Darkness: el día que inicio y finalizó todo

El maletín.

Al salir vimos que Alfred estaba afuera de la carpa, junto con los demás oficiales, todos estaban apuntando sus armas largas hacia nosotros, tal vez esperando a lo que fuera que saliera de ahí, la cara de aquel joven repentinamente cambio cuando vio  a su pequeño salir sano y salvo. 
-¡Alto, no disparen, es mi hijo!- el grito desesperado de Alfred hizo eco en los demás oficiales que bajaron sus armas casi al instante. 
-¡Cernunnos!- grito de emoción Alfred, quien se lanzó hacia él para darle un abrazarlo y levantarlo en brazos, dejando atrás su arma -pensé que te había pasado algo allá adentro, no sabía dónde estabas, no vuelvas a desaparecer así- casi asfixiaba al niño con su abrazo, soltó un par de lágrimas, cuando su cara cambio hacía mí, era de furia -¿usted sabe lo que le ha pasado a Elizabeth?- Alfred preguntó con ira. 
-¿Qué le paso a mamá? ¿Ella está bien? ¿En dónde está? Quiero verla- las preguntas de aquel niño distrajeron a Alfred de mí, solo me quedé quieto esperando las respuestas de Alfred, deseando que no supiera que había pasado en el remolque. 
-Tu mamá está bien hijo, solo unos cuantos golpes, pero tu abuelo la está ayudando a recuperarse, no te preocupes, además de que alguien le ayudó a curarse- las palabras de aliento de Alfred reconfortaron al niño que solo lo abrazo de vuelta. 
-¿El abuelo está aquí? Ya ve señor, el oficial que vi volando en la carpa era mi abuelo- la cara de emoción del niño cambio a preocupación -¿El abuelo está bien? 
-Así es hijo mío, él está bien- respondió Alfred al instante. 
-Me alegra mucho papá ¿Sabes? Ese señor me salvo, yo estaba encerrado en uno de tus casilleros, alguien me arrastro hacia allá y cerró la puerta sin dejarme salir, solo escuché muchos ruidos y disparos, pero él fue muy valiente en ir a salvarme, pensé que iba a quedar ahí para siempre, después fuimos a buscar tus informes, pero el señor suspiraba mucho, no había nada que le ayudara y luego recordé tu maletín y se lo entregue ¿Tu sabes cómo ayudarlo papá?- el niño le había contado a grandes rasgos lo que había sucedido. 
Alfred solo se detuvo a escuchar la historia de su hijo, pero en el momento que escuchó que yo tenía el maletín, bajo a su hijo de los brazos, dirigió la mirada hacia mí, el cuerpo le temblaba, su cara era de sorpresa, recogió el arma que había tirado y me apuntó con ella. 
-¿Sabes que hay en el maletín Robert?- preguntó sin vacilación. 
No me podía mover, un miedo indescriptible me invadió el cuerpo, nunca en mi vida me habían apuntado con un arma de fuego, lo que había pasado con Elizabeth era diferente, podía manejarlo en cierto modo, pero esa arma no, sabía que en el mínimo movimiento él podía apretar el gatillo y disparar, además que la mirada de Alfred intimidaba de cierta manera. 
-No lo sé Alfred, créeme, el niño dijo que era “nuestra salvación” o suya, como lo quieras ver- respondí casi en automático- así que no lo sé, no me sé la contraseña, por lo cual no lo he abierto, solo tú sabes que hay adentro de este maletín, así que te pido que bajes tu arma- al parecer mi respuesta fue suficiente para que Alfred bajara su arma y la volviera a poner en el suelo. 
-Está bien- respondió Alfred -solo deme el maletín y se podrán ir. 
-No lo creo Alfred- mi respuesta no le agrado, alejó al niño a sus espaldas, tal vez para atacar y quitármelo a la fuerza, los oficiales no hacían ningún movimiento, no harían nada hasta que Alfred se los ordenara -dime que es lo que contiene y si nos puede ayudar a todos y si no es así, buscaremos la forma de que todos salgamos beneficiados- dije en tono autoritario, al fin de cuentas su novia nos habría querido asesinar hace un par de horas y lo que me había acabado de decir el ser allá adentro  no me daba muchas opciones de sobrevivir, entonces si había alguna forma de vivir un poco más, la obtendría a la fuerza si fuera necesario. 
-¿Sabes Alfred? no tenemos mucho tiempo, allá adentro ya han empezado a brotar las esporas, por eso las máscaras ¿no es así? Así que tú decides que hacer ¿Lo hablamos pacíficamente retirados de aquí o esperamos que nuestros amigos allá adentro salgan? Tú decides- mis palabras impactaron a Alfred, no teníamos más opciones, habría que arreglar esto de una vez. 
-Está bien, vamos al remolque y lo hablamos ahí adentro ¿Te parece?- Alfred parecía seguro de sí, pero no iba a caer en la trampa, no dos veces por lo menos. 
-No lo creo, en el remolque no, me imagino que sabes quién ataco a Elizabeth, entonces hablemos en otro lado- tenia de convencerlo de no ir de nuevo ahí, ya se había percatado que no caería de nuevo. 
-¿Entonces donde Robert? Tu dime donde podemos hablar- ya la voz de Alfred se escuchaba seca. 
-Allá, por detrás del remolque, en esa pequeña tienda, ahí hablaremos- le dije apuntando la tienda de donde lo habíamos visto salir muchas veces comprando café, él solo afirmó con la cabeza, elevó su mano, cerro el puño y lo bajo despacio de nuevo, era una clara señal para que los oficiales atrás de él bajaron sus armas. 
Estaba preocupado, no había visto a Leila ni a Keila por ningún lado, sabía que se habían escondido, pero también tenía presente que iban a esperar a que saliera de la carpa, esperaba a que  vieran la dirección que había señalado para que se dirigieran hacia allá de igual manera que Alfred, el niño y yo, caminamos directo a la tienda, en el trascurso nos quitamos las máscaras, afuera no había tanto peligro como adentro de la carpa y al parecer esta ayudaba a que las esporas no se esparcieran por el lugar, así que, por el momento estábamos a salvo. 
 
 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.