Darksouth ll: Ante la mentira

Capitulo 13

Nos costó salir de la cama, pero cuando ví que eran las nueve de la mañana y aún estábamos duermiendo, salté de dónde estaba olvidándome por completo que estaba desnuda. Edward se sobresalta y se sienta en la cama alarmado y me mira con sus ojos bien abiertos y una sonrisa tonta en el rostro. Pero fuera de eso, alcanzamos a salir a tiempo de la cabaña. Por un momento había olvidado que tendría visita en la casa por mi cumpleaños, así que debemos apurarnos para llegar a ordenar y cocinar. Sin embargo, cabe destacar que Edward se levantó con el pie izquierdo y no ha dejado de fruncir el ceño desde que salimos, y eso que solo nos quedan unos diez minutos para llegar a casa. 

—¿Puedes cambiar esa cara?—le pido con voz cansina cuando estaciona fuera de nuestra casa. Él me mira de reojo y aquello no pudo molestarme más.—...eres tan inmaduro Edward—refunfuño mientras me saco el cinturón y salgo del auto. Él me sigue. 

—¿Inmaduro yo? ¿Es una puta broma?—pregunta con el ceño fruncido mientras sale del auto. 

—Escucha...—digo dándome la vuelta antes de entrar. No planeo pelear, hoy no. —...si quieres estar con esa cara de culo todo el jodido día...está bien, pero aquí no te quedas—le digo decidida y me doy la vuelta nuevamente para abrir la puerta y entrar. 

—¿Disculpa?—oigo su voz detrás mío y sé que ha entrado en la casa. Ni siquiera me debo dar la vuelta para saber que tiene esa postura hostil y despreocupada que sabe muy bien que me molesta. 

—Es mi cumpleaños Edward, y si a ti no te gusta que nuestra familia venga de visita, entonces vete...no puedo obligarte—digo encogiéndome de hombros mientras lo miro. Él baja la guardia y cruza sus brazos mientras frunce los labios y desvía sus ojos en otra dirección. Parece un niño cuando eso y me da cierta ternura aunque realmente quisiera abofetearlo 

Ignoro por completo su presencia y comienzo a ordenar. Pongo algo de música y subo las escaleras para empezar por nuestra habitación. Sin embargo, él me sigue y se queda de plantón en la puerta mientras mira lo que hago. Doblo la ropa, tiendo la cama, lustro los muebles y todo con una rapidez que ni siquiera sabia que poseia. Quizas deba enojarme mas seguido con Edward al momento de limpiar, es decir, con su presencia aqui me ha hecho sacar fuego mientras trapeo el piso y eso que tan solo han pasado treinta minutos desde que llegamos. 

No sé porque siempre se tiene que poner de esa manera, es como si no quisiera que nadie me visite o se preocupe por mi mas que él y no es justo, sobre todo porque tambien es su jodida familia. No lo entiendo. Un minuto estamos bien, me da una sorpresa maravillosa, hacemos el amor toda la noche mientras me repite una y otra vez cuanto me ama, y luego, cuando la magia desaparece, ¡BUM! se vuelve tan....tan...¡tan Edward maldita sea! 

—¡BASTA!—grito arrojando el trapeador y volteandome a verlo. Él da un pequeño brinco y alza sus manos como si quisera detenerme en caso de que lo ataque. Su cara de confusion aumenta mis ganas de golpearlo.

—No he hecho nada—se defiende y aquello me enfurece mas. Gruño y me acerco amenzante hacia él obligandolo a retroceder hasta chocar con la pared.

—¡Eres un...eres un...idiota Edward Scott!—grito cuando solo lo tengo a unos pocos centimetros. Él intenta  reir, pero lo amenzo con mi dedo indice a lo que calla.—Dos opciones...—le digo mientras me alejo lentamente de él.—...o me ayudas y pones tu mejor sonrisa cuando todos lleguen...o das la media vuelta y te vas a la mierda. Tu eliges—digo firme. Me cruzo  de brazos y espero a que él reaccione.Sin embargo, mis piernas tiemblan como gelatina cuando lo veo sonreir y caminar directamente hacia mi sin quitar sus ojos de los mios. 

—Eres...una fiera Rizos...—dice sonriendo de lado donde se le marca ese hoyuelo de ensueño. —...y me encanta cuando te pones tan mandona—dice cuando está frente mio—... pero aqui me tienes...tu mandas—dice extendiendo sus brazos a los lados. Doy un asentimiento de cabeza y alzo la cabeza para que me vea decidida y firme en mis palabras, sin titubeos ni nada similar. 

—Entonces, ¡Ayuda hombre!—le digo y salgo de la habitacion para bajar las escaleras y empezar por odeanr abajo.

Oigo su risa desde el piso de abajo y segundos después aparece a mi lado. Lo mando a limpiar el patio, puesto que el día está especial para almorzar afuera. Él obedece sin más y seguimos como antes, solo que ahora él está ayudando. Es que, no puede ser tan caradura, es mi cumpleaños y se da el lujo, no solo de hacerme trabajar sola, sino también de ofenderse por mis invitados. Se pasa. 

Finalmente decidimos hacer una barbacoa, por lo que, Edward compró la carne mientras yo preparo unas ensaladas como acompañamiento. También sacamos la mesa del comedor al patio junto con las sillas, pues aún nos falta comprar algunas cosas, pero nos podemos arreglar bien. 

—Voy al bar—dice entrando nuevamente a la casa y se lava las manos. Dejo de cortar lechuga para prestarle atención y con mi cara ya le he preguntado él porqué. —Ire por unas bebidas...además quedé en hablar con Chad, así que aprovecharé.

—Oh...—digo bajando la vista un momento—...está bien, pero no tardes...mi padre ya debe estar en camino y quiero que estés aquí cuando lleguen—digo mirándolo fijamente. Él vuelca los ojos asintiendo y yo solo asiento y amago con darme la vuelta para salir, sin embargo, él me detiene. 

—No peleemos Rizos..¿Puede ser?—lo miro un segundo y suspiro antes de bajar un poco mi armadura. 

—No se...¿Puedes dejar de ser un idiota?—pregunto. Él sonríe un poco antes de acercarme más a su cuerpo. 

—Trataré —susurra antes de subir una de sus manos a mi nuca y atraerme a sus labios. Me da un beso fugaz y se la vuelta guiñándome un ojo. Me quedo alli viendo por donde se fue y suelto un suspiro sin poder evitarlo. Edward me vuela la cabeza. 



#41380 en Novela romántica

En el texto hay: mentiras, peligro, amor y odio

Editado: 15.08.2019

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