De Gitana A Princesa

La Noche De Los Gitanos.

—¡Partida de imbéciles, van dos días y nada que capturan a esa chiquilla ¡¿Acaso es muy difícil o qué...?! —bramo molesto un hombre de apariencia grotesca y curtida golpeando una maltratada mesa de madera, por el impacto cayó al suelo una botella de licor haciéndose trizas al contra el suelo. 

 

—No señor pero esa chica ha estado en lugares  donde los soldados de Aldremir  están muy alertas y cuando no está con los gitanos; tanto usted como yo sabe que esa gente  está siempre armada  hasta  los  dientes. —Dijo uno de los hombres rascándose la nuca nervioso ante su superior y molesto por aún no haberse hecho de esa escurridiza gitana. 

 

 

—Solo son excusas  miren cabezas de alcornoque, el duque de Azaír ya tiene los ojos puestos en esa muchachita y esta dispuesto a pagar lo que sea por esa mocosa y esos malditos gitanos, se irán hoy de la ciudad y capturar a esa chica en territorio gitano; es un acto suicida, Celestia es su territorio. —Finalizó molesto el líder de los tres hombres. 

 

—Menos mal lo sabes mi estimado  langrys es mejor no perder tiempo y atrapar a esa liebrecilla hoy de una vez por todas. —El duque de Azaír un hombre de porte elegante, de tes pálida, cabello plateado largo que caía sobre su espalda cual cascada de plata y una mirada grisácea, carente de alguna emoción y de una altura considerable. 

 

 —¡¿Oh mi señor a qué se debe su presencia, en esta mi humilde  morada?! —dijo este, en un tono sarcástico.

 

—Langrys ¿Acaso debo solicitar una invitación para venir a esta ratonera? Vengo para hablar de negocios, pero acabo de pasar frente a la plaza de la Libertad y grande, fue mi sorpresa, al ver a cierta muchachita jugueteando con su violín —en un movimiento ágil, el duque tomó al caza esclavos, del cuello de su gabardina para encararlo—. ¡Mira rata asquerosa! Te he dado mucho tiempo de traerme a esa chica y  aún no tengo lo que he pedido en mi cama Langrys  la escoria gitana se irá hoy de la ciudad; si mañana no me entregas a esa gitanilla date por muerto. —Sentenció el duque endureciendo su agarre. 

 

—S-si señor como usted ordene la muchacha, mañana a primera hora estará en Miraz, le doy mi palabra. —Dijo el hombre dejando a un lado el sarcasmo de minutos atrás con su subordinados. 

 

—Más vale así sea langrys, tenga buena tarde. —Se despidió el duque soltando a aquel sujeto. 

 

De un portazo  el aristócrata cerró la puerta,  dando por finalizada aquella conversación, que más bien era una amenaza. 

 

—Ya oyeron par de idiotas, o toman a esa chiquilla hoy mismo, o mañana no la contamos. —Dijo el hombre acomodando su  arrugada gabardina. 

 

Fuera, de aquella cabaña toda maltrecha, cierto joven escuchaba esa conversación, su intención era seguir al duque nefasto  como él le llamaba pero no esperaba encontrar que aquel hombre estuviera metido con traficantes de esclavos ¿Hasta donde estara hundido el duque de Azaír? «Que hombre  tan maldito», pensó el joven príncipe así que la víctima sería alguna jóven gitana, ciertamente Alkarya rechazaba del todo la esclavitud, la reina Marion y su padre, habían comenzado  la tarea de cambiar muchas cosas, aún así desde la partida de la reina el

rey Darius no era el mismo.

 

.......... 

 

Esperaba ansiosa a mi hermano, pues esté había quedado en ir por mi más temprano  no dejaba de caminar de un lado a otro, pensando  en ¿Qué  atuendo usar Para impresionar está noche? Para un gitano era importante verse bien y aunque yo no era de las más coquetas, ni femeninas me gustaba verme bien, pues mi madre y  hermana, decían que era muy bonita y debía estar siempre preciosa. Hice un poco menos que el día anterior,  aún así no me quejaba al contrario, agradecia a los dioses por la buena fortuna esas monedas ayudarían mucho a mi pequeño familia. 

 

—¡Demonios cuándo va a llegar está tortuga! —decía  en señal de frustración, inflando mis mejillas y botando el aire acumulado, en señal de desespero he impaciencia mal hábito que tenía desde niña. 

 

—Hola hermanita ya llegó tu hermano favorito por tí. —Decía el joven de piel tostada en tono jocoso, dando un codazo a su hermana en las costillas a ver si esta reía, pero al contrario, estampó un pellizco en sus mejillas  que no tardaron mucho en ponerse coloradas por la presión ocasionada.

 

—¡A  ver Bastián! Dijiste que vendrías temprano, mira ya casi se pone el sol ¿Por qué tardaste tanto? Llevo mucho esperando prometiste que venías temprano y mira nada más con lo que sales. —No paraba de hablar y no soltaba las mejillas de mi hermano, estaba casi segura que esa tardanza, tendría que ver con unas faldas. La pubertad estaba emergiendo y como resultado de esta él, se estaba volviendo un muchacho ojo alegre según mi madre.

 

—Ya suéltame Mel, estaba ocupado cortando leña para preparar nuestros alimentos y armar al escenario, yo no podía negarme,  en ayudar a los demás. —Se quejaba el muchacho frotando sus mejillas enrojecidas. 

 

—Está bien te creo pero que no vuelva  a ocurrir Bastián mira, que no me gusta esperar. 

—Reclame molesta por esperar tanto tiempo a mi hermano. 

 

—¡Cómo diga la reina! —dijo esté en tono sarcástico—, además sabes que de haber estado con alguna chica, aún no habría ni llegado hermana. —Comenzó a reír el  gitano, para picar a su hermana mayor.

 

—¡Bastián!

 

—Calma tonta es solo para picarte ya vámonos que de verdad se hara tarde y debes arreglarte, las chicas me pidieron  que bailes con ellas y de ser posible, que hicieras un solo acto tú  cómo los de  Melibea. —Decía Bastián tomando la bolsa de su hermana para llevarla. 

 

—¡Qué Bastián estás loco, Melibea era única para bailar sabes que soy algo torpe no tengo ni  la gracia, ni la delicadeza, de mi hermana y lo sabes hermano, además porqué no me dijiste que las chicas querían que bailara con ellas! —no era que no supiera bailar, al contrario la música  corría por mis venas y la amaba, pero mis pies eran algo torpes  no era como mi hermana  la danza para Melibea era como respirar,  le salía natural, yo amaba bailar y más si lo hacía junto a Melibea, pero hacerlo en público me dejaba petrificada.




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