Darksouth ll: Ante la mentira

Capitulo 42

Edward 

—Ya estoy cansado de esta mierda. ¡Nos vienen diciendo las mismas putas palabras desde hace nueve meses atrás! ¡¿Cuando nos darán una jodida respuesta ?! ¡Joder!—bramo en el escritorio del oficial que lleva la investigación de la desaparición de Rizos. 

—Edward cálmate...—me pide Will y volteo a verlo como si me hubiera dicho la mayor estupidez, porque así es. 

—Edward cálmate...es la única mierda que sabes decir ¿no? —espero y me pongo de pie dispuesto a salir de aquí. 

Camino de un lado a otro mientras las ganas de hacer mierda todo este lugar comienzan a invadirme. Son todos unos buenos para nada. Ya han pasado más de nueve meses, y no hay ni siquiera un rastro o pista de ellas. La tierra no pudo haberselas tragado. No logro dormir en paz, no logro comer, no logro respirar tranquilo sin saber dónde carajo está. Quién se la ha llevado y por qué. Hemos buscado como locos estos meses, dónde la vida de todos dió un giro inesperadamente doloroso. La perdida de Mark nos dejó a todos en la lona. Y por ahí, me pongo a pensar en que sea donde sea que ella esté, espero que no se haya enterado. Me enferma imaginar su angustia y su dolor y no estar allí para reconfortarla. 

Cada día vengo a esta comisaría de mierda en busca de alguna noticia nueva, pero no hay nada. Más bien, ni hacen nada. Solo los veo detrás de sus escritorios, tomando café y comiendo rosquillas. Son unos inservibles. 

Luego de un rato decido irme para ver a Alice. Will me ha dicho que quiere verme así que allá voy. La ciudad no ha vuelto a ser la misma sin ella. Nada es lo mismo sin ella. Cuando llego a su casa, dejo mi auto mal estacionado, y me dirijo a la puerta. Como tengo una llave de respuesto, entro sin problema alguno. Suspiro cuando vuelvo a ver el álbum de fotos de Linda sobre el sillón. Le hemos dicho que no se torture de esa manera, pero cada vez que tiene oportunidad, se pone a ver sus fotos que resultan malditamente dolorosas. Me acerco ahí y justo veo una en la que ella sale sonriendo mientras está subido a la espalda de Mark. Mark había descubierto lo de Linda, y lo mataron para que no se revelará nada...¿Acaso han hecho algo por eso? No. No han hecho ni mierda. No puedo dejar de pensar, que quien sea que hizo esto, está entre nosotros. Pero saberlo es un misterio. 

—Viniste—oigo su voz y cuando alzo la vista la veo bajar las escaleras. Suspiro al verla y asiento. No recuerdo cuando fue la última vez que la vi con ropa y no en pijama. Me da pena verla así, sobre todo porque desde que Linda desaparición, Alice ha perdido cierta parte del juicio.

—Will dijo que querías verme—digo y ella sonríe apenas mientras se sienta y toma el álbum para ponérselo en las piernas. Me hace una seña para que me siente y así lo hago. —Ella te amaba mucho—musita y toma mis manos en las suyas. —Es decir, te ama...

—Y yo a ella Alice. Siempre será asi—le digo y ella sonríe.

—Mark me visitó a anoche—murmura como si me estuvieras diciendo un secreto.—...me dijo que Linda está viva—dice y sus ojos se ponen vidriosos. 

—Alice...

—Y también me dijo que tuvo un bebé—murmura y yo me alejo unos centímetros mirándola un tanto asustado. Sé que siempre dice lo mismo, que Mark la visita y le cuenta sobre Linda, pero esto del bebé es nuevo. —Eres papá Edward y yo soy abuela. ¿Puedes creerlo?—dice y me abraza. Quiero retractara, pero el médico nos ha recomendado seguirle la corrientes. 

—Si Alice, lo somos—susurro y no me queda más que dejarme abrazar por ella. 

 

Permanezco unos minutos más donde la llegada de Will es mi salida. Aprovecho a despedirme de Alice y me hace prometer que mañana vuelva porque debemos  comprar cosas para el bebé. Por la cara de Will, algo me dice que él ya sabe sobre este disparate, y solo sonríe mientras le transmite tranquilidad y apoyo. Me voy seguro de que ella está en buenas manos y cuando me subo a mí auto, mi celular vibra con el nombre de July en la pantalla. 

—Juls—contesto poniendo el manos libre y enciendo el motor. 

—Hey...quería saber si estabas en Portland—dice y suspiro antes de contestar.

—Estaba a punto de irme—respondo y freno en un semáforo rojo. 

—Ven al hogar antes de que te vayas.—me pide y suspiro poniendo en marcha nuevamente el auto. Me ha pedido por semanas que vaya al bendito hogar en el que trabaja. 

—Sabes que detesto a los niños. No gracias—digo y la oigo reír. 

—Por favor—suplica. —Te hará bien para despejar tu mente un poco—dice. 

—Bien. Joder, enviame la dirección—le digo y corto la llamada.

 

No sé qué demonios estoy haciendo. Pero es increíble cómo han cambiado las cosas en estos meses. Es decir ¿Yo yendo a un jodido hogar de niños? Si me hubieran dicho aquello hace dos años atrás, me habría reído. Pero lo cierto, es que con toda esta mierda, he llegado a percibir las cosas de otra forma. La angustia y el vacío que Rizos dejó en mi, me hace hacer cosas que en la vida hubiera hecho solo para tratar de llenar ese vacío, porque, sé que si ella supiera las cosas que hago, se pondría orgullosa de mi.  Y cuando aparezca, quiero ser mejor. Quiero ser mil veces mejor solo por ella. No he sido un buen novio ni esposo, más bien he sido una mierda, pero la amo con cada rincón de mi cuerpo, cada celula de mi sistema le pertenece en un cien por ciento a ella, y donde sea que esté, espero que siempre recuerde lo nuestro. Espero que mantenga el relicario y piense en nosotros, en que podremos volver a estar juntos, y en que el amor es más grande que cualquier obstáculo. Yo sé que ella está viva. Lo presiento, algo dentro mío me dice que no baje los brazos, que nunca me rinda. Y por primera vez en mi vida, decido seguir ese instinto, por más doloroso y desesperante que sea, aquí estaré siempre. Esperándola. 

 

Llego al bendito hogar al cabo de algunos minutos y suspiro antes de bajarme. Antes de entrar, le mando un mensaje a Karin para avisarle que me retrasare un poco y entro. Hay un mostrador ubicado en una esquina, dónde una mujer gorda está con su celular. Sin embargo, antes de acercarme July aparece y me toma desprevenido cuando me abraza. Le palmeo la espalda y cuando se separa me sonríe abiertamente como si estuviera feliz por algo. Solo le devuelvo un gesto similar a una sonrisa y me alejo un par de pasos. Tiro mi cabellos hacia atrás y lo recojo en un pequeño moño bajo, puesto que en todo este tiempo no me he cortado el pelo y casi no lo aguanto. Pero no quiero cortarlo. No aún. 



#41369 en Novela romántica

En el texto hay: mentiras, peligro, amor y odio

Editado: 15.08.2019

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