Un grano en el trasero

- Ruby me ha dicho que querías hablar conmigo- Erick entra en la casa de su abuela y aprieta los dientes cuando ve el ojo y la nariz hinchada, no he querido tomar nada para bajar la inflamación para que vea lo que puedo llegar a hacer.

- Quiero que hablemos, sin gritos, sin amenazas, sin órdenes- lo mira interrogante y continúa cuando asiente- Debe parecer que estamos unidos, no sólo somos nosotros, muchas personas dependen de nuestras decisiones- él permanece impasible pero por lo menos no lo niega- Sigue con Elizabeth o quien quieras pero yo soy tu mujer y me debes respeto ante los demás.

- Haré con Elizabeth lo que yo quiera, no lo que tú mandes- me mira amenazante.

- No te estoy mandando ni ordenando, estoy intentando hacerte la vida más fácil- intento ser conciliadora- ¿No es mejor para todos que llevemos una relación amistosa?- el se queda pensativo mirándola.

- No voy a revocar el castigo a Catrina, si es eso lo que pretendes- se cruza de brazos para reafirmar su afirmación.

- Se merece un castigo, estoy de acuerdo con ello, pero con no ir a Ciudad Eire es suficiente, no la mandes con Elizabeth, por favor- le cuesta pronunciar las dos últimas palabras.

- No- no lo duda ni lo piensa ni siquiera un segundo.

- ¿No hay manera de que lo reconsideres?

- Ya he dado la orden, mañana saldrá para Reatig- no cede.

- Puedes revocarla- lo mira suplicante.

- No quiero hablar más sobre este tema, ya está decidido- se da la vuelta para marcharse.

- Sabes que nunca te lo perdonaré- la tristeza la inunda.

- Cuento con ello.

— Ya está- Ruby entra en su casa pensativa- ¿Volverás, no?- pregunta a Mariah.

- En cuánto lleve a Catrina a Ghisgu volveré con Erick- abraza a la frágil anciana- Sabes que lo he intentado pero no ha habido manera.

- Puedo mandar a alguien del pueblo con Catrina y...

- Y cuando Erick lo descubra ¿Qué crees que les hará? Debo de ir yo- da un beso en la mejilla a Ruby- ¿Cuánto tiempo tengo hasta que despierten?

- Depende de lo que haya bebido cada uno, el brebaje es muy potente- piensa- mínimo una hora.

- Gracias Ruby- se coloca la capucha de su ropa de viaje y sale en busca de Catrina que la espera con dos caballos bajo una débil nevada.

Las dos muchachas cabalgan en silencio lo más rápido que pueden en dirección a Ghisgu, sin contratiempos hay unas dos semanas de distancia.

- Nos están siguiendo- acerco mi caballo al de Catrina.

- ¿Estás segura?- la chica mira hacia detrás intentando ver algo sin conseguirlo.

- Sí, desde hace una hora.

- ¿Lord Darky?- niego con la cabeza.

- No ha podido ser él, llevamos cinco días de ventaja ¿Sabes luchar?- si no sabe nos veremos en un aprieto, cálculo por el ruido de las pisadas que son tres por lo menos.

- Una chica no tiene que saber porque pelear, tiene otras muchas maneras de defenderse- toca misteriosamente unas bolsitas que lleva colgando bajo su abrigo.

- Tenemos que buscar un sitio dónde podamos verlos venir, en el bosque somos una presa fácil.

- En el mapa pone que hay poblado cerca por el este, podemos intentar llegar, no nos atacaran allí.

-Perderemos tiempo y además en cuánto empiecen a buscarnos sabrán a dónde nos dirigimos.

- Lo que tenga que ocurrir ocurrirá pero yo no pienso morir hoy enmedio de un bosque, prefiero a Elizabeth que a lo que nos pueda pasar- Un escalofrío recorre el cuerpo de Catrina mientras azuza al caballo y toma el camino hacia el poblado.

La sigo pensando que si no habré hecho mal al escapar con Catrina, el castigo por ello no va a ser mandarla con su amante, me temo que será mucho peor.

- ¿Por qué no atacan?- me pregunto con los nervios a flor de piel?- Han tenido varias oportunidades, ¿Por qué no lo han hecho?

- Quizás sean otros viajeros, o estés muy nerviosa- Catrina no creen que nos estén siguiendo después de pasadas unas horas sin suceder nada- Lo que es extraño es que no nos hayamos cruzado con nadie del pueblo, estamos ya muy cerca.

- ¿Qué es ese olor?- un olor penetrante a algo quemado inunda el ambiente.

- ¡Aghhh, que asco!- Catrina con cara de asco se tapa la nariz y la boca con la bufanda-viene del poblado- señala al frente dónde se ven las primeras casas, no se ve a nadie ni se escucha ningún ruido sólo el crepitar del enorme fuego del que se ve el humo por encima de los tejados.

- Esto no me gusta nada, volvamos- siento que algo malo va a ocurrir.

- ¡Ehhhh!- Catrina agita su brazo- Mariah, allí hay gente, los he visto- se agita contenta en el caballo al ver que no están solas.

- Catrina, calla- le digo en voz baja- no sabemos quiénes son- las ganas de salir corriendo son cada vez más fuertes.

- No seas exagerada, ¿No ves que hay niños también? Si no hubiera ni...- Tomo las riendas del caballo de Catrina tan bruscamente que ésta se tambalee en su montura al recordar la visión de los niños.

- ¡Corre!- le grito a Catrina mientras le doy una palmada al caballo para que salga corriendo.

- ¿Pero qué...?- se queda callada cuando una flecha le atraviesa la espalda por encima de la clavícula, Catrina se lleva la mano a la punta que le sobresale y la toca, mira sus dedos manchados de sangre incrédula — ¡Oh!— es su última palabra al caer del caballo.

Varias flechas vuelan clavándose en los caballos, salto de él mío intentando esquivarlas, ya cubierta, estiro la mano por encima de la montura buscando mi arco pero no puedo alcanzarlo, con la otra aguanto al animal que tiene hincadas media docena de flechas.

— ¡No, no!— salgo de mi escondite reptando por el suelo al ver que el caballo de Catrina va a caer encima de ella.

Una flecha me roza la pierna y siento la piel arder, ignorándola tiro de la chica que yace inconsciente arrastrándola  cuando siento un susurro en mi nuca.

— Detrás— el aliento de la invisible presencia eriza mis vellos.