Darksouth lll: Buscando verdad y justicia

Capítulo 31

Edward conduce varios minutos y nos mantenemos en silencio durante todo el trayecto. No sé si estoy haciendo bien, no sé si hago lo correcto en estar tan cerca suyo. Mi cabeza me me vuelve loca con tantos escenarios posibles y tantos recuerdos tormentosos, pero se que merezco la verdad, y también se que él se lo merece al igual que yo, pero aún no es el tiempo. Si cometo el mínimo error toda la misión se va a ir a la mierda y arriesgaría no solo mi vida, sino que la de todos los que nos rodean y entre ellos Ally. 

Si Edward y yo estuvimos casados, y yo tuve una hija, ¿significa que Ally es esa niña? 

Pienso en ello y se me hace absurdo. Yo jamás podría olvidar a mi hija y Edward no se ve como una persona capaz de engañar con algo así.

 ¿Y si él no lo sabe? ¿Y si nunca se llegó a enterar que yo estaba embarazada? 
De pronto el aire comienza a ser escaso y me dispongo a presionar el boton para bajar un poco el vidrio de la ventanilla. 
 

—¿Estas bien?—pregunta sacándome de mis pensamiento. 

—Si—respondo mirándolo— solo que…me impacienta un poco. ¿Falta mucho?

—No, de hecho, ya llegamos—dice. 
En cuanto dice aquello miro por sobre su hombro y distingo el muelle detras nuestro. La puesta del sol se ve hermosa. 
Distingo a lo lejos juegos de atracciones, luces brillantes y musica. Muchos autos están estacionados y veo a mucha Gente con sus hijos y parejas ir y venir. 
—¿Me trajiste a la feria?—pregunto incrédula. 
—No, pero ya que estamos podríamos pasear, si es que quieres—dice con una sonrisa mientras estaciona el auto en un aparcado. 
—No recuerdo la última vez que vine a una. Ni siquiera sé si alguna vez he ido—admito dejándome llevar por todas las maravillas que se asoman. 
—Una vez vinimos—dice y vuelco mis ojos en su dirección y le sonrió si saber que más decir o hacer. 
 

Al cabo de unos minutos nos encontramos caminando hacia la feria. Mis ojos se desvían al muelle y ráfagas de sensaciones mezcladas me atraviesan el pecho. Una sensación de pesadez y agonía. Llevo involuntariamente una mano al pecho y verifico que mi corazón ha aumentado su ritmo cardíaco. 

—Esperame aquí. Iré a comprar los boletos, no tardo—dice él mientras se aleja hasta la taquilla. Yo me quedo aún procesando los sentimientos encontrados que me invadieron segundos antes. 
Observo nuevamente en dirección al muelle y veo un destello de luz parpadeante. No se que es, pero siento que me llama. Volteo a ver a Edward quien está de espaldas a mi y me acercó un poco en dirección a esa luz sin darme cuenta del escalón que separa la arena del piso de madera. Tropiezo, sin embargo, antes de caer alguien me toma de las manos presionando con firmeza mis muñecas. Alzo la vista hacia la persona que me sostiene y me sorprendo cuando me percato de una anciana. Ésta me sonríe y podría jurar que la he visto antes. 
Despierta Linda—me dice. Yo quedo atónita. —Despierta antes de que sea muy tarde—me advierte con sus ojos penetrantes. 

—Hey..—Edward me toca la espalda y volteo a verlo enseguida.—¿Que paso?—pregunta extrañado. 
Yo volteo a ver al a anciana que desapareció sin dejar rastro. No entiendo nada. 
—Yo…es que…¿la viste?—pregunto alto desorientada. Edward mira en todas direcciones y niega sin comprender. 
—¿A quien?

—A la anciana—le digo con obviedad. 
—Linda no había ninguna anciana contigo—me dice seriamente mirándome a los ojos. ¿Que?—¿Segura que estas bien? 

—Si—respondo—Yo…creo que me equivoque—digo sin creer ni un poco en mis mismas palabras. —En fin…¿compraste?—digo con la intención de cambiar de tema. 
—Asi es—dice mostrándome los boletos—Antes la entrada era liberada…ahora debes pagar, no puedo creerlo—dice y aquello me hace reír un poco. 

—¿Aún le tienes miedo a la montaña rusa?—pregunto con diversión. 
—Yo nunca…—dice con las palabras a medias y me mira—¿Que dijiste? —pregunta y yo niego sin comprender—Tu…¿como sabías que les temo?

Abro mis ojos claramente impresionada. 
—Yo…juro que no lo sabía, no se porque dije eso—admito y Edward sonríe—Pero…¿en verdad les temes?—el carraspea avergonzado y corta nuestro contacto visual. 
—No, claro que no. Solo tengo un poco de vértigo…pero no les temo. Yo no le temo a nada—se defiende y aquello me hace reír con fuerza. 
 

Edward se encarga de que pase un gran momento. Intento no pensar de más, mas bien, intento no pensar en nada y dejarme llevar por este hombre que me enloquece. De no sentir nada com Respecto a el, pase a sentir sensaciones que no había experimentado pero que casualmente se sienten tan familiares. Me siento extrañamente cómoda con el, al punto de poder mostrar mi punto más vulnerable y confiar. Confiar…

—Espero que lo hayas disfrutado. Yo me divertí como nunca—admite una vez que salimos de la feria. Me rio y asiento mirándolo. Un suspiro se escapa de mis labios y me sonrojo un poco por eso. 
—También yo. Gracias—le digo Y él asiente con suficiencia. 
 

Sigo a Edward hasta una cabaña que yace a un lado del muelle. Miro en dirección a donde vi aquella luz parpadeante pero solo se ve la oscuridad. El abre la puerta y enseguida me embriaga ese aroma a madera Tan hogareño. El interior es cálido, en el sentido que se siente cómodo y familiar. Tengo la sensación de haber vivido en un eterno deja vu. sin embargo, al Ver las fotografías que adornan la sala me doy cuenta de porque esa sensación. Hay un portarretrato Mio de cuando me gradué del instituto. Luzco diferente, muy diferente. Mi cabello es más rubio y largo que ahora. Tengo un birrete sobre mi cabeza y una toga azul. Al parecer alguien me habia echo reír puesto que en la foto salgo con una gran sonrisa y mis ojos ligeramente achinados. Me veo feliz y plena. Me veo segura y llena de luz. La toco tratando de llegar a ese momento feliz pero me decepciona no poder recordarlo. 

Continuo viendo las otras fotos, y me percato de una foto de Edward, al igual que yo en el día de du graduacion, con la diferencia que este tiene el birrete en su mano y no hay rastro de la toga. Él sale cruzado de brazos y serio mirando hacia la cámara. Siento que han pasado miles de años. nos vemos llenos de vida. Pese a la seriedad de su expresión, noto un brillo único en su mirada. Es como si se hubiera esforzado para no sonreír. Finalmente me encuentro con una foto nuestra, Edward me sostiene en sus brazos, y yo salgo con los ojos cerrados debido A la risa, y él sale mirando a la cámara con una expresión divertida. 
 




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