Day Z T2 El Comienzo De Un Gran Conflicto

Capítulo 8

Horrendo.

Simplemente horrendo.

Le gustaría creer que es broma lo que le están contando, pero, lamentablemente, no lo es. O al menos así lo hacían ver ellos, aunque no creyó que Briggs llegara a bromear con esas cosas. Si fuera Rafael el que le está contando la noticia si lo haría, ya que, por más que moleste a muchos, es parte de su personalidad burlona y chillona en todos sentidos.

Siempre suele resaltar en todos lados, pero no con un brillo que deja impresionados a todos. No, sino con un sonido agudo que provoca que todos se tapen los oídos y cierren los ojos por el ardor.

«Hay un traidor entre nosotros».

Esas fueron las palabras exactas de Micaela mientras lo miraba con pena dibujada en sus ojos. Ella conocía cómo se sentía. Jamás estuvo en su lugar, pero no hacía falta para entender que debería ser horrible que un integrante del grupo que tanto te costó construir decida algo a las espaldas de todos, y, peor aún, en contra de todos.

¿Quién podría cometer tal acto? Aún no cabía en su cabeza tal situación. Por más que sepa que puede ser cierto, le costaba darle cabida en la realidad.

Le llevaba mucho trabajo procesar que alguien de su grupo fuera un desagradecido.

Por lo que le contaron los chicos, ellos descubrieron que faltaba una gran parte de los recursos que salieron a buscar; pero, según Briggs, al principio le restaron importancia, debido a que ya antes había ocurrido lo mismo, pero Micaela había sido la que se cargó el peso en la espalda y dirigió a todos a una búsqueda extensa de los recursos que se perdieron.

No encontraron nada, ni siquiera un rastro. Entonces, decidieron ir a kioscos cercanos para cubrir con los suministros perdidos. Aun así, jamás supieron qué ocurrió con las provisiones que andaban buscando. Hasta que llegó Rafa con su visión catastrófica de los hechos y propuso, en secreto, la idea de un traidor en el grupo, de alguien que robe la comida para quién sabe qué. Y, a decir verdad, era lo más certero, Briggs lo pensó en su momento y Mica también. Y él, el líder del grupo, también.

No veía otra posibilidad más que esa. ¿Y lo peor de todo? Es que se sospechaba de todos. Sonaba cruel y despiadado, pero nadie podía salvarse de las dudas, ni siquiera a los que más quiere. Quizá sí es verdad que había personas que se salvaban de la lluvia de sospechas, pero había otros que no; más que nada los recién llegados, los que no estuvieron desde el principio de todo. 

Esperaba que el dilema moral planteado no se note en su rostro, ya que se encontraba encima de una plataforma a los ojos de todo. Briggs supo que la noticia le afectó y pidió perdón con la mirada desde la agrupación de jovenes.

Nicolás suspiró e intentó seguir con la diatriba:

Nico: —Espero que reciban bien a Rose. Es una más de nosotros —le sonrió desde arriba a lo que la chica correspondió—. Tengo varios anuncios que dar —se aclaró la garganta—. A partir de mañana, daré horarios para algunas clases que implementé, estas son de defensamedicina y conducción —todos quedaron perplejos ante la enorme noticia, y también se vio a algunos agitar los brazos en forma de festejo y repitiendo emocionados la noticia al que tenían al lado. Roma fue una de estas personas, que hace tiempo le comentó a su novia lo maravillada que andaba por aprender, y también se lo demostró en Junín cuando se abalanzó sobre él y lo envolvió en un abrazo a la hora de contarle la noticia—. Las de defensa van a tratar de armas y combate mano a mano; también aprenderán cosas relacionadas a la limpieza de armas y seguimiento de estas. Las dirigiremos Peter, Briggs y yo —los adolescentes asintieron, convencidos de las personas a cargo. Sus saberes no eran superiores a los de un profesional, pero es verdad que, entre todos ellos, los más conocedores del terreno eran ellos tres, más lo era Peter, quien solía cazar cada fin de semana—. Las de medicina son muy importantes y todos la tendrán que tomar, será la única obligatoria de las tres. Necesitan saber cuidarse ustedes mismos y al que tienen al lado. Las clases, como todos lo sospechan, las dirigirá Paul —el mencionado se alzó entre la multitud y se tomó el cuello de su campera, sintiéndose una estrella del cine bajo la atenta mirada de todos. Era el único conocedor de ámbitos medicinales, ya que estudió hasta el último año, por lo que él solo podía enseñarles a todos—. Y por último, Emi se va a encargar de las clases de conducción. Sé que algunos no alcanzaron a tomar clases por la edad, me incluyo; pero la mayoría debe aprender y saber lo que es conducir un vehículo. Nunca sabemos cuándo lo podemos necesitar —ahora todos voltean a Emiliano, quien asintió satisfecho de enseñarle a cada uno de sus amigos, uno por uno. Emiliano es el único con la capacidad de conductor, esto porque su padre desde muy chiquito se había empeñado en hacerle saber, debido a que estaba convencido de que algún día le haría falta. Y no se equivocó—. Será un tiempo de aprendizaje. Estaremos listos para cualquier cosa. Ahora sí, vayan a descansar todos.

Mientras la multitud se dispersa, Nicolás vio a Rose charlando con Alex entre algunas personas.

Briggs: —¿Crees que sea buena idea? —se subió a la plataforma con la ayuda de sus manos.

Nico: —¿Qué cosa? —preguntó sin quitar la mirada de los dos individuos que andaban de risas y golpecitos.

Briggs: —La escena que estás presenciando —se puso al lado de él a ver de la misma forma a Alex, con desdén—. Sabes cómo es Alex.

Nico: —Solo... —sacudió la cabeza—. Le voy a decir que voy a enseñarle la habitación.

Briggs: —Buena idea —palmeó su hombro.

Apenas se acercó, vio la mirada de reojo de Alex.

Rose: —Hey —una sonrisa nació en su rostro.

Nico: —¿Querés que te enseñe la habitación? —prefirió ser directo y guardarse la discreción para situaciones que sí lo necesitaban.




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