Darksouth ll: Ante la mentira

Capitulo 11

Linda

Algo me sacude con brutalidad obligándome abrir los ojos, pese a que siento que mis párpados están pegados a mis ojos. Me remuevo incómoda y algo molesta por quién se dignó a levantarme un día sábado tan temprano, bueno, a mí parecer es temprano. Me doy la vuelta y con mi mano tanteo el rostro que sé que tengo a solos unos centímetros. Sonrío pero por dentro quisiera asesinarlo. 

—Despierta dormilona—su voz grave y masculina me obliga a sonreír y olvidar las ganas de golpearlo que tenía. —Tengo una sorpresa para ti...pero debes levantarte. En diez minutos te espero en el auto. No tardes—dice antes de besarme la mejilla y salir corriendo. 

Abro los ojos en cuanto siento que baja las escaleras. Sonrío sin poder evitarlo y suelto un largo suspiro de tranquilidad. Planto mis ojos en el techo y me quedo algunos segundos así hasta armarme de valor para levantarme. Estaba tan cómoda. No sé a qué se refiere con esa sorpresa, no sé tampoco por qué me dará una sorpresa, si mi cumpleaños es recién mañana. Pero desde el fin de semana pasado he decidido dar vuelta la página con July. Basta. Me cansé de desconfiar, me cansé de torturarme con ella, me cansé de pelear y discutir, simplemente, estoy harta de ella y dándole tanta importancia me volverá loca. En una semana me iré a New York, y más vale por mí bien y el de Edward, acabar con esta situación. Darle un fin y solo confiar en la persona que amo. 

Decido ponerme un pantalón corto, una camiseta lisa y unas zapatillas. Mientras bajo me voy atando el cabello en una coleta alta, y miro por la ventana a Edward recargado en el auto mientras mira la hora en el reloj que decora su muñeca. Chequeo la hora en mi celular, y recién van a ser las diez de la mañana. En fin, salgo al exterior que me recibe con un cielo azulado y un sol cálido y explendido. 

—¡Ya era hora!—brama alzando sus brazos con exageración. —Vamos, sube—dice antes de caminar hacia la casa y ponerle llave a la puerta. 

—¿A dónde vamos Edward?—pregunto cuando lo veo subirse. Él gira en mi dirección con una gran sonrisa de felicidad y me guiña un ojo. 

—Sorpresa—dice de forma juguetón y pone en marcha el auto. Frunzo con diversión el ceño y niego mientras decido colocarme el cinturón de seguridad y esperar. 

 

Como siempre, Edward no emite palabra alguna, más bien lo veo tararear una canción en la radio mientras le sigue el ritmo con los dedos y la cabeza. Me gusta verlo así, algo de lo cual jamás me cansaría, es observarlo cuando no se da cuenta. Es Tanta su espontaneidad al hacer algo, que simplemente me fascina. Me gusta cuando sube el volumen de alguna canción que le guste y la canta si percatarse, cabe destacar que tiene una linda voz, pero cuando se da cuenta que lo miro, apaga la musica y vuelve a ponerse serio. Edward me sorprende cada día, a veces veo a un hombre hecho y derecho, y otras veces, solo veo a un niño que le gusta divertirse y es feliz. Pero lo que más me gusta, es saber que yo tengo la oportunidad de ver a ese Edward, solo yo y nadie más. Quizás, los demás no se percatan de esos detalles, pero son esos simples detalles que me vuelven loca de amor por él. 

Sonrío cuando escucho su voz cantar una pequeña estrofa de la canción que pasan en la radio. Es una de los Rollins Stone, ​​​​​​ es lo único que sé. Miro por la ventana con una sonrisa y me doy cuenta hacia dónde vamos. A lo lejos veo una feria, una de esas que se ponen cerca de la playa y hay juegos de atracciones, algodón de azúcar, manzanas acarameladas, pop corn y otras entretenciones. 

—¡Oh por Dios! Hay una feria...Edward tenemos que ir—le digo cuando volteo a verlo con la emoción a flor de piel. La última vez que fui a una, creo que tenía como doce años. Él sonríe mostrando todos sus dientes y ríe sin mirarme. —¿Ésta era la sorpresa?—pregunto sonriendo de alegría. 
 

—Por ahí va...pero no del todo—dice volteando a verme un momento. 
 

Luego de unos cinco minutos, Edward estaciona cerca del muelle y soy capaz de reconocer la cabaña que Karin le dejó a su nombre. Solo he venido en una oportunidad, y a decir verdad, este lugar tiene varios recuerdos, y de los buenos. La feria solo está a unos pocos minutos caminando y la felicidad se me nota a leguas. Aún está todo cerrado porque es muy temprano, pero comienzo a sentirme entusiasmada como si fuera una niña. Que tonta. Lo sé.

La cabaña está tal y como la recordaba. Aunque se nota que alguien ha estado viniendo para mantenerla, puesto que se nota su limpieza y orden. Pensar que Edward no quería contratar a nadie para que la mantuviera mientras no estábamos, por suerte lo convenci, y ahora vive un matrimonio de gente mayor que solo están para cuidarla y claro, vivir aquí también mientras no la ocupemos. 

—¿Pasaremos aquí la noche?—pregunto mientras me siento en el posa brazos del sillón. Él deja un bolso en el piso y me mira antes de acercarse a mi. 

—Asi es—dice a la vez que se inclina hacia delante quedando muy cerca de mi rostro. 

—¿Y el bar?—pregunto pasando mis brazos por su cintura para acercarlo más. Él sonríe y me da un corto beso antes de alejarse. 

—Chad y Charles se encargarán. No te preocupes por eso...hoy soy todo tuyo—dice y por la manera en lo que dice, me fascina y entusiasma mucho. Asiento estando muy de acuerdo.

—Por esas casualidades...no me habrás traído algo de ropa..¿o si?—pregunto algo dudosa. Él suelta una pequeña carcajada y me entrega el bolso. Sonrío sin poder evitarlo, pues él pensó en todo. 

 

La ropa que Edward trajo no es de mi favorita, ni tampoco es algo que traería en una salida como esta, pero sé que lo hizo con la mejor intención. Por suerte, traje algo de dinero para comprarme algo en la feria o por ahí. Decido salir con la ropa que tengo puesta, y vamos al mercado para comprar algo de comida. Nunca antes había estado por acá, pues la última vez que vinimos ya era de noche y solo anduvimos por el muelle. Cabe destacar que hemos evitado caminar por la parte del muelle y todo ese sector, simplemente esa sección de ahí solo trae terribles recuerdos y no es momento para seguir lamentándose y culpandose de lo sucedido. No ahora. 



#41377 en Novela romántica

En el texto hay: mentiras, peligro, amor y odio

Editado: 15.08.2019

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.