Bethany
El descanso del mediodía llego al fin, la mañana no pasaba más y sentía que el reloj se burlaba en mí cara, ya que las horas no corrían.
—Señorita Holms, puede retirarse a almorzar, espero sea puntual al regreso —me habla mi jefe, quien toma su maletín y sale de la oficina sin esperar mi respuesta.
Por dentro me alivio al estar fuera de su radar, espero no encontrarlo en la cafetería, pero él tenía que alimentarse, bueno al menos no tendré que almorzar a su lado, pensé.
—¿Qué tal el nuevo jefe? —me consulta Jonás al llegar con él, quien se había convertido en mí amigo, todos los días almorzamos los dos solos en una mesa, compartíamos muchas cosas, él me comentó sobre su enamoramiento sobre Carina, quien no lo registra, y lo mal que hace porque es muy guapo, pero según escuché ella es casada, ahí entendí porque no lo mira.
—Todo mal, el señor Romanov es muy...
—¿Muy...? —se ríe de mí Jonás.
—No es como tú, y gracias por eso de cariño, lo hiciste de gusto, porque tú no me dices así, solo Beth, por eso él creyó que tenemos algo.
—¿Él fue capaz de decirte eso?
—¡No! Pero creo que lo piensa, hay Jonás, no puedes ser tú mí jefe de nuevo.
—Lo siento Beth, él es el jefe, reglas son reglas, además solo serán cinco meses.
—Los peores de mí vida —dije afligida.
—Así haces parecer a Jeremy cómo un monstruo, apenas llevas un día.
—Eso es lo peor, yo creo que él debe desayunar café con sal, por su humor, no puede ser tan serio, es joven, pero su actitud lo hace parecer un anciano, hasta mí abuela es más divertida.
—Beth por favor estás difamando a mí gemelo.
—Lo sé Jonás, pero tú eres diferente a él, no sé, creo que es cierto eso de los gemelos.
—¿Qué cosa?
—Eso, que uno es bueno y el otro es malo.
—¿Y yo soy el bueno?
—¡Claro! Tú eres lindo por dentro y por fuera, obvio te veo con ojos de amiga, no pienses que tienes chances conmigo, en cambio a tu hermano...
—El gemelo malo —dice Jonás y se ríe como si fuera un niño de kínder, a veces no entendía su inmadurez.
—Si él, es... Hay como definirlo... Amargado, aburrido, lo lindo que tiene se convierte en...
—¿En qué...? —abro mí boca en una gran O al oír la pregunta, el señor Jeremy estaba detrás de mí, Jonás solo me miraba con burla en su rostro, estaba más que segura que él me hizo hablar sabiendo que su hermano estaba ahí.
Jeremy
La nueva abogada era una boba, solo sabía sonreír y ponerse colorada cada vez que la hablaba, así parecía que quería algo conmigo, pero esas mujeres no van conmigo, durante la mañana recibió varias atenciones de los demás abogados y empleados del bufete, nunca nadie antes me regaló nada y soy el dueño, al parecer esta mujer es del agrado de todos en esta oficina, incluido mí hermano Jonás.
Antes de pasar a la cafetería, salí a hacer un pedido para Dulce, mañana festejaremos su cumpleaños número seis, quería organizarle algo pequeño e íntimo con mi familia.
Al volver encontré a Jonás con la abogada nueva, cómo no interactuaba con los demás abogados más que temas laborales, fui hasta la mesa donde ellos estaban muy risueños y me llevé una sorpresa al ir como ella me estaba calificando sin conocerme, entonces no pude y quise saber más, a ver si era tan valiente y me lo decía en mi cara.
—¿En qué...? —al oír mi voz ella se queda muda, mi hermano se reía como niño de la situación, ya que dejo que ella hablara de más cuando me vio venir, a veces no entendía el comportamiento de él.
—¡Señor Romanov! Eh disculpé ¿De qué hablamos? Eh… —se puso nerviosa y buscaba en mi hermano respuestas.
—Toma asiento Jeremy, aún no pedimos el almuerzo y con respecto a Beth, hablamos sobre los hombres de las cavernas ¿No es así? —ella se puso más roja que un tomate y por esta vez dejaré pasar el asunto, pero no quedará aquí, ya habrá oportunidad de ponerle bien claros los puntos.
—¿No le molesta almorzar conmigo, señorita Holms?
—Por supuesto que no señor, es su empresa, usted puede almorzar donde quiera —respondió sin mirarme y eso me molesto, porque con Jonás se sentía cómoda y conmigo no, además apenas y me conocía.
—¿Vendrás mañana? —me consulta Jonás.
—¡Si! Porque no vendría.
—No lo sé, cumple años Dulce, por cierto, Beth, amaras a mi sobrina, ahí conocerás el lado más tierno del jefe —dijo el en broma y ella esbozó una pequeña sonrisa cómplice con él.
—¿Usted tiene hijos, señorita Holms? —le consulté para saber si estaba a la altura de cuidar mañana a mi hija.
—¿Por qué esa pregunta Jeremy? ¿Le buscas una mami a mi sobrina?
—Nadie nunca será la madre de mi hija, la que tuvo, ya murió —le dije a Jonás y luego miré a Bethany —¡Y señorita Holms!
—No señor Romanov, no tengo hijos, ni sobrinos, ni pareja, soy soltera, me aboqué a mis estudios todos estos años.
—Pero sabe cuidar niños, leí en su currículo que trabajo en fiestas infantiles ¿Es cierto eso?
—Si señor, lo hacía para poder pagar mis estudios, también fui moza, soy muy buena llevando alimentos en la bandeja y no se me cae ninguno —dijo alegre presumiendo sus logros extracurriculares.
—¿Para qué quieres saber eso?
—Mañana lo sabrás —respondí y me fui, no necesitaba seguir más aquí, entonces fui a uno de los mejores restaurantes de la zona, no aguantaba a la abogada nueva y correrla no podía, por suerte había encontrado la manera de molestarla y que sea ella quien renuncie al bufete.
Jonás
—No sé, hay algo raro en esto Oliver —la tarde había llegado, al igual que la hora de la salida, no tenía mucho que hacer e invite a mi mejor amigo a un bar por unas copas, algo tranquilo, ya que era lunes y al día siguiente toca trabajar.
—Pero cuál es el problema, conocemos a Jeremy, sabes que jamás se enredó con mujeres, es serio, nunca engaño a Britt, y pudo hacerlo, tú y yo sabemos eso.