Inesperadamente, nuestro repentino encuentro causa tanto impacto, lo suficiente que nuestra única opción es escapar a toda costa de la multitud que nos llena de fotos, videos y el flash en el proceso, no ayuda en absoluto al nublar por instantes el camino por delante.
En segundos, levanta mi libro y nos protege como lo más sagrado al aferrarse hacia mi mano, la cual aprieta con la fuerza necesaria para nunca alejarme de su lado sin hacerme daño.
—¡Corre! —grita y sin poder articular palabra alguna, permito que me guíe con una subida increíble de adrenalina mientras corremos juntos.
Me aferro a lo más importante en este momento: El ramo de regalo que temo romper y por supuesto, a él.
Debo ser completamente honesta, me siento libre, los pensamientos me abandonan y lo único que siento, es el calor del ajetreado recorrido al huir con él sin rumbo fijo.
Siento como si este caótico encuentro fuera la definición de la libertad que tanto he deseado durante tanto tiempo aunque sea pasajera, otro efímero momento a su lado que juro en mi ser, se convertirá eterno.
No era nuestra intención crear semejante espectáculo, a pesar de eso, parece que está en nuestra naturaleza el atraer y mover masas con nuestra simple y maravillosa existencia.
Es una escena completamente sacada de una comedia romántica de la cual estoy acostumbrada a relatar y ahora, me toca hacerlo en mi propia historia personal.
No puedo evitar sonreír, reír y sentir que me quedo sin aire. Nuestras risas se combinan entre sí y la distancia de las personas que causan más alboroto se acercan tanto que con estos zapatos, juro que seré una Cenicienta más sin ser precisamente, medianoche.
Si no nos hubieran descubierto, quizás… Nos hubiéramos besado. Un beso real, sin cámaras ni función de por medio, puro amor palpable en el aire o eso es lo que siento al verlo sonreírme de esa semejante manera.
Kieran… Ya no puedo ni quiero negar todo lo que siento por ti. Deseo mantener tu cálida mano por más tiempo, estar más veces en tus brazos, bromear y vivir momentos así todas las veces posibles que esta milagrosa vida, nos lo permita.
Corremos por minutos hasta escapar y refugiarnos de los gritos, la euforia y los comentarios cómicos que nos gritan detrás nuestro. Es una sensación única, llena de emoción y ansias al mismo tiempo de una buena manera.
Es fascinante el poder que tiene el mundo digital al momento en que te enfrentas y te das cuenta del montón de personas que te siguen por ser tú en la vida real y que basta tu presencia, para experimentar un momento así.
Al llegar a la zona en donde estamos “relativamente seguros”, aún permanecemos tomados de las manos en lo que calmamos nuestra respiración y nos miramos como dos grandes amigos después de una semejante hazaña.
Apenas y tengo fuerzas para articular algo más que risas:
—Eso… Fue una locura.
Respira con profundidad y ríe.
—Espero que se repita, fue divertido. Como escapar de un “apocalipsis zombie” —agrega y le golpeo ligeramente el hombro, es un tonto.
—Te morderé para obtener la experiencia completa —me acerco, y sin soltarme, se aleja como acto reflejo.
—¿Posesividad de tu parte? Dejar marcas palpables, ya descubrí una nueva parte de ti —bromea aunque me hace sonrojarme al siquiera considerarlo con marcas en su cuerpo hechas por mí.
Tartamudeo y miro a los lados buscando una escapatoria.
Dejo el ramo en una de las mesas de la zona exclusiva en donde estamos y le arrebato mi libro para hacerle una dedicatoria como excusa para no responderle su comentario anterior.
Parece que esa persecución me rompió las únicas neuronas funcionales del día.
—Te lo firmaré, antes de que suceda cualquier otra impertinencia.
Saco mi bolígrafo de autora que tiene mis iniciales y puedo ver de reojo su enorme sonrisa al saber mi estrategia.
—Iré por agua. La necesitamos —me dedica como último y lo miro de reojo.
Sonrío cuando se va y le escribo:
Kieran Finnloch.
Sin ti, sin tus locuras, y tu mágica e impertinente compañía, este sueño no sería igual de maravilloso. Te agradezco tanto estar hoy aquí y por confiar en mí. Cumplir tu promesa y estar detrás del proceso, ser gran parte de mi felicidad latente.
Con cariño y brillos: Rhiannon Moirath.
Posdata; ¡Fighting!
Cierro el libro y aprecio una vez más su belleza, palpo la portada y no puedo creer cada sensación de este evento que todavía sigue.
Tarda en llegar y las fotos siguen, nos toman fotos profesionales con autores reconocidos del medio y a lo lejos veo la salida, una puerta giratoria en donde aprecio la figura de Kieran.
Me distraigo un momento, me llaman para posar y sonrío en cada una de las fotos. Hoy he sonreído tanto que siento la cara tiesa, como una muñeca Barbie.
Muevo un poco mis adoloridos pies, observo que tengo heridas en mis tobillos por el calzado y me retiro un momento para acudir a atender ese punzante dolor.