De Dama de Honor a... Novia!

Capítulo 7. Agradecida por volver.

Luego de nuestro arranque frenético, que para mí desgracia, no llegó a ninguna parte. Tuvimos que retomar nuestro camino, aún faltaba y mis padres ya estarían esperando por nosotros. Alicia dijo que no le diría nada mi madre sobre quién iría a recogerlos, así que verme llegar junto con Ryan será toda una sorpresa.  

Ahora mi confusión estaba en no saber cómo presentarlo frente a ellos, ¿Qué se supone que diría? ¿Cómo debía presentarlo? Sé que acabamos de hablar de que haríamos que esto funcionara y que fuera algo real, pero no dijimos nada acerca de etiquetas y tampoco que desde cuando todo lo charlado entra en vigencia.  

Odio no tener el control de todo en estos momentos, una de las razones principales de porque no estuve en una relación amorosa, más allá del engaño de Esteban, fue mi entera necesidad de tener mi vida bajo control. Ahora el permitirme empezar algo implica que esta necesidad sea contenida porque él realmente lo vale y lo quiero.  

Increíblemente la ciudad estaba abarrotada de gente los turistas nos habían arrasado por completo, había olvidado por completo que estábamos en épocas de vacaciones y es cuando la mayoría de los citadinos deciden viajar a las provincias. Además, se podía apreciar varias nacionalidades e idiomas que me sentía dichosa en decir que este era mi país natal, y ahora volver a este país y en compañía de Ryan hacía que estar aquí sea especial otra vez.  

- Escucha están anunciando que acaba de llegar un vuelo, puede que se trate de ellos – dice Ryan tomando mi mano y dirigiéndonos dentro del aeropuerto hasta las puertas de vidrio de donde saldrían.  

Pero vaya sorpresa que nos llevamos porque al parecer ese vuelo no era el de mis padres ya que ingresando al edificio en un pequeño café cerca de las salas de embarque se encontraban las personas más importantes en mi vida, sentados sonriéndose bebiendo el infaltable “Cortadito” de la mañana, aunque ya no lo fuera.  

Sabía que mi padre no había ingerido nada hasta no llegar aquí, su terror a los vuelos era mayor a su adicción por el café por lo que estuvo esperando toda la mañana para tomar su bebida gloriosa. Decidí que los vería de lejos por un momento hasta que se terminaran la taza, sabía que si me veían lo dejarían olvidado y mejor que nadie comprendía lo necesario de una dosis de cafeína por la mañana.  

- Míralos, hace 5 años que no los veo ni tampoco hablaba con ellos – digo con un suspiro mientras los observaba animados como siempre mientras hablaban – Verlos haciendo exactamente lo que por años acostumbran hacer me trae tantas nostalgias.  

- Son adorables, eres tan parecida a tu madre. Pero si los extrañas, ¿Por qué no vamos con ellos?  

- Mi padre acostumbra levantarse muy temprano a eso de las 8 de la mañana y sin falta toma su “Cortado” pero cuando viajan en avión prefiere no hacerlo por el temor que siente a volar y de paso descomponerse. Entonces cuando aterrizan y si sobra el tiempo se sientan en el primer lugar que encuentran y toman su café de la mañana.  

- Me encanta – dice sonriendo – Son las 10:30 de la mañana, hace un calor infernal y aun así lo beben. Ahora entiendo todo – me dice con una ceja levantada 

- Entiendes qué - pregunto  

- Tu loca adicción al café, viene de familia – me dice soltando una carcajada y besando fugazmente mi frente.  

Al parecer su risa fue tan fuerte que llamó la atención de las dos personas que estábamos espiando, ambos al fijar sus miradas en mi quedaron atónitos al igual que yo. Era como si el tiempo se detuviera de pronto, como si todo ocurriera en cámara lenta.  

Podía ver la media sonrisa y lágrimas en el rostro de mi madre, mi padre que había quedado con la taza a medio camino hasta sus labios la volvió a bajar aun observándome muy fijamente. Mis ojos también se llenaron de lágrimas no derramadas en un instante y había olvidado por completo como coordinar mi cerebro y pies para caminar hasta ellos.  

Cuando me reprendía mentalmente por ser tan estúpida, un leve apretón me devolvió a la realidad. Ryan que aún sonreía nos dirigió hasta mis padres que al ver que nos acercábamos se levantaron rápidamente de sus asientos. Tal parece que no fui la única que perdió la movilidad en sus extremidades ya que reaccionaron cuando estaba a menos de metro y medio de ellos.  

- Buenos días señora y señor Blanco, es un gusto finalmente conocerlos. Soy Ryan Ryder, padrino de la boda y novio de su bella hija.  

<<Que hermoso como sonó eso>>  

Espera, ¡¿Qué?! 

¿Qué cosa acaba de decir? ¡Oh por Dios! Acaba de presentarse él solo como mi novio frente a mis padres a quienes aún no pude dirigir palabra alguna.  

Todo el camino pensando en cómo haría para presentarlos y el hombre se presenta solo.  

Ya basta, me tengo que comportar.  

Sin decir palabras me acerco a ambos y los envuelvo en un abrazo quedando en medio como cuando era pequeña, los dos me devuelven el abrazo y con mi madre sollozamos levemente mientras reparto besos en sus mejillas. Los había extrañado tanto.  

- Lo siento muchacho, no te devolvimos el saludo – menciona mi padre saliendo de mi abrazo y ofreciendo su mano a Ryan que lejos de ofenderse sonría amablemente.  

- Hija mía, no sabes cuánto deseaba abrazarte nuevamente. Me hiciste mucha falta, me alegra tanto que estés aquí otra vez  

Podía ver en los ojos de mi madre la alegría por nuestro reencuentro y la pena vivida en estos años por mi ausencia. Esto me hizo sentirme tan mal conmigo misma por unos minutos, luego me reprendí, hice lo que debía para escapar de mi dolor. Estaba en mi derecho.  

- ¡Ay mamá! No hubo un día que no me hicieran falta tus abrazos. Papá... - digo abrazándolo fuertemente a él, nos estaba observando con unas lagrimillas silenciosas - También te he extrañado tanto. Los estuve observando, aún mantienen esa costumbre de café después de un vuelo. No pude evitar recordar tantas cosas.  




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