Luego de que Vegeta terminara de buscar al imaginario gusano, del cual su hijo le había advertido, volvió en sí
—Grrr... ¡malditos mocosos! Me han timado...
El saiyajin buscó dentro de la Capsule Corp, con su ki, a los niños para cobrárselas por el mal rato que le habían hecho pasar, pero fue infructuoso. Parecía que los dos chicos se las habían ingeniado para ocultar su energía para no ser detectados por el padre de Trunks.
—Maldita sea, ¿dónde diablos están? —vociferó Vegeta, mientras buscaba en vano te a su hijo y a su mejor amigo en el dormitorio del primero.
En ese momento, un sonido muy fuerte de su estómago se oyó en la habitación, un indicativo de que el hambre lo apremiaba sin piedad.
—Mierda. ¡Por culpa de esos enanos me he quedado sin comer!
Vegeta salió del cuarto de su hijo para dirigirse al laboratorio de Bulma. Su misión: insistir con su mujer para que le preparara la cena, a pesar de su negativa inicial.
*****
En uno de los laboratorios de la Capsule Corp.
—¡Tonto saiyajin! —dijo Bulma con fastidio, luego de escuchar lo que su marido le había relatado.
—Hmpf....Esos críos tienen la culpa —señaló Vegeta con su típica pose de brazos cruzados.
—Pues en el refrigerador y en las alacenas de la cocina hay mucha comida. Caliéntate y sírvete lo que mejor te apetezca —indicó Bulma mientras cogía un destornillador y lo dirigía a la nave espacial que estaba construyendo.
—¿No puedes hacerlo tú?
—¿No puedes ser capaz de buscar en la alacena de la cocina o en el refrigerador lo que tenemos? ¿Debo hacerlo todo por ti? ¿O sólo eres bueno para dar patadas y puñetes a cualquier enemigo?
—¡No me hables en ese tono de voz, mujer! —respondió Vegeta, sintiéndose muy ofendido.
—¡Es el colmo! ¡Eres el número uno entrenando en esa estúpida cámara de gravedad, pero no eres capaz de estirar la mano para prodigarse el alimento por sí solo! —exclamó Bulma cada vez más enojada y caminando a donde se encontraba su pareja.
—Un príncipe de los saiyajins no se prepara la comida por sí mismo —dijo con su clásica pose de cruce de brazos y mirando hacia un costado.
—N-O M-E V-U-E-L-V-A-S A I-N-S-I-S-T-I-R C-O-N L-O M-I-S-M-O, ¿O-K? —indicó la mujer con su paciencia al límite, dejando caer el destornillador que tenía en su mano derecha al piso.
En ese instante, se podía observar que una de las venas de la frente de Bulma estaba a punto de explotar. Una mirada llena de enojo y con los ojos rojos se podía apreciar en su rostro.
Si su mujer hubiera sido de raza saiyajin, en ese mismo instante se hubiera convertido en el súper saiyajin legendario; y con un imaginario Big Bang Attack hubiera mandado a su marido al otro extremo del planeta para que la dejara en paz.
—Pero, mujer... —mencionó Vegeta con una cara de angustia.
—¡EN ESTOS MOMENTOS ESTOY MUY OCUPADA Y LO MENOS QUE ESPERO ES QUE VENGAS A INTERRUMPIRME CON TUS ESTUPIDECES! ¡ASÍ QUE VE A COMER LO QUE ENCUENTRES, SI ES QUE NO QUIERES QUEDARTE SIN CENAR POR EL RESTO DE TUS DÍAS! —gritó con todas sus fuerzas haciendo temblar la Capsule Corp.
—¡Huy! —dijo muy compungido.
—¿TE QUEDÓ CLARO? —vociferó por última vez mientras tenía, literalmente hablando, a su marido entre la espada (o sea ella misma) y la pared.
—Ehhh, sí —contestó en voz baja, sintiéndose derrotado y saliendo rápido de la habitación, alejándose del "peligro" que representaba su esposa cuando se enojaba y le gritaba de ese modo.
‹‹¡Es el colmo! ¿Cómo es posible que me deje mangonear por una mujer de esa manera?››, pensó al tiempo mientras se alejaba del laboratorio.
*****
En la cocina de la Capsule Corp.
Vegeta comenzó a abrir todas las puertas de las alacenas. Ahí encontró alimentos de todo tipo: caja de cereales, bolsas de café, botellas de gaseosas, etc.
—¡Mierda! —gritó Vegeta al botar, sin querer, tres botellas de vidrio de "Coca Cola", las cuales cayeron al suelo, derramando todo su contenido con pedazos de vidrio alrededor.
‹‹¡Demonios! ¡Bulma se va a enojar cuando vea todo este desperdicio!››, meditó el saiyajin al ver todo lo que había ocasionado su falta de pericia y cuidado en la cocina.
Editado: 15.12.2018