Horas después del despegue, noto como el avión empieza a descender. Mi nueva residencia debe estar cerca. Me asomo a la ventana para conseguir una visión de lo que me espera. A lo lejos puedo ver un pequeño pueblo, situado en medio de un valle verde, y en dos de las elevaciones que lo rodean hay dos construcciones que destacan.
-Ya casi hemos llegamos querida. El edificio que ves en la elevación que queda a tú derecha es tu nuevo hogar.
-¿Y el de la izquierda que es?
-Ese es el centro para los magos, pero ninguna bruja puede acercarse a este. Está totalmente prohibido establecer contacto con los magos. Esa es la principal regla que toda bruja debe saber.
-¿Por qué no se puede establecer contacto con ellos? Es decir, ellos también son como nosotros, tienen magia ¿No?
-Puede que antaño fueran como nosotros, pero desde la Inquisición decidimos romper toda relación con ellos. Fueron muchos los magos que se refugiaron como inquisidores, por miedo a ser descubiertos. Fueron muchos los que acusaron a nuestras antepasadas y las vieron quemar en la hoguera sin hacer nada-me dice Miriam con voz de odio.
-Pero eso es cosa del pasado. No es muy lógico culpar a los magos del presente por los errores de sus antepasados.
-¿Y por ello debemos perdonarlos? Muchas de nosotras murieron quemadas o vivieron atemorizadas. La gran mayoría vieron como sus hijas morían en la hoguera o como sus madres morían de manera temprana. Así que, no queremos establecer contacto con ellos. Una no se puede fiar de estos. Recuérdelo bien joven bruja. Si rompes esa regla serás expulsada del círculo de las brujas, y ninguna de nosotras te apoyará.
Reflexiono sobre las palabras que Miriam acaba de decirme, sin comprender todavía porque los magos del presente deben pagar los errores del pasado.
Aterrizamos unos 30 minutos después en una explanada situada cerca del centro. Bajamos del avión con cuidado, y tan pronto piso el verde césped me quedo embelesada ante la belleza y majestuosidad del edificio que tengo justo enfrente de mí.
Su composición es similar al de los castillos. Está compuesto por 4 torres de piedra blanca como el marfil, una en cada esquina del edificio. En la cima de estas hay una bandera de diferente color: blanco, azul, verde y rojo. A medida que nos vamos acercando, puedo comprobar en un enorme letrero de metal dorado que mi nuevo hogar se llama "Salem, escuela para brujas ". Atravieso el portal de metal que da acceso al centro, en donde me encuentro con un gran patio, y justo en el medio hay una enorme fuente con una escultura representando las diferentes fases de la luna y un pequeño jardín con bancos de metal blanco y abetos que dan sombra. En cada esquina del patio hay un pasillo cubierto distinto y decorados con arcos de medio punto que dan acceso a este. En estos también hay algunos bancos y pequeñas farolas de colgar, en cuyo interior hay velas, que iluminan la estancia
-Bienvenida a tú nuevo hogar por cuatro años Davinia. Espero que tu estancia aquí sea lo más agradable posible. Lamentablemente, tengo que ausentarme; pero no te preocupes te he asignado una guía de tu mismo año para que te explique todo. Mira por ahí viene-dice señalando con el dedo al frente a una chica de tez morena y cabello castaño largo ondulado.
-Buenas noches directora Miriam-dice la joven.
-Buenas noches Genevieve. Te presento a nuestra nueva alumna Davinia. Ya sabes lo que debes hacer-veo como asiente hacia Miriam-Bien, os dejo jóvenes brujas.
La veo adentrarse en el centro, dejándome sola con Genevieve.
-Ven, sígueme. Te llevaré a tú cuarto para que puedas dejar tus cosas.-Agarro mis pertenencias con cuidado y la sigo al interior del centro.-Como seguramente has visto ya, el centro cuenta con cuatro torres. Cada torre está destinada a un año diferente de preparación. El primer año se corresponde con el color blanco, el segundo con el verde, el tercero con el azul y finalmente el rojo con el cuarto año. Obviamente el nuestro es el blanco-Me dice girándose sobre sí misma y quedando frente a frente, lo cual hace que me detenga de manera repentina-Oh vaya, lo siento, vas toda cargada y yo no te he ofrecido ayuda. Deje que te ayude a llevar algo-me dice agarrándome una maleta y una mochila.
-Gracias. Eres muy amable. La que debería sentirlo soy yo por hacerte tener que levantar a estas horas.
-Por eso no debes preocuparte. No es ninguna molestia, además las compañeras de cuarto estamos para ayudarnos entre nosotras-me comenta guiñándome un ojo.
Atravesamos varios pasillos cargados de cientos de retratos de antiguas brujas alumnas según me comenta Genevieve, hasta llegar a la entrada de nuestra torre. Subimos varios tramos de escaleras hasta que Genevieve se detiene frente a una puerta.
-Este en nuestro cuarto-dice abriendo-la con una llave.
Me adentro en ella, y observo como esta es más grande de lo que imaginaba. Cuenta con dos camas individuales, dos escritorios, dos grandes armarios, dos mesitas de noche y un gran ventanal que dejará entrar la luz natural. Compruebo como el lado de Genevieve está decorado con sus pertenencias. Sobre su cama cuelga un poster de todas las constelaciones y en su mesita de noche tiene una foto familiar. Este último hecho hace que piense en mis verdaderos padres.