Me miro una última vez al espejo antes de salir. Me acomodo el enterizo color azul corto que me obligaron a ponerme. Me giro y me veo en el espejo solo para ver cómo casi medio trasero me queda afuera. No, no puedo usar esto. Me siento expuesta y desnuda. Considerando que no he usado cosas tan reveladoras y cortas desde...bueno, no sé desde cuándo, pero desde que desperté, definitivamente. Decido ponerme encima un kimono celeste, el cual, me llega hasta las rodillas y ahí creo que no es tan fatalitico. Llevo veinte minutos mirándome al espejo, y he pasado veinte minutos cada día frente al espejo desde que me corté el cabello para acostumbrarme. Me toco las puntas castañas claras de mi pelo corto, el cual me llega sobre el hombro. ¡SOBRE MI HOMBRO! También, me convencieron de oscurecerlo un poco.
—¿Estás lista?—pregunta Bea apareciendo de la nada. Me giro a verla y ella llevas sus manos a su rostro demostrando sorpresa.
—¡Oh por Dios! —exclama—Demonios Lin, te ves hermosa—dice y me sonrojo a más no poder. Ya no quiero usar esto.
—Si...creo que es demasiado. Mejor me pongo el jeans ajustado y...
—Hace más de treinta grados afuera—dice con cara de póker. Reparo en su vestimenta, y mi amiga viste de vestido y sandalias. Mierda.
—No se Bea. No me siento yo—digo. Me muerdo el labio y frunzo el ceño al sentir el brillo sabor sandía que Charlie hizo ponerme.
—Aunque no lo creas, esto es y siempre ha sido tú. Solo que una versión más madura y hermosa—me anima y con ello me siento un poco mejor.
Charlie aparece minutos más tarde y decidimos que es hora de irnos. Nos lleva casi cinco horas llegar, pero finalmente aparcamos fuera del edificio donde la agencia de Scott le dieron el departamento a Jake. Este es grande, espacioso y lujoso. Se nota que ganan bien, o mejor dicho, que sus negocios ilicitos les dan buenas ganancias. Dejamos nuestras cosas en las habitaciones restantes y luego nos ponemos a repasar todo. Hablamos con Jake para acordar el encuentro, y luego de planificar y acordar cómo será todo, camino a la que se supone que será mi habitación para cambiarme de ropa.
Charlie me obliga a ponerme un vestido amarillo con un lazo café en la cintura, el cual hace juego con un sombrero beige. Debo admitir que el vestido es lindo y no es tan corto. Aunque en la parte de los pechos, me gustaría que fuese un poco más cerrado. En fin, me coloco las gafas oscuras de Jake y me miro en el espejo del baño una última vez. Llegó el momento.
Charlie me entrega la dirección de la agencia y cuando salgo del edificio me sorprendo cuando tres taxis me tocan bocina para que me suba con ellos. Me quedo algo desorientada y decido subir al que está más cerca. Me cobran casi veinte dólares, pero finalmente me dejan justo enfrente de la gran agencia Alena. Así es como se llama. Que lindo nombre, pienso. Y decido entrar. En el camino voy repasando una y otra vez lo que tengo que decir, como tengo que actuar y dónde debo ir con exactitud.
Empujo la puerta de vidrio transparente, la cual me lleva a un gran mesón ubicado en una esquina, dónde una chica joven y bella teclea en el ordenador. Tiene un uniforme de oficina y un manos libres en la oreja derecha. Me quito las gafas una vez que llegó a ella, y la chica presta su atención con en mi antes de sonreírme.
—Hola—saludo y trato de pararme firme y segura. Yo sé que puedo hacerlo—Busco a Edward Scott—digo. La chica frunce ligeramente el ceño y busca algo donde anotar.
—¿Tiene una cita?—pregunta y yo niego. Joder—No puedo dejarla pasar sin cita, lo siento—se disculpa con una mueca y continua tecleando.
—Lo que pasa, es que mi novio entro hace unos días a correr aquí, y me dijeron que viniera hablar con el señor Scott. ¿Podrías por favor, preguntar si el puede verme ahora?—la chica suspira pero asiente mientras levanta el teléfono que tiene a un lado y aprieta un botón.
—Hola Nadia, ¿Sabes si el señor Scott está disponible? Tengo a la novia de...
—Jacob Sayer—me adelanto a decir.
—...de Jacob Sayer que necesita hablar con él—concluye la chica quién segundo su placa, se llama Madelyn.
Me muerdo la uña de mi dedo pulgar y mientras espero, me dispongo a observar la estancia. El lugar es grande, reluciente, y con muchos cuadros de motos y hombres en ellas saltando obstáculos. A simple vista no parece ser una agencia reconocida, es más bien como un simple edificio. En fin, cuando Madelyn corta y me sonríe, sé que me fue bien. Ella me entrega una credencial y me dice que suba por el ascensor al quinto piso y que busque a Nadia, quién es la secretaria personal de Scott. Obedesco a sus instrucciones y tal como me dijo, me subo al dichoso ascensor y marcó el número cinco.
Las puertas se abren segundos después, dónde me quedo un tanto pasmada al ver la cantidad de gente ir y venir con papeles, carpetas, algunos hablando entre ellos y otros hablando por teléfono. Busco con la mirada a Nadia, pues hay cuatro escritorios con cuatro chicas diferentes, pero no me cuesta saber quién es quién, pues sobre cada escritorio está el nombre de cada una. Nadia es la que está al final, y es una chica algo particular. No se parece al resto, y me causa algo de gracia. Unos papeles se le caen y se esparcen por el suelo, y soy capaz de oír algunas risas burlonas de las otras tres chicas.
—Permiteme ayudarte—le digo rápido y me agacho a recoger los papeles. Les doy una rápida ojeada y solo son fichas y carpetas de corredores.
—Gracias—musita algo apenada—¿Eres la novia de Jacob Sayer?—pregunta y asiento sonriendo—Dejame avisarle al señor Scott que estás aqui—me dice y se pone hablar por teléfono.
Volteo a ver a las tres cotorras que se burlaron de Nadia, quienes al darse cuenta que las miraba continuaron con los suyo sin problema.
—Puedes pasar—me dice. Doy un pequeño brinco y asiento con el corazón en la garganta—Es cruzando el pasillo, la última puerta a la izquierda—me explica y asiento nuevamente.
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Editado: 10.07.2023