De Gitana A Princesa

7 El Zorro Y La Mariposa.

Melodía fue camino a las carretas y allí encontró a Bastián afinando una guitarra. Se quedó un rato en silencio, para no interrumpir la repentina tonada que él sacaba de aquellas cuerdas. Era una canción muy bonita. Sin embargo, como siempre, tropezó y así aquella melodía se vio interrumpida.

—L-lo siento, hermano, no quería interrumpir. Yo solo vine a entregarte las ganancias de hoy. Sabes que iba a entregarte las monedas más tarde, pero prefiero hacerlo ahora —dijo, algo avergonzada.

—Está bien, Mel, no te preocupes —respondió Bastián, recibiendo el pequeño saquito de tela con las monedas—. Estás muy bonita, hermana, vas a brillar esta noche, eh —añadió, logrando sacar un sonrojo en el rostro de Melodía.

—¿Tú crees, hermano? Fue Clara quien me arregló esta noche. La verdad, me gusta cómo me veo. Clara es genial —admitió Melodía, sintiéndose distinta y más segura de sí misma.

—Sí, Mel, Clara es genial. Mira, contigo hizo un milagro —comenzó a reír a carcajadas—. Hacer que tú te vieras bonita es toda una proeza.

Bastián seguía riendo a carcajada suelta.

—¡Bastián, eres un idiota, un grosero! Respeta, ¿no ves que soy tu hermana y tú me debes respeto? —dijo Melodía, dándole un coscorrón en la cabeza por atrevido y grosero.

—¡Ash, Mel, solo era una broma! Hermana, ¿cómo crees que lo que dije es cierto? Bueno, sí es cierto que Clara es genial y muy detallista, pero tú no eres tan fea... ¡Oh, espera un momento, no era eso lo que iba a decir, hermana! —Bastián estaba nervioso, en vez de aclarar, oscurecía más.

—Bastián, ya mejor cierra la boca y vámonos a la mentada taberna antes de que te haga otro chichón en tu hueca cabeza —dijo Melodía, molesta.

—Como diga la princesa —respondió Bastián, sin saber ya cómo aguantarse la risa. Molestar a su hermana era muy divertido, y llevaba días sin picarla. Ya le hacía falta hacerlo.

Llegaron a la taberna y fueron directo a unas bodegas que el dueño había dispuesto para que los gitanos allí se organizaran. El lugar, esa noche, estaría a reventar, y eso sería aprovechado al máximo por el pueblo gitano, que tanto lo necesitaba.

El ambiente en la taberna era vibrante y animado. Las luces de las lámparas de aceite iluminaban el espacio con un resplandor cálido y acogedor. Las risas y las conversaciones llenaban el aire, mezclándose con el sonido de los músicos afinando sus instrumentos y los bailarines practicando sus pasos. El aroma a especias y comida recién hecha flotaba en el aire, transportando a todos a un mundo de tradición y alegría.

Melodía observaba todo a su alrededor, sintiéndose parte de algo más grande. La noche prometía ser memorable, y con el apoyo de su hermano y sus amigos, estaba decidida a dar lo mejor de sí misma y honrar el legado de su hermana Melibea.

..........

No muy lejos de la taberna, ciertos cazaesclavos y sus dos secuaces planeaban cómo capturar a sus siguientes presas. La noche estaba tranquila, y las lunas iluminaban el paisaje, creando sombras entre los árboles y las edificaciones. Los sonidos de la taberna, llenos de risas y música, llegaban lejanamente, contrastando con las voces susurrantes de los cazaesclavos.

—Langrys, lo mejor será atrapar a más de una sola presa. Así habrá más plata. Tomamos a la pollita que quiere el duque junto a otras dos y las vendemos fuera de Aldremir, en la provincia de Frassia. Hay una casa de citas que ya nos ha pagado bien por llevarle buena carne. También hay muchos terratenientes allí que pagarían bien —dijo uno de los peones de Langrys, el mercader de esclavos—. Por una hembra gitana darían buena pasta, jefe.

—¡Oh! Mi querido Riven, no eres tan idiota. A veces tienes buenas ideas —halagó Langrys a uno de sus peones—. Jacob, ¿tú ya pensaste en cómo entrar a la taberna?

—Sí, señor. Lo mejor es ir directo a las bodegas. Allí están las mujeres, no hay mucha seguridad y, con el alboroto, nadie sabrá qué pasó —secundó Jacob.

—¡Por los dioses, hoy mis chicos están muy atentos! ¿Qué habrán desayunado? —decía Langrys en tono de burla.

El ambiente a su alrededor era sombrío y tenso, como si la misma noche advirtiera del peligro que se cernía sobre la taberna. Los cazaesclavos permanecían ocultos entre las sombras, planeando cada movimiento con precisión. El frío viento nocturno soplaba suavemente, llevando consigo los murmullos conspiradores de los hombres.

—Bueno, lo mejor es esperar a que el show comience. Cuando el lugar esté lleno, allí actuaremos —concluyó Langrys, mientras los tres se preparaban para ejecutar su plan siniestro.

Las luces de la taberna brillaban a lo lejos, y el bullicio de la celebración contrastaba con la amenaza que se cernía en la oscuridad. Los cazaesclavos aguardaban el momento oportuno, como depredadores al acecho de su presa.

..........

El lugar se llenaba rápidamente. No solo acudió gente de bajo estrato social, sino también personas de buena cuna. Solo con ver su vestimenta se notaba la diferencia; algunas mujeres derrochaban elegancia y los hombres bebían como si no hubiese un mañana. Sin embargo, lo que más llamaba la atención era el entretenimiento gitano. Mujeres hacían filas para conocer su fortuna; unas querían saber sobre el amor, otras si su futuro esposo sería rico, y unas pocas deseaban saber cuántos hijos tendrían. El juego de azar tampoco podía faltar, ya que los gitanos tenían manos rápidas y muchos incautos vaciaban sus bolsillos en las mesas de juegos de azar.

Algunas gitanas, entre ellas Melodía, repartían antifaces para hacer la velada aún más misteriosa de lo que ya era. Melodía llevaba un antifaz azul en forma de alas de mariposa, decorado con muchas piedras brillantes que hacían destacar sus ojos verdes.

Un muchacho, al asistir a la dichosa fiesta, fue abordado por una de las gitanas, quien le ofreció un antifaz sencillo de tela negra sin decoración alguna. Él se lo colocó, pensando que cuanto más misteriosa fuera la noche, más divertida sería. Quizás alguna gitanilla sería cariñosa con él esa noche, y con esa idea en mente, se adentró más en la taberna, urgido por un trago. Su vista se desvió hacia unas mujeres con vestimentas muy atrevidas.




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