-Pero ¿Qué tiene que ver con que no nos dejen salir? Digo, no tenemos señales de que algo nos haya ocurrido, es nada más sobre el animal varado en la playa, es para que nos dejaran irnos- mi pregunta no hizo mella en Keila, sabia la respuesta a eso. 
-Según ellos, el calamar trae consigo alguna bacteria, y si salimos de aquí podríamos infectar a las demás personas allá afuera, pero también en las palabras de Alfred, podría ser un evento igual al que ya había pasado con anterioridad. 
Todo se volvió aún más confuso, nos quedamos con más preguntas que respuestas, no sabíamos que habría pasado en las demás regiones, algo que había llamado mi atención era que no podíamos ver las noticias en los teléfonos, la señal la habían neutralizado en el segundo día, y recordé al joven que se molestó por eso, era como si quisieran evitar que la noticia se difundiera más allá con fotos y videos en las redes sociales, y si ese era el caso, significaba que no solo la policía local estaba inmiscuida, sino también el gobierno, ya que ellos eran los únicos que podían ordenar tal acción, gracias a ese hecho más dudas empezaron a invadir mi cabeza, muchas preguntas que debíamos de responder. 
 




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