Adiós, mi primer amor. Adiós a la persona que me enseñó lo que significa amar y ser amada. Adiós a la persona que ocupó un lugar en mi corazón que nunca será llenado por nadie más.
Recuerdo nuestro primer encuentro como si fuera ayer. Tus ojos brillaban con una luz que nunca había visto antes, una luz que me atrajo hacia ti como un imán. Desde ese momento, supe que eras especial, supe que eras diferente.
Cada momento contigo fue un regalo, un tesoro que guardé en el cofre de mi corazón. Tus risas, tus abrazos, tus palabras dulces, todo eso se convirtió en una parte de mí, una parte que siempre llevaré conmigo.
Pero el tiempo, como siempre, trae cambios. Y aunque nuestro amor fue fuerte, no fue suficiente para resistir las tormentas que la vida nos lanzó. Nos alejamos, nos perdimos el uno al otro, y lo que una vez fue un amor ardiente se convirtió en cenizas.
Dejarte ir fue como arrancar una parte de mi alma. Cada recuerdo, cada momento compartido, se convirtió en una espina que se clavaba en mi corazón. Pero sabía que tenía que hacerlo, sabía que tenía que decir adiós.
Así que aquí estoy, despidiéndome de ti, de nosotros. Aunque duele, aunque cada fibra de mi ser se resiste, sé que es lo correcto. Porque al final del día, merezco ser feliz, merezco ser amada de la manera que yo amo.
Adiós, mi primer amor. Siempre ocuparás un lugar especial en mi corazón. Y aunque nuestro camino juntos haya llegado a su fin, siempre te recordaré. Recordaré nuestro amor, recordaré nuestros momentos juntos, recordaré a la persona que me enseñó a amar.
Y aunque el futuro sea incierto, una cosa es segura. Siempre te llevaré conmigo, en mi corazón, en mis recuerdos. Porque fuiste mi primer amor, y eso es algo que nunca cambiará.