CAPÍTULO 3
-Primer día en el trabajo, ¿Cómo te sientes?
-Se considera trabajo cuando cobras por ello, yo no cobro, así que no he tenido el primer día de trabajo.
-Pero que orrecto eres, espero que no seas tan exigente con la generación que te ha tocado.
- Que tu has elegido para mí
-¿Sabes? Eres más borde que una esquina de noventa
-No me importa.
-Eres muy engreido - Sonrió mientras me daba con el periodico en el hombro - Aunque no lo creas, Alex, eres más majo que la pera.
- Te contradices en la misma frase, yo me lo miraría.
- Yo me miraría el sentido del humor… Me he fijado que sonríes muy poco, por no decir nada. ¿Quieres visitar a Luc?- Preguntó ahora sí preocupada.
- Estaría bastante bien… -Solté
-Concertaré una cita con el concejal. - Sacó su teléfono y tecleó
-Pero es con Luc, no con el concejal… ¿No? - Dije preocupado por su confusión.
-Lo sé, pero desde que te fuiste las cosas no siguen igual. - Hizo una pausa demasiado larga. - A Alberto, el jefe de seguridad lo hirieron y está de baja indefinida. -Se puso seria - El nuevo no es muy querido. Luc está en alta seguridad, ya sabes como van las cosas. - Agachó la cabeza - Supongo que estás sorprendido, pero es lo que hay, al menos por el momento. - Suspiró - Lo único que puedo hacer es hablar con el concejal.
Me quedé en blanco, mi compañero de celda de los últimos 4 años había sido trasladado a alta seguridad, y el mejor guardia estaba de baja indefinida… ¿Era todo real? ¿Yo estaba fuera, y un viejo sabio no? Un viejo, paciente, fuerte, amable… Seguía entre rejas por un crimen que jamás cometió. Y yo, estaba fuera, viendo la luz del sol, socializando, enseñando a críos de trece años a razonar… ¿Para qué?
- Alex- Me movió del brazo - Alex, que si quieres uno con leche o cortado, dice la chica.
-Americano con hielo, gracias. - Respondí
-Va a venir García, Pablo García, va a ser tu compañero en el piso instalado. - Sacá un papel - Aquí están las normas, y qué hacer si tenéis algún problema. - Sacó otros papeles doblados - Estos son los planos del piso, y algunas cosillas que tenéis que saber sobre la zona. - Sonrió un poco- Pablo es muy majo, responsable, y realista. Os deseo mucha suerte, a los dos.
La miré a los ojos
- Teresa ¿Te asusto? ¿Te vas? - Pregunté.
-No me asustas Alex, pero no eres el tipo de persona que quiero tener cerca. Y si, me trasladan, bueno, me traslado, con mi hermana a Galicia. Es hora de visitar nuevas ciudades de nuestra tierra. - Sonrió tristemente. Fijé mi mirada en la suya y ella continuó - Sé que no te agrada que me vaya, lo sé y lo siento. - Suspiró - Pero nuestras vidas se separan aquí, un placer haberte conocido.
-¿Llego demasiado pronto? - Se escuchó una voz grave
- No, no - Dijó Teresa dejando sitio al susodicho. - Siéntate, por favor.
- Llegamos antes de lo esperado - Comentó sentándose.
Detrás suyo una joven de pelo largo, con una ropa elegante y cuidada. Hablaba por teléfono más alejada de nuestra mesa.
- Esa es Malena, es nuestra - Me miró - Supervisora. Por cierto, soy Pablo, encantado. - Me extendió la mano.
-Un gusto, Alex - Le devolví el gesto. - ¿Qué quiere decir que es nuestra supervisora? - pregunté algo confundido
- Dado que Teresa se marcha, nos han asignado a esta chica. - La mira - Nos visitará cada cierto tiempo sin avisar - Me mira - Tiene sus propias normas, las más claras son, prohibido drogas, alcohol o tabaco. Y lo más importante, nunca dejar entrar a nadie en el apartamento.
-Perdón por las molestias, llamarón de la central para comprobar que los dos asuntos estaban aquí. - Dijó mirando a Teresa. - Tu asunto es…
-Alex, un placer. - Me levante extendiendo mi mano
-Encantada, asunto dos. - Me dijó mirandome el alma - Siéntate.
Me senté sin pensarlo, era alta, seria… Solo éramos una misión más de la lista.
- Hay seis normas. Uno, no alcohol, no drogas, no tabaco. Dos, nadie que no sea uno de los tres puede entrar. Tres, tenéis que entrenar, física y mentalmente. Cuatro, teneis que potenciar una afición. Cinco, tenéis que aprender idiomas, hablados, escritos, leídos y oídos. Y seis cualquier problema, me lo tenéis que decir, si o si. - Impuso mirándonos. - ¿Dudas?
-No - Contestamos al unísono.
-Perfecto, podéis despediros de Teresa, os pero en el Hummer de fuera. - Dijó saliendo
Le dí un par de besos a Teresa, dejándola con Pablo.
-Asunto dos, abrochate. - Dijó ella.
-Si, gracias - Contesté suavemente.
- Ya estoy - Dijó Pablo
***
El apartamento era un sitió amplio y muy bien distribuido. Ella nos proporcionó los planos, aclaró que podíamos hacer cambios en la estructura del mismo, y lo aprobaría, o descartaría.
Nos guío por todo el lugar, enseñándonos cada rincón de nuestro futuro. Las normas estaban claras, y ella tenía prisa.
Nos dejó, allí sentados, observando todo. Los armarios repletos de ropa de nuestras tallas correspondientes, sábanas, cojines, nevera llena, electricidad. Después de tanto tiempo, un poco de libertad, con d.
No estaba muy seguro de que eso fuese lo mejor para mi… si recaia no volvería a salir, eso estaba claro.
Decidimos que lo mejor era salir y ver los alrededores, elegir gimnasia a buen precio, y pensar en las actividades que pensábamos potenciar.