—Buenos dias señor Scott—me saluda Nadia, por más que le he repetido en reiteradas ocasiones que no me llame señor Scott, pero supongo que después de tres años de ser mi secretaria y que al fin no se sonroje cuando le sonrío, es un gran avance.
Recuerdo que cuando la contraté, no tenía ni la menor idea de que requisitos necesitaba una secretaria. Ella venía recién saliendo de la universidad, y supuse que darle una oportunidad no estaría mal. Claro que no reparé en que mi secretaria era tan tímida y vergonzosa que cada vez que le hablaba no solo se sonrojaba, sino que también comenzaba a tartamudear. Un día le pregunté porque se ponía de esa manera, y agachando la cabeza con sus mejillas rojas y su labio temblando, dijo que yo la intimida a por ser tan serio y apuesto a la vez. Aquello me dió ternura, puesto que Nadia es una chica bajita, regordeta y adorable. Me cayó bien enseguida.
—Hola Nadia ¿noticias?—pregunto mientras camino por el pasillo que lleva a mi oficina y ella me pisa los talones. Saludo a unos cuantos y me concentro en escucharla.
—Si. Llamó su esposa, dice que el vuelo se retrasó dos horas y que no llegará a la hora acordada para ir por su hija. Lo mas probable que llegue mañana a primera hora—dice y asiento estando de acuerdo—...segundo, llegaron los expedientes de los corredores para el proximo mes, los dejé en su escritorio para que los revise—dice y asiento nuevamente mientras me doy la vuelta, puesto que ya llegue a la puerta de mi oficina.
—¿Algo mas?—pregunto y le doy un sorbo al café.
—No señor—dice y asiento.
—Entonces puedes volver a tu sitio de trabajo Nadia, si te necesito...ya sabes—digo y le sonrio. Ella me sonrie de vuelta y se va.
Entro en mi oficina y lo primero que hago es abrir las cortinas para que entre la luz del exterior. Me siento detras de mi escritorio y le doy una rapida ojeada a los expedientes de los corredores que llegarán para el mes entrante. Me acabo el café, y tiro el vaso de carton para ponerme a trabajar. Leo cada uno de los expedientes y como es siempre, marco los que me parecen mas apropiados para que representen nuestra marca de motocicletas. En estos seis años, la compañia ha crecido exponencialmente, al punto de liderar el ranking numero uno de las revistas por dos años consecutivos. Si este año obtenemos otra victoria, entonces nos proclamaran como la mejor industria de motocross de los ultimos diez años en New York. Eso, seria no solo un gran avance para nuestra compañia, sino tambien que literalmente seriamos los empresarios mas jovenes en levantar una industria de este calibre.
En fin, de diez expedientes, me quedé con cinco, los cuales debo hablarlo con July y con otros socios para deliberar los tres finalistas. Pues, realmente nos estamos jugando el pellejo en esto. Decido tomarme un tiempo y llamo a mi padre. No he sabido nada de él desde hace una semana.
—Hola anciano—bromeo y me recuesto en el respaldo de la silla.
—Mira quien se acuerda que tiene padres—dice y vuelco los ojos mientras doy un giro en la silla y quedo mirando hacia la ventana, donde puedo ver como nuestros corredores estan entrenando.
—¿Que tal todo?—pregunto y lo oigo suspirar—¿Has ido a verla?
—Sabes que voy todos los dias—me dice y suspiro—...todo sigue igual—dice y noto que su voz se ha apagado.
—Sabes que es lo mejor para ella. ¿Recuerdas lo que pasó la ultima vez?
—Si se hijo. Lo sé. Es solo que...es mi esposa, no es facil verla en un hospital psiquiatrico, ella...yo se que ella no...
—Si sé. Pero te aseguro que le están dando los mejores tratos a Alice. Te prometo que nunca le faltará algo Scott. Yo me encargo—le digo.
—Gracias. Si no fuera por ti y...July, no se que hubieramos hecho—dice.
En ese momento frunzo el ceño mientras presto atencion con mas detencion al idiota que se ha salido de control con la motocicleta. Lo veo frenar mientras deja a la motocicleta en el piso y los técnicos se acercan enseguida. Estan discutiendo. Apuesto que es el infeliz de Warner.
—No es nada papá. Tengo un problema aqui...despues hablamos.—digo y corto.
Me pongo de pie enseguida y justo cuando salgo me encuentro a Nadia corriendo en mi direccion.
—Si, ya lo vi—digo y avanzo a largas zancadas.
Sacudo mi mano ante Jordan que amaga con hablarme, pero estoy más interesado en saber qué demonios pasó allá afuera. Cuando me acerco a la zona, Warner les grita a los técnicos y demás profesionales que intentan servirle y ayudarle a mejorar su rendimiento. Él insiste en que no necesita nada de esto porque es el mejor. Al parecer, haber ganado la última carrera le subió los humos a la cabeza. Carraspeo cuando llego hasta ellos e inmediatamente se callan. Hago un movimiento de cabeza para que me dejen a solas con él, y todos obedecen. Me cruzo de brazos y me acerco hacia él quien suelta un bufido.
—Es la tercera jodida vez que te la das de diva—digo y oigo como alguien detrás mío rie, pero se calla enseguida cuando volteo a ver.—No porque hayas ganado una mísera carrera significa que puedes venir y hacer lo que se cante la maldita gana. Así no trabajamos aquí—digo y él me mira.
#42718 en Novela romántica
engaños y obsesión, olvido, dolor tragedia sufrimiento perdida discusiones pro
Editado: 10.07.2023