Darksouth: Detrás de la verdad

Capitulo 37

 Linda

No dejaba de dar vueltas en la cama. Estaba inquieta. Después de haber hablado con mi padre y de que me dijera que no había problema con que me fuera a quedar, decidi levantarme y hacer un bolso. Pensaba hacerlo mañana temprano, pero debido al maldito insomnio decidi hacerlo hoy. Sin embargo, ahora ya no podia dormir. Solo me quedan un par de horas para dormir antes de irme temprano en la mañana y aquí estoy. Removiéndome y me desespera. No se porque. ¿Por qué no puedo dormir? He intentado contar, escuchar música, me he imaginado esas historias que a todos nos gustan inventarnos antes de que el sueño nos invade, pero no fue asi. Es más, termine mi historia inventada casada con un príncipe de un país inventado teniendo dos hijos y un gato. Menuda historia. Me rei al final, se supone que a la mitad de la historia debía dormirme, nunca había llegado tan lejos. Me rei nuevamente al recordarlo. Necesitaba decirserlo a Ethan, por lo que tome mi celular, que a todo esto está en buen estado, a excepción de la pantalla trizada, pero aun funciona. En fin, le mande un audio a Ethan, y cerre los ojos tratando de imaginar la risa de mi amigo.  Sin embrgo, cuando me di vuelta dándole la espalda a la ventana, oi un ruido que me puso en alerta enseguida. Cogi mi pantufla del piso y espere.

—Puta madre—reconocia esa voz. Era Edward. Deje caer la pantufla nuevamente y me puse de pie, me quede a un lado de la cama sin saber que hacer. Estaba atónita. No lo esperaba.

Veo como lucha para entrar y solo estoy aguantando la risa cuando se lleve la sorpresa de mi escritorio, sin embargo, lo esquiva como si supiera que esta ahí y cae al piso por un lado llevando consigo mi lámpara. El farfulla algo entre dientes y lucha por ponerse de pie pero se enreda con la cortina.

—Mierda—maldice nuevamente mientras intenta desenredarse en la osuridad.

Doy un paso a la puerta y enciendo la luz. Me cruzo de brazos cuando el voltea con sus ojos mas abiertos de lo normal y sonríe como bobo cuando me mira. Esa sornisa hermosa que no veía hace tanto.  Sus hoyuelos se marcan y noto el ligero color rojo de sus ojos. Estuvo bebiendo.

—¿Que haces aquí, Edward?—pregunto cuando me acerco a el y lo ayudo a salir de las cortinas.

—Te extraño—dice con voz arrastrada y ronca. Muy ronca. Mi corazón volvió a dar ese salto de emoción que no había dado en mucho tiempo. Se pone de pie y ahora debo inclinar mi cabeza hacia atras para lograr verlo.

Nos quedamos allí parados como dos idiotas. Una idiota enamorada y un idiota mentiroso. Eso es lo que veo, o eso es lo que quiero ver. Su sonrisa persiste en su rostro. Nunca lo había visto sonreir tanto y me atrevo a echarle la culpa al alcohol, pues definitivamente este no es el Edward que conozco. O crei conocer. Da un par de pasos en mi direccion, y cuando pretendo retroceder, mis piernas chocan con mi cama. Volteo buscando una escapatoria cuando noto que se acerca cada vez mas a mi. No quiero que lo haga, por lo que, hago lo mas infantil que se me ocurre. Me subo a la cama y me bajo del otro lado, con la intención de que la cama sea nuestra separación. Su sonrisa se deshace, y sus ojos decaen ante mi acción. Me duele verlo asi, pero me obligo a elevar mi barbilla y no mostrar debilidad.

—Vete—digo apuntando a la ventana. El me observa sin emoción alguna. Rodea mi cama y se acerca nuevamente a mi mirándome fijamente. Retrocedo hasta que mi espalda choca con la puerta de mi habitación.

El sonríe con triunfo y se acerca lo suficiente para tenerme acorralada con sus manos en la puerta a cada lado de mi cuerpo. Intento no mirar a sus ojos, esos ojos que me harán caer en sus garras nuevamente. Esos ojos tan oscuros y a la vez tan transparentes. Doy un brinco cuando su mano toca mi barbila y levanta mi mentón para obligarmea verlo a la cara. Cierro mis ojos con fuerza y su risa profunda me hace abrirlos. Una vez abiertos, ya no hay vuelta atrás.

Lo tengo tan cerca que puedo sentir su aliento calido y con olor a cerveza. En otras circunstancias me daría asco, pero por alguna razón, en el no lo encuentro desagradable. Luce agotado. Unas bolsas negras decoran su palido rostro debajo de sus ojos oscuros y una barba demasiado creciente y desprolija se hace notar en su barbilla y por encima de su labio superior. No le queda mal, aunque lo hace ver mas adulto. Su cabello cae hacia delante tapando parte de su ojo derecho y casi debo golpearme cuando por un tonto impulso amago con acomodarselo hacia atrás como es debido, por suerte alcance a reprimir mis ganas. Sin embargo, algo que no pase desapercibido hizo que mi corazón diera un vuelco. Una mancha de lápiz labial rojo marcaba el borde de su labio inferior. Mis manos se posan en su pecho y lo empujo con fuerza. El se tambalea pero logra recuperar el equilibrio.

—¡No te atrevas a tocarme!—grito olvidándome que mi madre esta en la habitación de al lado.—Vete—repito en voz mas baja pero igual de firme.

Sus ojos me inspeccionan y niega como si no comprendiera mi reacción tan agresiva.

—No—dice—No me ire hasta…

—Estas ebrio Edward—digo escupiendo las palabras en su rostro—No quiero nada de ti—resoplo y lo esquivo para tomar la mayor distancia posible.

—Te extraño—repite y casi me caigo de rodillas cuando sus ojos me suplican perdón. No. No voy a caer.



#41781 en Novela romántica

En el texto hay: amor, mentiras e intriga, pandillas

Editado: 25.05.2019

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.