Es este recorrido
ceñudo y escarpado,
que ha derribado amores
que tocaron mi puerta,
y cuando la golpearon
abrí sin desconfianza,
para percibir luego
que me había equivocado,
ahora que los amores
tocan a mi ventana,
intransigente y firme
con altivez los miro,
y tal vez el más puro
esté entre todos ellos,
generoso y genuino
me observe desde afuera,
pero yo con recelo
no le doy la ventaja.