Pusilánime así
me veía en esos años,
y por eso los lobos
comieron de mi carne,
se ensañaron sin lástima
desollando mi cuerpo,
e hicieron un festín
mientras agonizaba,
girones de mis huesos
apostaban a suerte,
indicando cual era
el más débil de todos,
inhumanos reían
sin negar su deleite,
mientras yo desgarrada
pedía por mi indulgencia.