Darkness: el día que inicio y finalizó todo

Recuerdos.

Nos quedamos esperando largo tiempo, hasta que por fin Elizabeth con una sonrisa en su rostro comenzó a hablar. 
-Nunca nos preguntan eso- dijo Elizabeth soltando una pequeña risa -yo era aún estudiante en la universidad, yo era la típica joven que nunca entra a las clases, pero que se las ingeniaba para pasar las clases, de fiesta en fiesta, un día por azares del destino, tuve que ir a entregar un libro a la biblioteca y ahí estaba él, sumido en un libro de biología molecular, nunca prestaba atención a su alrededor, yo recordaba que tenía problemas con esa materia, ambos somos químico biólogos, bueno más él que yo, yo pase mis materias gracias a él, pero ese día en la biblioteca, me sorprendió el brillo en sus ojos al leer aquel libro y como les decía, tenía problemas con esa materia, ese día no me atreví a pedirle que me ayudara, pero ya me había llamado la atención, en ese entonces Alfred usaba unos lentes enormes redondos, algo ridículos, pasados los días, volví a ir a la biblioteca y él seguía ahí, con la misma emoción de antes y me dije, que si con esa emoción me podría ver, sería el hombre indicado para mí, no era difícil para mí hablar con los hombres y él no sería la excepción, que mal estaba, nada más llegar y pedirle ayuda, me ignoro dándome indicaciones de donde podría encontrar un libro que me ayudara, ese día recuerdo que me enfade mucho, ni siquiera volteo a verme, eso hizo que me enfureciera como nunca, pero lograría mi objetivo tarde que temprano, no desistí, al día siguiente lo logre ver entrar a un aula, lo espere afuera y le volví a solicitar ayuda, esta vez no había un libro en medio para que me ignorar, pero me puse nerviosa, no era usual en mi ¿Por qué el hacía que yo sintiera eso? Me quedé asombrada por sus ojos café, esa mirada brillaba tanto que me fascino, el accedió a ayudarme en un instante y desde ahí empezamos a salir- terminó de hablar Elizabeth con una sonrisa en la cara. 
-Esa es tu versión cariño- le respondió Alfred guiñándole un ojo -ahora les contare la mía, yo ya sabía de tu existencia desde hace mucho, pero pensaba que una persona como tú que iba y venía a todos lados, con tu belleza exorbitante no se fijaría en una rata de biblioteca como yo, además nunca me imaginé que tuvieras problemas con alguna materia, siempre le pedias ayuda a alguien más, el día que fuiste a entregar el libro, ya te había visto desde que entraste, tu belleza siempre me fascino, pero nunca tuve el valor de hablarte, el día que por fin fuiste hasta mi mesa de estudio, mi corazón latía al mil por hora y por lo mismo no tuve el valor de levantar mi cara para verte, pasados los días sabía que te relacionabas con un amigo mío, él estaba en otra clase y por eso fui a verlo, fue cuando me topaste de frente, ahí no podía desviar la mirada, te vi parada en la jardinera del campus, al ver que caminabas directo a mí, decidí que te preguntaría si aún tenías problemas con las materias, pero tú fuiste más rápida y después ya saben lo que paso- Alfred al terminar de hablar le dio un beso en los labios a Elizabeth. 
Keila no cabía de emoción, sus ojos totalmente abiertos atenta a la plática de esos jóvenes la llevaba a sus años de universidad, cuando era más joven, sus ojos brillaban de emoción. 
-Qué bello y hermoso- solo dijo eso y soltó un suspiro. 
Selene que se encontraba en el sillón de enfrente también estaba atenta a la plática, su cara se notaba algo desilusionada, tal vez porque ella aún no había encontrado a su alma gemela y sentía pánico a pensar que tal vez nuca tendría una relación con alguien. 
-Que bella historia- agregó Selene desde su asiento. 
-¿Que me dicen ustedes dos? ¿Cómo es que se conocieron?- nos preguntó Alfred. 
No alcanzamos a responder, escuchamos como se abría una puerta, era el General que acababa de salir de la oficina, salió con alguien más, un hombre de más o menos unos setenta años, con su uniforme azul marino, varias medallas colgaban en su saco, un poco más delgado que el General De la Garza y más alto, no por mucho, sus facciones no eran muy agraciadas, tez clara, sus ojos azules penetrantes, al único que habiamos visto con bigote igual de blanco que su cabellera corta. 
-Hola buenas tardes, me presento, soy el General de división Adriano D´Carlo, es un gusto tenerlos aquí con nosotros, el General de la Garza ya me ha explicado los detalles de lo ocurrido allá afuera creo que es el momento de hablar en privado- se dirigió a nosotros con su voz gruesa tan varonil, la describiría Keila. 
-No es necesario que hablemos en privado, todos aquí estamos enterados de los detalles y si vamos a continuar juntos, no veo la importancia de hablarlo solo con nosotros- le dijo Keila algo desafiante. 
-Lo que tengo que trata no es de la incumbencia de todos los demás, si no de solo y exclusivamente ustedes dos y de su pequeña allá afuera, pero por lo que veo no está aquí por el momento, así que solo serían ustedes dos, si me hicieran el favor de entrar a la oficina para contarles los detalles, por favor- dijo aún más desafiante el General D´Carlo. 
A Keila no le gustaba la situación y mucho menos a mí, pero accedimos a entrar a la oficina solo nosotros. 
-¿Qué es tan importante que nos tiene que separar de los demás?- la voz desafiante de Keila no había cambiado, no dejaría que le tomaran el pelo de nuevo. 
-Tranquilos, no es nada para temer, tomen asiento por favor, sé que ustedes saben sobre el contenido del maletín y sé también que se quedaran aquí, en la tierra, pero no dejen que su hija sufra el mismo destino que ustedes, es aún una niña, por si no se los han mencionado aun, después de lo ocurrido con las esporas y el gas venenoso que soltaron los calamares, empezaron a haber ciertos cambios climáticos en la tierra, tal vez no se alcance a percibir aquí, eso es porque apenas inicio, una serie de terremotos arraso la cordillera chilena, lo que inicio con una actividad volcánica en México en la sierra madre occidental y eso es solo el inicio, estamos al pendiente de los cambios también en los océanos, se han empezado a generar ciclones y huracanes, como les digo, aun no lo empezamos a notar tan drásticamente aquí donde estamos, pero que pasara en un par de días, o semanas ¿creen sobrevivir a todo eso? Los animales por eso modificaron su estructura muscular y ósea, para poder sobrellevar todo eso y ser las únicas especies vivientes en la tierra y digamos que por algún milagro, llegasen a sobrevivir ¿Quién dice que no los atacaran los demás animales? Piénsenlo detenidamente, se los aclaro de una vez, no les voy a suavizar los detalles, al final es su decisión, pero no dejen que la pequeña también sufra por su arrogancia- las palabras del General D´Carlo se clavaban en nosotros como dagas. 
 




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