Al girar la llave su cuerpo se tensó al sentir un ambiente extraño y entró a la casa. Vio a oscuras por lo que tuvo que prender la luz solamente de la entrada, al dar sus primeros pasos, le llamó la atención una extraña luz que provenía a su izquierda, su cuarto de estudio. Al llegar, solo vio una silueta sentado en su silla de oficina y bajo sus pies se hallaba Miriam.
Su respiración se agitó, al ver la sangre en todo su cuerpo, la reconoció, a pesar que estaba boca abajo, su abundante cabello color negro junto el collar que en ningún momento se quitaba, la pudo identificar, por un momento se sintió aliviado al ver que no era esa persona que tenía en mente.
-Buenas noches… -dijo una voz conocida, frunció el ceño –Papá.
-Alison –suspiró el nombre de su hija -¿Qué hiciste? ¿Por qué?
-¿Qué? ¿En serio te interesa esta? –se levantó y él dio unos pasos adelante.
-Alison, por favor, déjame explicarte, te debo muchas explicaciones.
-Los vi con mis propios ojos, no hay nada de qué explicar –se acercó a una mesita a su derecha y Axel frunció el señor al ver una distorsión en el cuerpo de Miriam –Tranquilo, ella está bien, por el momento –escuchó un click y la proyección de Miriam se desvaneció –No soy un animal, papá.
-Que mal –ella frunció el ceño y él mostró una sonrisa ladeada –Eres mejor que esto -dijo conn malicia -Y no me refiero a que dejes esto –se apresuró en decir –No le digas a tu madre que te dije eso.
Ella siguió en silencio.
-¿Qué te dijo Miriam?
-No sé si creerle.
-Claro, me alegro que no le creyeras, puedes escuchar mi versión, cosa que no irá alejado de la realidad, lo que ella te haya dicho la mitad es cierto y la otra mitad no.
-¿Entonces mataste a tu padre? ¿Es verdad que Rodrigo te robó la herencia que te pertenecía, la empresa?
-Primero yo no mate a mi padre pero sí hubo las intenciones –admitió sin pestañear –La empresa, sí, lo iba heredar yo, entonces llegó tu madre y decidí destruir esa empresa, pero no lo llegué a realizarlo, con una cierta condición; luego estaba mi padre que era el peor hombre del mundo y hasta que una mañana pronunció una palabra que jamás antes había salido de su boca, el perdón…
-Yo no pregunté tu vida, porque siempre me cuentan estas cosas… -masculló y se cruzó de brazos.
-Y así, entre otras, larga historia –admitió.
-Por fin –dijo haciendo una mueca -¿Entonces?
-Entonces me alejé.
-Te alejaste –repitió sarcástica.
-Y formé una familia, les tuve a ustedes.
-Que buen padre –siguió sarcástica.
-No quise ser como mi padre, cruel y despiadado, conocí a tu madre, literal era un ser tan débil que en mi necia cabeza solo quería… -se calló de repente y al parecer dejó de respirar.
-¿Querías? –frunció el ceño.
-Aprovecharme de ella.
-Típico de hombres.
-Pero no sucedió, al contrario, tu madre me abrió los ojos, un poquito, más bien me hizo entrar en razón.
-Wow, en serio, wow, me das entender que de verdad fuiste todo un psicópata, solo usabas a las mujeres para tus antojos –negó la cabeza y se mordió el labio -¿Quién es Miriam exactamente? ¿Por qué está tan obsesionada contigo? ¿Qué le hiciste? ¿Por qué está en nuestras vidas? –hubo silencio y ella se acercó a una silla giratoria cerca del escritorio –Siéntate –pidió –Será una larga noche.
-Miriam… -pronunció una vez sentado –Ella era una persona diferente a lo que es hoy, no era delicada tampoco una persona “alzada”, era meticulosa –entrecerró sus ojos –La subestimé, la juzgué, desde ese día tuve de tener cuidado, más para proteger a tu madre. La conocí en la universidad, era una becada, no había ni un día que dejara esos horribles anteojos y no había ningún profesor que necesitara de su ayuda… Las cosas suceden y sucedieron, me asignaron a Miriam, mis notas necesitaban a gritos que se levantaran, así que estuve con ella estudiando, al principio era muy tímida, inocente y callada, incluso sumisa, pero después los papeles cambiaron, solo quería acercarse a mi familia, era una chica pobretona, no tenía ni para comer, la beca era su entrada para acercase a nosotros, en mi grupo de amigos nos comenzamos a pelear, sucedieron cosas, una llevó a la otra, hasta la muerte de uno de nosotros y otro quedó… traumatizado –pestañeó –Los demás no le creímos de Miriam, en ese entonces la consideré como una amiga, realmente como una amiga y una hermana –calló y se quedó mirando alguna parte del suelo –La consideré como mi familia… más le creí cuando me salvó de un casi atropello de parte de una amiga, la llevaron a la prisión y de ahí no supe más, todo eso llegó a los oídos de mi padre, me castigó y a ella le premió, pero también, al parecer hizo muchas cosas más para que le premiara, fui muy buena con ella, demasiado gentil y creí, por un momento, que podría dejar esa vida, solo me utilizó –sonó muy molesto –Y siguió utilizándome, me sedució, a pesar de su apariencia no tan… sensual.
Alison vaciló y fingió una sonrisa, llevó sus dedos sobre la mesa y empezó a tocar una melodía.
-No era tan bonita si la mirabas fijamente, después la salud de mi padre empeoró y alguien llegó a soplar en mi oído, hablándome de quién era Miriam y de lo que era capaz de hacer, de alguna manera mis hermanos y yo pudimos alejarla, después de casi tres años volvió, pero no con la misma fisionomía, yo la reconocí cuando me acosté y era un peligro para nosotros, en ese tiempo ya tenía su propio imperio a base del nuestro y era la mano derecha de un conocido de mi padre, y el collar… es otra historia.