Darkness: el día que inicio y finalizó todo

Precursor

El General nos observaba con cautela, esperando el momento adecuado para hablar, nosotros nos encontrábamos impacientes, había demasiado misterio en lo que nos diría a continuación, le tomó de nuevo a su elegante taza de café y comenzó a hablar. 
-Muy bien, les diré lo que se ha estado ocultando durante estos años, en la costa sur de África, hace un par de años atrás, nos topamos con cierto espécimen de pez, era algo raro, jamás lo habíamos visto antes y tampoco se registró en la enciclopedia, algo extraño, era alargado, totalmente oscuro, en algún momento un científico lo confundió con el pez víbora. 
-Pero, ese un pez abisal ¿Cómo fue que lo descubrieron?- interrumpía Alfred. 
-Lo descubrimos gracias a unos desafortunados pescadores locales, pero en un momento les explico el porqué, como mencionaste, el pez víbora es un pez abisal, pero el que estudiamos no, no era así, tenía características distintas, mostraba un par de brazos con tres protuberancias al final como si fueran dedos algo alargados, en la punta de dichos dedos, un pequeño cumulo de grasa, no sabíamos para que le servían, en la parte de la cola un aguijón como el de los alacranes o escorpiones, por la parte de la columna se erguían una fila de púas, venenosas al igual que el aguijón de la cola, por eso todo aquel que lo tocaba se quedaba paralizado, como a las personas que lo encontraron- el General volvía a tomar café. 
-¿Qué pasó con esos pescadores?- pregunté inmiscuyéndome en la charla. 
-Ellos, lamentablemente murieron, en un principio no supimos las causas y por desgracia sus familiares no nos dejaron hacerles la autopsia adecuada, solo nos quedaba examinar al pez- me contestó el General con demasiada serenidad. 
El General comenzó a caminar por el remolque, revisando las ventanas, se llevaba la mano al hombro en ocasiones, el dolor por la herida cobraba factura, pero aún con todo eso prosiguió hablando. 
-Queríamos descifrar que era y después informar al público en general, llevamos la muestra a uno  de los laboratorios, los desafortunados que tuvieron contacto directo con ese ser, quedaron inmóviles por el veneno, pero no era tan letal como para provocarle la muerte, en ese momento pensé que tal vez, los pescadores lo habían tomado con ambas manos a aquel pez y recibieron dosis demasiada alta de veneno, tanto como para causarles la muerte, pero por fortuna para nosotros, el espécimen tuvo consecuencias menores, tales como mareos y nauseas, pero a los tres días se les quitaba. 
-¿Están seguros que solo había un solo espécimen?- Keila preguntaba bastante nerviosa. 
-Por desgracia para nosotros, llegamos dos días después del hallazgo, si hubo más peces de ese estilo, los pobladores los habían devuelto al mar, aunque no debo negar que mi equipo estuvo en la zona bastante tiempo y no se encontraron especímenes iguales- el General sacaba un puro de su bolsillo, pero en cuanto lo iba a prender, recordó que ahí estaba Leila, y desistió. 
-Bien, como les decía, llevamos a la creatura al laboratorio, sacamos muestras del veneno y se los inyectamos a unos roedores de laboratorio, ocurrió lo que había pasado con los perros y demás animales, se volvieron agresivos, pero no con los demás de su especie, más bien con los humanos, había algo raro en ese veneno que no logramos descifrar, pensamos que había una enzima especial para que solo los volviera agresivos con los de nuestra especie. 
-Entonces ¿Ustedes ya sabían que esto podría suceder?- Elizabeth estaba furiosa, tal vez le molestaba que esa información no se las hubieran dado antes, para anticipar futuras catástrofes. 
-Esa no era decisión mía, yo no tenía la autorización para difundir tales acontecimientos- el General contestaba casi en el mismo tono de molestia que Elizabeth. 
-Papá, dime ¿Qué paso con el pez?- Alfred trataba de calmar un poco la situación. 
-Para nuestra mala suerte aquel ser extraño ya estaba muerto, por obvias razones, no logramos sacarle mucho, cuando empezó el proceso de descomposición, su cuerpo comenzó a soltar gases los cuales desafortunadamente eran tóxicos en extremo, es por eso que para todos lados llevamos máscaras, para evitar tanto las esporas como los gases, porque como les había comentado antes, esos calamares siguen con vida. 
-Tengo una duda General, con todo lo que nos ha dicho ¿las esporas pueden pegarse a la piel y tener el mismo efecto?- preguntaba Keila. 
-Es algo extraño ya que lo mencionas, pero no, en los ratones que usamos, las esporas se les pegaban como si de polen fuera y no tenía ningún efecto en ellos, al momento de que lo respiraban era cuando sucedía la transformación- al parecer el General ya estaba cansado, se frotaba los ojos para poder descansar un poco. 
-Entonces, teniendo en cuenta todo eso, las esporas al momento de entrar a una herida abierta ¿harán efecto?- Elizabeth no se quería quedar atrás en la investigación. 
-Eso no lo sabemos, no tuvimos mucho tiempo para averiguarlo, aunque, teniendo en cuenta que salí con varias heridas y que tuve contacto con las esporas, a mi parecer, no- el General se tocaba la barbilla para responder. 
-Es bueno saberlo, significa que solo necesitamos las máscaras antigás, entonces General ¿Cómo sabremos que van a soltar las esporas?- pregunté, un poco aliviado que si sufríamos alguna herida, solo nos teníamos que preocupar de que no se infectara. 
-Eso es fácil de saber, al parecer cuando desprenden las esporas, sufren por el cambio en sus cuerpos, tal vez sienten demasiado dolor, mismo que no pueden soportar y finalmente mueren -ya la voz del General era seca, desanimada -eso lo sabemos porque después de los primeros acontecimientos con los calamares, mandamos algunos drones con cámaras para verificar que estaba pasando en el perímetro dentro de las costas, los calamares habían empezado a descomponerse, enviamos una capsula con algunos ratones de laboratorio y cuando se encontraban en un  radio cerca de los cuerpos, las abríamos y el gas al igual que las esporas les causaba el mismo efecto, menos agresivo, pero al fin de cuentas era lo mismo, solo con los humano se notaban agresivos. 
-Sinceramente no es para menos, la raza humana ha destruido bastante de su planeta, de nuestro planeta, tenía que haber una forma de erradicar a la mayor plaga que ha tenido hasta ahora ¿No lo creen?- Todos nos quedamos asombrados por quien había lanzado tal afirmación. 
El tono suave en la voz de Leila, hizo que todos volteáramos a verla con asombro ¿Cómo es que una niña había llegado a esa conclusión? 
 




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