De cero a siete, cosmos

Capitulo 4 Bruno temporal

Había llegado las 3 de la tarde Bruno se encontraba recostado en su silla mirando su escritorio la tarea estaba echa, le rugían las tripas pues aún no había comido, miraba su celular, lleno de notificaciones de mensajes, deslizaba cada una de ellas y miraba solamente la pantalla de inicio, por minutos permaneció de esa manera, miraba llegar notificaciones y las deslizabas, un fondo de pantalla sencillo de un paisaje.

En cocina, buscaba algo de comer, ya que el preparaba las cosas en la noche y las guardaba en táper con nombres escritas en ella.

Sacaba un poco de pasta y carne molida en salsa roja y las calentaba en el microondas, ponía la mesa un plato y un vaso, se servía un jugo de manzana y sacaba sus platos. Comía despacio sin prisa mirando algunos videos que le salían en la web para comer, las notificación de nuevos chat iban llegando, suspiraba y seguía deslizando las notificaciones, en ellas se alcanzaban a ver algunos nombres de chicas, números no registrados, notificaciones de publicaciones. Llegando una notificación con un tono diferente, fue cuando por fin decidió abrir la mensajería, un mensaje del grupo de los chicos, en él tenía anclados a todos sus amigos para no perderlos.

“Recordatorio hoy en la tarde vamos a el local de Oscar, es de suma importancia ir. 3:21 P.M.”

Bruno salía de su casa con ropa diferente portando un pantalonera y camisa a juego de color roja intenso con franjas negras, colocándose sus audífonos de cable por debajo de la playera para salir a correr por el caminador, caminaba algunas cuadras hasta llegar nuevamente a ese lugar, se quedaba mirando fijamente al caminador, buscaba en su bolsillo y del sacaba la llave que había robado. Se la guarda nuevamente y comienza a trotar por todo el caminador estando atento a los alrededores, escuchaba música bastante alto, miraba en los alrededores que era lo que podía verse, todo estaba tupido de árboles que oscurecían el camino. Avanzo y se detuvo en el mismo lugar de aquella mañana, más allá de paramo sus pies se quedaron estáticos quería encontrar una respuesta para la llave, pero tenía miedo de volver a encontrase con ese loco, por lo que decidió seguir el camino por el caminador todo era ya conocido para él había mejorado su condición durante los últimos 3 años de preparatoria, llegando a correr todo el trecho sin parar, pero le gustaba tomar algunos descansos ocasionales a contemplar el paisaje escuchar los sonidos que producía ese lugar y tomar agua, en ocasiones se sentaba en aquel puente, pensando en el futuro.

¿Qué es lo que quieres ser de grande? Era la pregunta más frecuente que rondaba en su cabeza, cuando él era un niño soñaba con ser un médico, pero al pasar el tiempo la idea fue descartada y deformada a tal punto en que solo vive el momento.

Llega al final de caminador en él se miraba el centro del pueblo, un abrazador sol azotaba sobre el la gente intentaba caminar en las sombras para no quemarse tanto, Bruno contemplaba por unos momentos mientras tomaba algo de agua, daba media vuelta y continuaba su camino en el caminador, esta vez se devolvía caminando para descansar los músculos, todo era igual para él, los mismos árboles, las mismas personas, las mismas casas, había memorizado todo, teniendo un mapa mental de ese lugar, pero aún no entendía, porque de la noche a la mañana, un lugar se despejo y apareció aquello, tenía pensado que no se fijaba en esa parte del camino, que era despistado y no se fijaba. En parte se mentía a sí mismo, tomo nuevamente el valor suficiente y volvió a aquel lugar.

Había llegado al lugar donde vio a aquel anciano, nuevamente se adentró en el bosque, esperando encontrar el páramo verde. En su lugar encontraba el páramo devastado, las hiervas quemadas y negras algunos árboles carbonizados y a duras penas sosteniéndose, en lo alto de un árbol miraba algunos trozos de harapos ondeando por el aire. Bruno camino por todo el lugar encontrando prácticamente nada, la vida que encontró en la mañana ya no se encontraba – Disculpe – Mencionaba una voz detrás de Bruno, mira en esa dirección encontrándose a un hombre de traje negro con un sombrero de copa, mostrando un gran mostacho – Joven puede decirme que horas son. – Bueno miraba confundido – Claro, son las 3:48. – El señor se tomó el bigote mirando intrigado a Bruno.

- Jovenzuelo puedes decirme tu nombre.

- Me llamo Bruno Foster.

- Encantado de conocerlo Señorito Bruno, mi nombre ex Maximiliano De La Vega Farías, pregunto joven ¿Qué es lo que hace en un sitio como este?

- Intentando encontrar respuestas. La última vez que vine aquí, todo era verde un loco me ataco y bueno… Ahora todo esta así.

- En efecto jovenzuelo eso ocurrió hace años, debió haber sido solo un niño cuando esa desgracia ocurrió.

- A que se refiere con es

- Si, hace 8 años en este lugar era una gran planicie ríos hermosos, arboles fuertes y sanos, un lugar donde escapar. Pero un científico llamado Leónidas Del Paradise se planeó una hipótesis en este lugar, no recuerdo mucho de aquellos tiempos. Pero eran más fáciles y sencillos, gente trabajadoras y feliz, ahora con la modernización y la industrialización todo eso quedo en un pasado.

- Que era exactamente lo que Paradise buscaba en este lugar.

- Nadie lo sabe, solo existen rumores. Unos dicen que se perdió en el tiempo, otros que creo la forma de crear oro, mientras que otros creen que encontró la inmortalidad, yo no estoy muy convencida de todo aquello, pero hay una entre todas esa que me es fascinante, la cosa es que dicen que él se encuentra encerrado en este lugar por un bucle de tiempo donde él no puede salir. Pero solo son supersticiones.




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