Después de retirar
los trapos de mi cuerpo
y observarme desnuda…
entiendo la paremia
de que no somos nada,
excepto el hospedaje
de humores y de huesos,
reparo sin reserva
centímetro a centímetro,
intentando negar
mis propias deficiencias,
malgasto mil palabras
que son adulaciones,
y me vuelvo a vestir
cuidando el patrimonio.