Darksouth ll: Ante la mentira

Capitulo 15

Edward

Extiendo mi brazo al costado para tantearla y al verificar que el lado está vacío recuerdo que ella se ha ido. Esto es una mierda. Llevo mis manos a mi rostro y gruño de la impotencia que me genera esto. ¿Hasta cuándo podré aguantar? Me quedo acostado mirando el techo sin saber que hacer. Anoche me costó una jodida mierda dormirme, no crei que me hiciera tanta falta para conciliar el sueño, pero lo cierto es que necesito mi dosis de Rizos las veinticuatro horas del día. 

Lo peor de todo esto, es que lo máximo que estuvimos separados fueron cuatro meses, y en esos cuatro putos meses viví un infierno sin ella. Solía poner una almohada extra al lado mío sólo para imaginar que ella estaba a mi lado, es patético pero era lo único que me "servía" para descansar. Sé que cinco días a la semana es nada, pero en estos dos meses  y medio que hemos estamos casados, me he dado cuenta que no funciono sin mi Rizos. La necesito con todo mi ser, y no hablo solo del sexo, la necesito para iniciar bien mi día, porque sé que pase lo que pase, al volver a casa ella me recibiría con esa sonrisa preciosa y toda la mierda se desvaneceria, sin embargo, ahora sé que ella no estará cuando regrese ni veré su sonrisa, ese pequeño gesto suyo que me vuelve un imbécil y ya no sé cómo funcionar. Soy un idiota, no puedo depender así de ella. No es sano. 

Por eso mismo, me levanto de la cama y camino al baño para darme una ducha. Planeo pasar  mi mañana dónde Bock, al menos ahí no me sentiré tan solo. Dan las diez de la mañana cuando llego al gimnasio. Salgo del auto y cuelgo mi bolso deportivo en mi hombro antes de entrar. Hace meses que no piso este lugar y he notado que Bock ha cambiado algunas maquinas, está un poco más moderno, pero sigue siendo el mismo de siempre. Cabe destacar que soy el primero en llegar. El viejo se asoma por la ventanilla de su oficina, aquella que un día rompí con mi puño. 

—¡Pero miren quién se acordó de los pobres!—exclama saliendo de su posilga con sus brazos extendidos. 

Me río por lo bajo y acepto el abrazo que amagó con darme. Antes, posiblemente lo habría enviado a la mierda, pero ahora las cosas han cambiado un poco. 

—¿Que haces aquí Scott? Hace meses que no pisas un pie en el gimnasio—dice con una sonrisa. Lo puedo notar más feliz a Bock, y sé que se debe a Londra. 

—Que.. ¿Acaso no puedo venir y visitar a una viejo amigo?—pregunto y ambos reímos porque claramente eso es mentira. 

—Buen intento muchacho—dice negando con una sonrisa. Posa su mano en mi hombro y me palmea un poco la espalda—Ya se porque estás acá...digamos que cierta chica rubia te tiene así nuevamente...¿me equivoco?

Vuelvo los ojos ante sus palabras estúpidas, pero en cierta parte tiene razón. 

—Solo pasó un jodido día desde que se fue y ya no se qué hacer...—digo en un arrebato de sinceracion. 

—Venga Scott...ya lo superarás. Ahora anda, que tú lugar está igual que siempre..—me anima dándome un ligero empujón. Le quito de mala gana su mano de mi hombro a lo que él se rie. 

Camino por el pasillo que antes solía recorrer a diario solo para ver a Rizos. Me trae recuerdos y de los buenos, pues antes solía venir dónde Bock para descargar la ira, el enojo que todo me provocaba. Vivía estando enojado y nunca supe el porqué, hasta que conocí a Linda. Luego venía seguido solo para verla a ella y ni cuenta me daba de eso. A veces venía, y cuando no la veía simplemente me daba la vuelta y me iba, pero cuando venía y la veía pelear, reírse o simplemente escuchar música mientras bailaba creyendo que nadie la estaba mirando, me quedaba solo para sentirme bien. Ella siempre me hizo bien. 

En fin, conecto mi celular en el reproductor de música y comienzo a calentar. Puede que los días que Linda no esté en casa venga dónde Bock, he dejado de practicar estos meses y creo que necesito ponerme en forma nuevamente. Antes lo hacía por los Darksouth, pero ahora que ya no soy más parte de ellos, no encuentro que sea necesario prepararme. Ellos ya no son mi jodido problema. 

Entreno alrededor de dos horas. El sudor ha empapado la sudadera que tenía puesta y literalmente apesto, así que dejo de hacer lo que estaba haciendo para poder caminar a las duchas. Es hora de ir al bar y hacerme cargo. Me ducho con agua fría y saco la ropa de respuesto que me traje para ir al trabajo. Me visto rápido y seco mi cabello con la misma toalla dejándolo húmedo, creo que necesito otro corte. Es realmente estresante cómo crece, joder. 

 —¿Ya te vas?—pregunta Bock cuando me asomo por la puerta de su oficina. El gimnasio ya estaba más lleno. 

—Algunos tenemos responsabilidades viejo—bromeo y el rie mientras se pone de pie para salir. 

—¿Quién diría que tú te convertirias en un hombre de responsabilidades?—dice a modo de broma. —Creeme Scott, siempre estaré agradecido con esa chica...—dice y sonrío sin poder pasar por alto ese tono paternal y orgulloso que le salió. 

—Gracias a ti anciano, insististe tanto en que cuidara de ella ese noche...que si no fuera por eso, creo que nunca...me hubiera dado cuenta de lo hermosa que es—susurro más para mí que para él, pero al darme cuenta de su sonrisa socarrona  solo niego con la cabeza y me alejo haciendo un movimiento de mano para indicar mi despedida. 

 

Saludo a lo lejos a Peter quién viene llegando y me subo rápido al auto antes de tener que hablarle. No es que no me agrade, pero creo que ya he sido demasiado amable en lo que llevamos del día, y por supuesto debo mantener mi reputación. Me coloco las gafas de sol y sacudo mi pelo antes de emprender el viaje al bar. Aún es temprano, todos llegan como a las una o una y media, pero bueno, supongo que esta semana seré alguien responsable, porque estar en casa sin Rizos es una puta tortura. Por ello, prefiero estar aquí y despejar mi mente, así cuando llegue la hora de irme, solo tendré que llegar a dormir y el día ya se habrá acabado. Ese es mi plan para no volverme loco sin ella. 



#41381 en Novela romántica

En el texto hay: mentiras, peligro, amor y odio

Editado: 15.08.2019

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