Capitulo 4

Capítulo 4. Ojos verdes azulados.

JADE

Han pasado dos semanas desde que llegué a Darkwood, sin verlo venir los días pasaron volando, en un abrir y cerrar de ojos ya es mediados de septiembre y el otoño está a la vuelta de la esquina. No sé si reír o llorar porque el "verano" oficialmente terminará, quiero pensar que el clima no puede empeorar, pero cuando las hojas de los árboles comienzan a cambiar su típico color verde por uno anaranjado y el aire se hace más gélido entiendo que en realidad si puede ser peor y no solo por el hecho de que mis alergias empeoran y me sangra la nariz, si no también porque debo vestir varias capas de ropa para no congelarme el trasero y es un poco incómodo.

Lo bueno es que me terminé acostumbrando un poco al ambiente y decidí olvidar lo que me dijo aquella rubia del demonio, que por cierto no he vuelto a ver desde entonces. Por mi bien también decidí tomar distancia de los dos grupitos problemáticos y me concentré más en mis clases y en mis deberes. Tampoco quise preguntarle a mamá por su caja de secretos donde encontré la foto de sus amigos, aunque desde que vi esas fotos no puedo dejar de sentir una angustia extraña que no me deja olvidarlo.

El último fin de semana de septiembre decido salir a conocer el pueblo yo sola ya que aunque mamá promete acompañarme realmente nunca puede hacerlo por sus turnos tan complicados en el hospital.

Me cambio adecuadamente para salir al frío exterior, me coloco mi gorro de invierno favorito y luego de tomar mis llaves y mi celular me aventuro hacia las calles del pueblo. Admito que Darkwood es una belleza natural, los árboles gigantes que lo rodean y las montañas llenas de vegetación a lo lejos lo hacen ver como un magnífico cuadro hecho por un gran artista, por las calles las personas caminan de un lado a otro sonriendo y hablando con entusiasmo ajenos al terrible frío, hay muchas tiendas que con sus coloridos letreros iluminan las calles, también hay uno que otro edificio alto, un centro comercial y finalmente llego a un parque. Son recién las tres de la tarde por lo que no me sorprende que el lugar este tan lleno de niños. Tomo asiento en una banquilla frente a los juegos, mi mirada se queda fija en una niña que es columpiada por su padre.

Al instante mi pecho se agita al recordar que nunca tuve un momento así con mi papá, yo ni siquiera tuve la oportunidad de guardar sus recuerdos en mi memoria, de quererlo lo suficiente como para no olvidarlo nunca, hubiese deseado haber tenido más tiempo a su lado y saber lo que es tener un papá que me cuide y me ame con todo su ser.

Suspiro desviando mi mirada, la soledad siempre ha sido mi compañera. Mi madre pasa todo el tiempo metida en un hospital, los únicos momentos largos que pasamos juntas son aquellos en los que estoy al borde de la muerte por alguna crisis de mi enfermedad, no ha sido una mala madre en lo absoluto pues me ha dado todo, pero me encantaría que pasara un poco más de tiempo conmigo... un momento en el que no me sienta mal, un pequeño momento en el que pueda sentirme feliz a su lado. No tengo amigos a los que extrañar, tampoco he tenido mascotas que me hagan compañía, ¡ni siquiera un triste novio de mentiras he tenido! Y no porque no quiera, es porque no he podido. Entre mi enfermedad y las constantes mudanzas ha sido imposible.

Siempre me he preguntado el por qué viajamos y nos mudamos tanto, a veces pienso que quizá estamos huyendo de algo o de alguien pero deshecho la idea rápidamente porque somos personas normales, ¿de qué huiríamos? Cada vez que le pregunto a mamá su única respuesta es; su trabajo, pero no soy tonta y no creo que una pediatra tenga que estar viajando tanto por trabajo, odio quebrarme la cabeza pensando tanto las cosas así que a la larga termino simplemente ignorando todo lo que no cuadra en mi vida. Quizá es lo mejor, pero la idea de mamá ocultándome información importante me atormenta constantemente.

Pese a todo, confío en mamá, y sé muy bien que todo lo que hace es por nuestro bien.

Solo quisiera claridad y estabilidad. ¿Cuanto tiempo estaremos en Darkwood? ¿Un año? ¿Cinco meses como en Canadá?

Una hora después de estar recorriendo el parque decido volver a casa, poco a poco me voy adaptando al pueblo, entendí que Darkwood es un lugar tranquilo y ordinario, y que claramente no hay sectas ni nada por el estilo, todo lo que me rodea parece estar en orden.

Me tranquilizo y entonces creo mi propia rutina, los días de semana me dedico a ir a la universidad la mitad del día y por la noche hago mis deberes, los fines de semana me voy a recorrer el pueblo tranquilamente para poder conocer bien cada pequeño lugar, y aunque me gusta estar en casa, decido que pronto buscaré un trabajo de medio de tiempo para no perderme tanto tiempo en la soledad de mi cuarto. Quiero dejar atrás a la Jade solitaria, enferma y triste, a la Jade que no conocía nada más allá de unas cuatro paredes blancas y la pantalla de un computador, quiero salir al mundo exterior sin miedo y enfrentarme a todo lo que deba para poder vivir como una persona normal. Este es un nuevo comienzo y quiero que todo cambie; no más temores, no más enfermedad... no más soledad consumidora.

Con el tiempo mi miedo y paranoia comienzan a desvanecerse, empiezo una nueva vida y finalmente acepto a Darkwood en ella, como mi hogar.

🐺🌙

AREN VIKRAM

Observo el jardín extenso de la mansión de mi familia a través de la ventana de mi habitación, no puedo evitar rodar los ojos al ver a lo lejos a mi hermana riendo como loca mientras está subida en el lomo de un convertido Derek, él corre a toda velocidad en círculos y Ellie solo puede sostenerse de su pelaje y carcajearse, hay algunos miembros de la manada a su alrededor mirándolos con diversión.

De pronto siento una delicada mano sobre mi hombro y me giro solo para encontrarme con el rostro sonriente de Tamara, le devuelvo la sonrisa para luego rodear su cintura y robarle un beso.