Darksouth ll: Ante la mentira

Capitulo 18

Linda

Hoy por fin es el ultimo dia de la semana, lo que significa que un par de horas estaré nuevamente en Portland, en mi casa y sobre todo, con Edward. Salgo del campus junto con Felipe y Bea. Nos ha tocado realizar un trabajo juntos para la proxima semana y nos estamos poniendo de acuerdo para empezar hacerlo lo mas pronto posible. Es algo realmente interesante, puesto que nos toca defender un caso. No es complicado, basicamnete es todo lo que nos han pasado y solo hay que aplicar la materia aprendida hasta el momento, si bien es un proyecto que durará hasta fin de semestre y el primer avance debe entregarse el viernes de la proxima semana, y a decir verdad, tengo mucha fe en mi grupo. 

En fin, soy capaz de reconocer a la persona que se encuentra en la entrada y me separo del grupo para correr hacia ella. Mi hermana me recibe con una gran sonrisa y ambas reimos cuando casi nos caemos por el impacto del abrazo. Bea y Felipe llegan segundos despues donde nos encontramos y mi amiga se encarga de presentar a Felipe. De seguro Sandy viene en busca de Todd, he estado hablando por telefono con ella desde lo sucedido con Edward y la anciana del muelle, es la unica, ademas de Edward, que sabe lo que la anciana me dijo, y a decir verdad, me reconforta mas hablarlo con ella que con cualquier otra persona, Sandy simplemente me ayuda a decifrar que hay detras de todo esto y lo agradezco muchisimo. 

—¿De dónde salió ese bombonazo?—pregunta mi hermana en cuanto Felipe se aleja. Las tres nos quedamos viendo hacia donde el chico tomó camino y luego de desaparecer en el estacionamiento, nos miramos. 

—Linda lo conoce desde antes—me delata Bea. Sandy enarca una ceja en mi dirección y ya puedo imaginar que está pensando. 

—Lo conocimos en la feria del muelle en Portland, y por conocimos, me refiero a que Edward también lo conoce—me adelanto a decir antes de que especule cualquier cosa. Ella entrecierra los ojos pero solo suelta una risa.

 

Nos quedamos unos varios minutos en el campus esperando a Todd. Por mientras, con Bea le mostramos el establecimiento a Sandy e intentamos fallidamente que se inscriba aquí para el próximo semestre, aunque solo nos ganamos una carcajada por su parte. Pues, Sandy al igual que Edward, dejaron en claro que seguir con los estudios no es algo que están en sus planes, por lo menos no ahora. Y aunque me encantaria que Edward eligiera algo más que hacer con su vida, puedo ser capaz de respetar sus desicionds y apoyarlo siempre que pueda. 

Finalmente, luego de unos treinta minutos, Todd salió de su clase. Su sonrisa se hace notar en cuanto repara en Sandy y trota hasta llegar a ella y besarla. Mierda, cuanto me gustaría ser Todd en este momento, no por Sandy, sino por ver a la persona que amas sorprenderte en un día agotador después de clases. Sé que Edward tiene trabajo, y con el maravilloso acto que tuvo el día lunes conmigo, creo que no puedo pedir más por ahora, pero aún así, me encantaría tenerlo conmigo a diario. 

—Muy bien tórtolos. Nosotras nos vamos—digo logrando que ambos dejen de intercambiar saliva.

 

Sandy se quedará con Todd todo el fin de semana, e incluso me ha dicho que él le ha pedido que se venga más días a quedarse. Y si eso resulta ser así, significa que tendré a mi hermana aquí y no me sentiré tan sola. Por ello, soy la primera en apoyarla en cuanto a esa desicion. 

En fin, junto a Bea nos subimos a mi auto y emprendemos el viaje rumbo a Portland. Escuchamos música en el camino y por el momento, no le he dicho nada a Edward que estoy en camino. Simplemente quiero sorprenderlo. Planeo pasar por casa, darme una ducha y luego ir al bar. Aunque suene raro, de cierta manera extraño a los chicos. Son una molestia cada vez que estoy a solas con Edward, pero ellos saben cuánto los aprecio, sobre todo por su maravillosa lealtad a mi marido. Ellos se ganaron el cielo. 

Pasan las tres horas más cortas de la vida. Con Bea no hemos dejado de hablar ni reírnos. Es grandioso todo esto. ¿Cuántas veces imaginé compartir un momento así con mi mejor amiga? Ajá. Nunca. Es por eso que me encanta y disfruto mucho su compañía. Sin embargo, cuando veo el letrero de bienvenida comienzo a ponerme más impaciente. Tengo tantas pero tantas veces de verlo que no puedo dejar de sonreír. Paso a dejar a mi amiga a su casa y luego me dirijo a la mía. 

¡Cómo la extrañe Jesucristo!

Estaciono el auto y me bajo junto al pequeño bolso que me traje. Saco mi manojo de llaves y abro la puerta. Inmediatamente, la sonrisa se desvanece al ver el desorden que hay. Para empezar, se nota que en esta semana nadie ha ventilado la casa, por lo tanto, el olor a encierro es tremendo. Me apresuro a abrir las cortinas y ventanas para que entre la poca luminosidad que queda del día. Ya son pasadas cinco de la tarde. 

¿En qué estaba pensando cuando crei que él tendría todo ordenado? 

Definitivamente, tendré que tener una buena charla con él. 

Decido no calentarme tanto la cabeza y subo las escaleras. Espero que al menos la habitación esté desente, y por suerte, la cama está echa. Lo demás deja mucho que desear, pero al menos se nota un poco el orden. Dejo el bolso sobre la cama y comienzo a sacar mis cosas. En eso mi celular vibra y me indica que me ha llegado un mensaje de Edward preguntándome en donde ando, pero como ya dije, no pienso decirle. 

Decido quitarme la ropa y caminar desnuda a la ducha. ¡Dios! Es increíble cómo extrañé andar desnuda por la casa sin miedo ni vergüenza. Pues claramente, andar desnuda donde mi padre no es una opción, ni siquiera en mi habitación con Molly entrando a cada rato. En fin, me relajo en el agua caliente y al salir me quedo un momento acostada sobre las sábanas mientras el olor a Edward me invade, esta noche al fin dormiremos juntos. Esta vez, sin niñas pequeñas. 



#41368 en Novela romántica

En el texto hay: mentiras, peligro, amor y odio

Editado: 15.08.2019

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