Darkwood (reescribiendo)

Capitulo 6

Capítulo 6. Mansión Vikram.

JADE

"Te veo mañana a las dos en mi casa, esta es la dirección: 9996 Camile st, 87004.

Ellie xx"

Suspiro lanzando mi teléfono hacia el otro lado de mi cama, y hundo mi cara en mi almohada. Lo último que quiero hacer un sábado por la tarde es ir a la casa de los Vikram. No quiero encontrarme a la señora "aléjate de mi hijo" Vikram, tampoco deseo encontrarme con Aren porque cada vez que lo tengo enfrente me siento y actúo como una estúpida, no quiero estar tanto tiempo con Elizabeth porque con sus comentarios, demasiados honestos para mi gusto, logra ponerme igual o más roja que un maldito tomate. Mucho menos quiero toparme con su padre porque temo que sea igual o peor que la bruja de su esposa.

Pero la vida parece tener algo personal en contra mío y tengo que afrontar todo eso, quizá luego de esto no tenga que volver a estar cerca de ellos. Serán solo unas cuántas horas, ¿qué podría salir mal en tan poco tiempo?

Mamá entra a mi habitación minutos después para despedirse de mi, nuevamente me quedo sola en casa. Aprovecho el tiempo y comienzo a hacer los deberes de la universidad que tengo pendientes, luego hago un aseo a toda mi habitación que me lleva a puras penas una hora. Para cuando termino son apenas las siete de la noche, salgo un rato al patio trasero de la casa, la soledad me abraza de nuevo y me recuerdo mentalmente que tengo que convencer a mamá de adoptar una mascota para que me haga compañía.

—Pss.

Escucho un ruido de repente, volteo hacia todos lados buscando el sonido, hasta que puedo ver quién lo hace; es un chico aparentemente de unos trece o catorce años que está subido en uno de los balcones de la casa de al lado. Alzo mi ceja en su dirección y él me hace una seña indicándome que me acerque, un poco dudosa camino hacia él y al llegar el chico de ojos azules me mira con diversión.

—No habíamos tenido tiempo de conocernos, ¿eh, vecina?

—Pensé que tu casa estaba abandonada, nunca vi a nadie asomarse, o algún auto entrar... o salir —le comento—. Me llamo Jade, ¿y tú?

—Soy Owen, he estado aquí todo el tiempo. Mis padres también pero... no salen mucho, así que no tenemos auto.

—¿Trabajan desde casa?

—Algo así, somos una familia muy de hogar, a mi me gusta jugar baloncesto, tengo una cancha dentro de casa solo para mi. A veces me aburre jugar solo pero ya me acostumbré.

Frunzo mis cejas confundida.

—¿Y tus amigos de la escuela?

—No tengo muchos amigos —se echa a reír, alguien parece llamarlo desde adentro de la casa y él se despide con la mano—. Nos vemos luego Jade, mi mamá me llama.

—Adiós —le sonrío devolviéndole el gesto y camino hacia mi casa de nuevo.

Qué niño tan agradable.

🐺🌙

El sábado llega en un abrir y cerrar de ojos, me levanto a las diez de la mañana y lo primero que hago es enterrar mi cara en mi almohada y gritar.

No quiero ir, no quiero ir.

Pero no tengo de otra, así que me levanto de la cama en modo zombie y me encierro en el baño como por una hora y media, al salir me visto con un pantalón negro calientito y un suéter de lana café con flores bordadas en color crema, mis botas de invierno y mi gorro de lana a juego. Cuando bajo a la cocina mamá, quien ya se encuentra almorzando, me mira de arriba a bajo y sonríe.

—Parece que vas camino al Polo Norte, ¿por qué tan abrigada, mi amor?

—Hoy visto lo que mi alma siente, madre, y es frío abrazador y deprimente —contesto de forma dramática antes de besar su frente y sentarme a su lado en el mesón de la cocina, ella pone un plato frente a mi y me sirve arroz con pollo mientras se ríe de mi increíble momento de actriz.

—Si te pagaran por ser dramática viviríamos en una fortaleza cariño. Anda come, estás muy flaca.

Miro las lonjitas que se me hacen cuando me siento y la miro a ella alzando las cejas con incredulidad, mamá se ríe y termina atragantándose con el jugo de naranja que está tomando.

—¡Ja! ¡ese es el karma, madre! —me burlo palmeándole la espalda.

Ella me da un manotazo y reímos como dos dementes. Sin duda alguna carcajearse con tu madre por cualquier tontería es una de las sensaciones más lindas e inolvidables de la vida.

Pasamos un rato madre e hija luego de eso, un momento que disfruto lo más que puedo porque no sé hasta cuándo volveremos a tener un momento así. Entre risas, bromas y burlas llega la hora tan temida.

—Mamá, necesito que me lleves a la casa de una compañera de la universidad, tengo que hacer una investigación con ella y quedamos en hacerla hoy —le pido a mamá poniéndome mi abrigo.

Mamá toma su bolso y asiente tomando las llaves.

—De acuerdo cariño, vamos rápido porque debo entrar a mi turno en el hospital en quince minutos.

Ambas salimos casi corriendo de casa y subimos de prisa a su auto, gracias a Google Maps no nos perdemos y podemos llegar en menos de diez minutos a nuestro destino. Debo admitir que mis ojos se abren de par en par ante la enorme casa frente a nosotras que parece una réplica un poco más pequeña de la universidad Kingston. En el enorme portón de hierro negro dice en letras grandes: "Mansión Vikram"

—Vikram... —escucho el susurro de mi mamá a mi lado y volteo a verla. Su rostro se encuentra serio y su boca forma una línea, luce tranquila pero a la vez angustiada.

—¿Pasa algo, mamá? —le pregunto tomando su mano, ella pestañea un par de veces y niega con la cabeza sonriéndome.

—No cariño, solo me pareció familiar ese apellido. Cuídate, ¿sí? Llámame si pasa algo, aquí cerca pasa un autobús que te deja a una calle de la casa, no te vayas a ir muy tarde, hija.

—De acuerdo, no te preocupes mamá. Solo estaré aquí un par de horas y quizá vaya al centro un rato después, te llamaré si pasa algo, ¿si?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.