De Gitana A Princesa

Heridas Del Pasado.

Cerró sus ojos con fuerza, pues la luz a su alrededor era cegadora, otra apertura se abrió, mostrando el exterior. Lilly al ver que esa apertura se hacía más pequeña voló más rápido hasta la salida.

No reconoció el lugar, bajó al suelo y puso a Bastián al pie de un árbol, examinó sus heridas y para su sorpresa, estás cicatrizan muy rápido.

—Que raro la última vez que fuiste herido no sanabas tan rápido. Por otra parte me pregunto ¿Dónde será este lugar? —desde que Lilly tenía uso de razón, nunca había salido de la mansión de Miraz en Azair.

—Espera aquí Bastián iré, por algo de agua y quizás alguna fruta, debes comer algo. —Acarició la mejilla del joven, este aún estaba inconsciente, se puso nuevamente de pie para explorar el lugar. Sin antes darle  una última mirada, por alguna razón cada vez ese chico la hacía poner nerviosa y sentir nuevas sensaciones, que para ella eran desconocidas pero agradables.

Después de caminar, algunos minutos consiguió, una pequeña laguna cristalina, puso sus manos en jarra para tomar algo de agua fresca y despejarse un poco.

Se asustó al escuchar unos ruidos, resultó ser un caballo de un  color casi dorado, el hermoso corcel, se acercó a la laguna para beber agua.

—Traes montura, de seguro tu amo debe estar cerca. —La Joven ocultó sus alas, estaba en territorio desconocido y lo mejor era no llamar la atención.

—¡Azafrán! —se escuchaba una voz, femenina no muy lejos.

—¡Azafrán!

Se Escuchaba ahora más cerca, a Lillyanne. le pareció familiar esa voz, pero aún así prefirió esconderse tras algunos arbustos.

—Asi que allí estás travieso, no escapes así de mi. —Decía una muchacha de largo cabello negro, acariciando el hocico del caballo.

Lillyanne agazapada, bajo aquellos arbustos, estaba que no creía lo que  sus ojos veían, en dirección de aquella muchacha, abalanzandose a sus brazos.

—¡Estás bien me alegra que pudieras escapar...!

—¿Qué yo escapar y de que? —preguntaba la joven confundida, pues no entendía nada, de lo que alli ocurría «¿Quién era esa chica?» Se cuestionaba confundida.

—¿Qué ocurre Melodía? Ya no me recuerdas. —empero Lilly confundida tomando  de los hombros a la recién llegada joven de grandes ojos esmeralda.

La muchacha de tes morena, se soltó de aquel efusivo abrazo, desconcertando más a Lilly.

—Mi nombre no es Melodía, es Melibea. —Respondía ella sorprendida.

—Lo siento disculpe yo...

—No te disculpes. —Dijo de manera afable—, Mel y yo somos gemelas, es normal que nos confundas. —Dijo Melibea de manera amable.

Lillyanne estaba impresionada con el parecido, eran como dos gotas de agua, excepto que la muchacha frente a ella se veía más apasible que su amiga rebelde.

Llegó a la conclusión, que si esa chica y su amiga  eran hermanas, eso quería decir que estaba en el bosque Celestia hogar de su amiga Melodía.

..........

Despertó pero un punzante dolor de cabeza, le impidió abrir los ojos, todo su cuerpo le dolía de la nada una calidez llenó su pecho y lo hacía sentir mejor.

—creo que con eso bastará madre.

Escuchaba una voz femenina que sonaba lejana, pero a la vez familiar.

Sintió algo frío y mojado en su frente, un escalofrío lo hizo tensar su cuerpo.

—Bastián ¿Me escuchas?

Abrió sus ojos al escuchar esa voz, esa dulce voz que siempre le hizo sentir paz, incluso en sus momentos más oscuros.

Allí frente a el estaba su madre, junto a su hermana Melibea, se incorporó rápido deseoso de ver a su familia. Todo le dolía pero no importaba. Abrazó a su madre y  ella correspondió con la misma necesidad.

—¿Estás bien mi niño? —inquirió Lluvia con su rostro lleno de lágrimas.

Él solo Asintió. —Madre han ocurrido tantas cosas Melodía, ella...

Lluvia pidió a Bastián guardar silencio, con un gesto de mano, estaba algo alterado y eso no era buena. Alguna de sus heridas podría volver abrirse.

—Tranquilo si, la joven que te trajo nos ha contado todo. —Dijo la mujer con intención de tranquilizar al muchacho.

Bastián recordó todo lo sucedido con sus últimos días, tenía un conjunto de emociones, que le dejaron un sabor amargo no quería señalar a su madre; pero anhelaba  una explicación que despejara la tormenta por la cual pasaba su cabeza en este momento.

—Madre ya se que pusiste un sello en mi, también se que soy un cuarto demonio, con hada.

—Bastián yo...

—No madre no te voy a preguntar porque pusiste en mi ese sello, pero si quiero saber más sobre mi origen.

—Saber que Bastián, eres mi hijo y no hay más nada que decir. —Objetó Lluvia a la defensiva.

—¡Esa no es respuesta y es obvio que no soy hijo de Gastón!

—Si lo eres.

—No, no lo soy madre, no quieras engañarte.

Melibea entró a la habitación, con un pequeño bulto en sus brazos. —Madre me dejas un momento con Bastián. —Pedia la muchacha con intención de calmar los ánimos de sus familiares.

Lluvia aceptó la petición de su hija y salió, dejando a el par de hermanos solos.

—Alguien quiere conocerte. —Dijo Melibea acercando al pequeño bulto a Bastián.

El muchacho tomó al crio envuelto en mantas blancas, el pequeño miraba con sus grandes y expresivos ojos grises a Bastián le pareció familiar, aquel aroma fue uno de los primeros que percibió cuando se rompió el sello.

Era la escencia de Clara, la que tenía aquel pequeño, de rebeldes mechones de color caramelo casi dorados.

—Se llama Axel, aunque Clara quería ponerle Bastián en tu honor hermano, por haberla salvado de aquel lugar tan horrible.

—Si no sabía que la iba a conseguir allí, pero la vi y no iba a dejarla en ese  lugar.

—Él...

—Él es un cachorro de lobo precioso —dijo Melibea acariciando los sedosos cabellos del bebé, en brazos de su hermano—,   nació hace poco Clara quiso venir pero aún está algo débil, traer a este  pequeño fue toda una odisea para nuestra amiga. —Dijo la pelinegra sin dejar de acariciar al pequeño.




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