Darksouth: Detrás de la verdad

Capitulo 68

Linda

El tiempo pasa a modo tortuga. Parece como si hubieran pasado años desde la última vez que vi a Edward, y solo han pasado quince días. Sip. Quince días del terror. Al parecer nunca me acostumbraré a estar alejada de él. Es terrible saber que la persona que amas está al otro lado de la ciudad, quizás no tan lejos, pero está ahí, está bien o dentro de lo posiblemente bien que pueda estar, y yo estoy acá, encerrada en mi habitación luego de haber vuelto a casa, sin intercambiar miradas con mi madre, sin salir de casa a excepción de ir al instituto, sin amigos y absolutamente sola. Ambos amándonos un poco más cada día y sin poder vernos. Sin embargo, a veces, hay que tomar ciertos sacrificios para el bien de los demás, esta vez, es para el bien y protección de Molly. 

Las pesadillas me han estado siguiendo desde que dejé la habitación de Edward. Cada una es peor que la otra, al punto de ya no querer dormir. Pinzas aparece en cada una de ellas, torturandome hasta dejarme inconsciente, lastimando a mí seres cercanos y matandome lentamente hasta ya no poder respirar. Despierto sudada, atemorizada y con la respiración cortada. Las primeras noches desvelaba a mi madre por los gritos, ahora, trato de controlarlo un poco. Apenas duermo un par de horas, y en esas horas me duermo escuchando música, ha servido... aunque solo un poco. Sin embargo, hace dos noches sufrí la peor de todas dónde Edward era asesinado frente a mis ojos. Me tenían atada igual que el día que atacaron a Todd mientras me mostraban a través de un vídeo, como asesinaban a la persona que más amo en el mundo. El dolor fue inimaginable. No sabía que alguien podía sentir tanto pesar y dolor en un sueño, en una pesadilla. Me desperté gracias a la voz de mi madre que me llamaba con insistencia. Ella estaba preocupada y recién, en casi las dos semanas que habían pasado, me aferré a ella como cuando era niña y lloré. 

 

Dejo el diario de lado cuando me percato que voy tarde al instituto. Hoy es día viernes, por lo que, es el último día de ir a clases. Bien por mi. No alcanzo a desayunar y apenas miro a mi madre cuando tomo los llaves y salgo por la puerta. La primavera se hace presente con días soleados y los arbustos de mi madre que han florecido. Iba bien, o eso pensé cuando de la casa de al lado veo salir a Todd. He sido una maldita perra con él. Ni siquiera lo he ido a visitar luego de la golpiza que le dieron. No me da la cara para verlo después de lo que le pasó por mi culpa. Busco alguna salida con mis ojos pero no hay escapatoria. Todd se percata de mi justo un metro antes de subirse a la camioneta. 

Su perfecto rostro aún tiene hematomas color morados que se hacen resaltar por encima de su pálida piel. Rendida y sin salida, decido avanzar hacia él. Su rostro no muestra emoción alguna hacia mi presencia. No hay rastro de su amplia sonrisa hacia mi. Y aquello, me hace sentir peor. 

—Te ves.. mucho mejor—es lo primero que digo. Él alza las cejas y asiente sin decir nada—Lo siento mucho Todd—le digo. Él asiente pero no dice nada. —No creas que no te he ido a ver porque no me importas, porque eso no es así. Me importas muchísimo y le he estado preguntando a Sandy por ti todos los días. Sé que ella ha estado viniendo a verte.. 

—No sabía que vivíamos tan lejos como para no cruzarte aunque sea un segundo a preguntarme personalmente—nunca lo he visto tan serio como ahora. Necesito ver su sonrisa. Esto es horrible. 

—No quería verte asi—digo y es verdad. No podía ver a Todd lastimado sabiendo que todo fue mi culpa. 

—Estoy bien—dice finalmente y amaga con subirse a su camioneta para irse. 

—¿Vas al instituto?—pregunto antes de que se meta dentro de su camioneta. 

—No—responde tajante—Ire por Sandy, le dije que pasaría por ella—abro los ojos sorprendida. No crei que se hubieran hecho tan cercanos y no sé porque comienzo a sentirme molesta. Es tonto. — Sé que si no fuera por Scott probablemente no estaría con vida.—dice dándose la vuelta. Asiento ante sus palabras dándole la razón. —...Y también sé que si no fuera por ti... él nunca habría llegado a tiempo—y dicho aquello se sube a su camioneta y me deja boquiabierta. 

¿Cómo lo supo? Cierto...Sandy. ¿Que le habrá dicho exactamente?

Veo su camioneta roja desaparecer y no me queda más que caminar a la parada del autobús. Llego al instituto con la hora justa y en cuanto entro en la primera clase el único asiento disponible es al lado de Bea. Ella no voltea a ver cuándo me siento y solo continua en lo suyo. La clase de historia es aburrida y siento mis párpados caer del sueño que me ha bajado. Doy cabezazos para despabilar y he intentado distraerme con cualquier otra cosa, pero el sueño es descomunal. Es como si se me hubieran juntado todas las horas de sueño perdidas. 

Alguien me da un toque en mi brazo y cuando alzo la cabeza me doy cuenta que efectivamente me quedé dormida en mi pupitre y quién me tocó el brazo fue Bea para pedirme que me haga a un lado. Me pongo de pie enseguida y me vuelvo a sentar cuando ella ya se fue. El aula está vacío y yo no tengo intención de salir. Me quedo sentada y vuelvo a ocultar mi cabeza entre mis brazos para seguir durmiendo. Solo un par de minutos me digo a mi misma. Sin embargo, alguien más carraspea a mí espalda y cuando volteo veo a Bea y a Ethan detrás mío. Todo el sueño y cansancio salió de mi sistema enseguida. 



#41784 en Novela romántica

En el texto hay: amor, mentiras e intriga, pandillas

Editado: 25.05.2019

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.