Linda
Despierto muy temprano. Edward duerme a mi lado todavía y no lo quiero despertar, pues hoy empieza su turno hasta tarde en el bar y necesita dormir bien. Así que, sin emitir ni un solo ruido, me levanto en busca de unas bragas y un brasier para vestirme lo más rápido que pueda y salir de la habitación. Volteo a mirarlo antes de salir y sonrío cuando lo veo dormir tan bien. Sus rizos están más alborotados y sé que se molestará por ello, pues cada vez que eso sucede tiene que ponerse un gorro para aplastarlos un poco.
Pese a ser temprano, el sol alumbra toda la casa. Abro las cortinas para que se ventile todo y ordeno un poco el desorden de ayer. Aprovecho a preparar café para mí y pongo lo suficiente para que alcance para Edward también, me hago unas tostadas y me siento en la mesa de la cocina para desayunar. Por mientras, mi cabeza da vueltas con el tema de la universidad. No sé cómo se lo diré a él, no quiero que nuestra relación se vea afectada. New York está lejos, cinco horas es mucho para alguien que vive a esa distancia del lugar donde estudia, lo que significa que es imposible vivir aquí. Si o sí tendría que irme al campus y arrendar algo por ahí, mientras Edward está aquí solo. No, no puedo hacer eso.
El silencio me pone más nerviosa, por lo que, decido tomar las llaves que están colgadas y salir un rato. Total a Edward no le molestará que me lleve su auto. Conduzco con la música en alto y la ventanilla baja. Ya son pasada las diez de la mañana y se siente el calor en el aire. Sin embargo, decido conducir unos minutos más hasta llegar al cementerio. Veo si Edward dejo algo de dinero por ahí para comprar unas flores, puesto que salí sin nada. Por suerte encuentro veinte dólares, y decido bajar. Compro dos ramos de unos lindos liriums y camino entre los pasillos que me llevarían a sus tumbas.
Al primero que visito es a Ty. Sonrío cuanto noto flores recién puestas, y todo está completamente limpio y ordenado. Sé que su familia quedó devastada con su muerte y vienen a menudo a visitarlo. Hace tres semanas atrás vine por última vez y le dejé unas rosas que ya no están, seguro se debieron haber secado. Me agacho donde sale su nombre y una pequeña foto suya. Es imposible no sentir pena y no soltar algunas lágrimas, cuanto me gustaría ver en este momento esa sonrisa tan linda y esos ojos tiernos que te hacían sentir tranquila dónde sea que estén. Dejo uno de los ramos bien ordenados y acaricio su fotografía. La muerte de Ty es algo que me marcará para toda la vida.
—Ya puedes descansar en paz Ty. Ya hicimos justicia por ti—susurro.
Me quedo algunos minutos más y luego decido irme. Busco entre las letras que salen en cada columna hasta llegar a la B, y busco el nombre de Henry. Cuando él falleció me enteré que su apellido era Becker, y enterarme de su muerte fue aún más devastador. Tontamente me había hecho planes con él, estaba decidida a convencer a Edward de que lo ayude con trabajo, y simplemente él empezaría una vida nueva sin su diabólico padre. Pero aun así, y al igual que Ty, su muerte no fue ni será en vano. Ambos murieron como héroes aquel día y es algo que estaré por siempre muy agradecida.
Me da pena no ver nada en su tumba. Solo hojas secas y aún está mi ramo de rosas marchitas. Claro, él no tenía a nadie aquí. Ni siquiera Sandy viene a visitarlo, ella dice que no le gustan los cementerios, pero igual. Todos merecen una visita y aunque sea, una pequeña flor. Limpio todo con mi mano hasta despejar por completo su placa y y dejo mi ramo de flores allí.
—¿Linda?—oigo que alguien dice mi nombre. Al voltearme veo a July con un ramo de flores igual que el mío. Me pongo de pie un tanto confundids y ella me sonríe.
—Hola—saludo y miro a mi alrededor—¿Que haces aquí?—pregunto pero me arrepiento enseguida—Lo siento, es obvio a lo que vienes—digo y me río un poco. Ella también ríe.
—Tambien vengo a visitar a Henry—dice mientras se agacha y deja su ramo de flores al lado del mío —No puedo creer que este muerto—susurra con la voz un poco quebrada y permanece un momento más mirando su tumba.
—¿Lo conocías?—pregunto. Ella voltea a verme y seca algunas lágrimas que caen por sus mejillas.
—Si, él me ayudó mucho cuando Pinzas me tenía secuestrada. Fue fundamental...—susurra—...¿Y tú?
—Lo mismo...—digo sin darme cuenta, pues July no sabe el asunto que viví con Pinzas—Es una muy larga historia...Pinzas también hizo su daño por aquí, él fue quien le disparó a Henry—digo y solo pensar en eso, los ojos se me llenan de lágrimas. July me mira atonita y puedo ver cómo sus ojos se ponen vidriosos—Henry murió por salvar a Edward, el disparo iba para él...—musito—Ademas, él era mi primo—digo y sonrío un poco. Ella frunce ligeramente el ceño y estoy segura que no debe entender nada de lo que le digo.
—Entiendo... Edward me contó que eres hija de Will—dice y ahora soy yo quien frunce el ceño—Tambien me contó que Sandy y tú son hermanas, eso es impresionante—dice con una sonrisa. Sin embargo, yo aún me preguntó en qué momento Edward le contó todo eso.