Darksouth: Detrás de la verdad

Capitulo 38

Edward

Tengo a la chica de mis sueños entre mis brazos. Nos abrazamos, nos besamos y hacemos el amor. Ella me dice cuanto me ama, cuanto desea pasar su vida conmigo y yo solo la admiro. Admiro esos ojos azul cielo, sus sornisa encantadora y esos rizos dorados que caen por su espalda mientras le recuerdo lo hermosa y perfecta que es.

—Te amo tanto—susurro sobre sus labios con mis ojos cerrado antes de dejarme caer en la cama. Sin embargo, cuando tanteo a mi lado esperando a que ella se recueste, no lo hace.

Me obligo abrir los ojos nuevamente solo para ver como mi chica se viste y ata su cabello en una coleta alta.

—¿Que haces?—le pregunto cuando la veo atar sus zapatillas. En cuantos sus ojos me miran, solo veo frialdad. Ya no hay rastro de su dulzura ni calidez—¿Linda?

—No creiste que me qedaria, ¿Cierto?—preguta con una sonrisa burlona, muy diferente a la que antes me regalaba—Solo fue sexo, Edward—dice riendo.

—¿Que?..pero…dijiste que querías estar conmigo—me oigo suplicante mientras intento retenerla tomandola de la mano. Ella me esquiva y se pone de pie mientras camina a la puerta.

—Te dije que esto se acabo.

Dicho aquello solo se va azotando la puerta tras su partida.

 

¡LINDA!—gimoteo mientras me incorporo en la pequeña cama. Suspiro pensando en que solo fue un sueño. Una pesadila.

Volteo para ver a Linda y ella no esta a mi lado. Me levanto de la cama de un salto y me pongo el bóxer. No. Ella no me dejaría, asi no. Salgo de la habitación camino al baño, y solo encuentro el espejo empañado como si alguien se hubiera dado una ducha. Quizás esta haciendo el desayuno. Bajo las escaleras sintiendo el pánico apoderándose de mi, pero no hay nadie en la planta baja. ¡No! Ella no haría esto. Vuelvo a la habitación y marco su numero, el teléfono suena y suena y nadie contesta. No maldita sea. No.

—No Linda—digo mientras doy circulos en la habitación, ella no me dejaría solo en su casa. Quizás fue a comprar.

Me visto con apuro y me permito sentarme en la cama a esperar su regreso. Seguro fue por el pan a la vuelta de la casa, a ella le gusta cuando esta caliente. Los minutos pasan, se hace media hora y sigo con la mirada fija en la puerta a la espera que regrese. La llamo nuevamente y no contesta. ¿Dónde fue si no? ¿Por que no contesta? Le pego una patada a la silla frente mio y un papel doblado con mi nombre en el cae al suelo. Me tiro al suelo para recojerlo, y se me cae el alma a los pies cuando descubro su letra y el mensaje escrito.

 “Es mejor retirarse y dejar un bonito recuerdo que insistir y convertirse en una verdadera molestia. Lo siento”

Arrugo el papel en mi mano y lo lanzo lejos en la habitación. Debe ser una maldita broma. Ella no puede hacerme esto. Tomo mi celular y la llamo. Una y otra vez y ella no coge el teléfono. ¿Por qué alejarse asi? ¿Por qué despedirse de esa manera? Cojo mi chaqueta del suelo y me dispongo a salir de aquí. El aire se acorta y las ganas de destrozar todo a mi alrededor me invade, por lo que, se que debo irme ya. Cuando logro saltar los pocos metros que me quedan para tocar el césped siento el frio gélido  calarme los huesos. Pero es mucho mas grande la opresión en mi pecho, esa sensación horrible que al despertar, ella se ha ido. Me abandonó. Se suponía que ella no es  la huia, no es la que abandona y destroza, se supone que ese es mi deber. Como alguien terriblemente jodido que soy, se supone que yo debía abandonarla, no por querer hacerlo, sino es la naturaleza que siempre lo escribe de esa manera. El hombre abandona la mujer, pero en mi caso, en mis todos mis malditos casos ellas siempre me abandonan.

La primera vez, fue de la mujer que menos lo crei, se supone que ellas están siempre, te aman, te consuelan y te aconsejan, se supone que una madre esta desde el dia uno hasta el ultimo jodido dia de tu vida, pero en mi caso, solo duro la mitad de la mia. No se como sentí, solo recuerdo que me quedaba despierto todas las noches esperando verla. Nunca sucedió. La segunda vez fue un abandono rápido y doloroso, tenia la certeza que definitivamente era un adiós para siempre. En cambio, ahora es lo contrario, es un abandono lento, despiadado e indefinido. Es ese tipo de abandono que lo sientes pero es lo suficentenemente mierda para refregártelo en la cara cada dia, dándote la maldita prueba de verla, presenciarla y aun asi, estar a mil kilómetros, cuando solo los separan un par de metros.

 

—¿Edward?—la voz femenina muy familiar, me hace maldecir antes de obligarme a voltear. Tiene los ojos muy abiertos y retrocede un paso cuando clavo mis ojos en los syos—¿Qué haces aquí?—pregunta mirando a todas partes como si alguien nos estuviera mirando.

—Nada. Ya me iba—contesto con la intención de que no haga mas preguntas, sin embargo, cuando planeo continuar caminado, vuelve hablar. ¡Joder!

—¿Pasaste la noche aquí? ¿Con…Linda?—cuando vuelvo a voltear no puedo evitar sonreir con sorna. Me acerco lo suficiente para tenerla frente mio. Sus ojos lucen preocupados. ¿Acaso teme que yo le haga daño a su hijita? Si tan solo supiera.



#41783 en Novela romántica

En el texto hay: amor, mentiras e intriga, pandillas

Editado: 25.05.2019

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